Manolo Mateos, en su finca. Javier Martín

Granada

Almuñécar tiene las primeras plantaciones de café de Europa

El agricultor Manolo Mateos, que ha convertido su finca en un laboratorio de nuevos subtropicales, tiene el sueño de comercializar un producto 100% sexitano

Domingo, 12 de marzo 2023

En el Cortijo Chaves, entre montañas, en toda lo verde de la vega de La Herradura y cerca de la orilla del Río Jate, la ... familia Mateos ha montado su propio laboratorio. Además de cultivar los tres básicos de Almuñécar, (mango, aguacate y chirimoyo), han implantado nuevos cultivos poco frecuentes o desconocidos que a muchos les sonaran a chino porque, como el Longan, lo son. Lichi, fruta del dragón, plataneras rojas, papayas, guayabas, caviar cítrico, mano de buda, bergamota… El catálogo es impresionante. Pero si por algo se puede destacar la finca es por poseer una plantación, consumida por muchos, pero cuya presencia es anecdótica en este continente: el café.

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Almuñécar tiene las primera plantaciones de este elixir negro de toda Granada, también de Andalucía y de la península ibérica. Pero no de España. En Agaete, en las Islas Canarias, al noroeste de África, hay también una plantación a la que Manuel Mateos, el «friki de los cultivos raros» fue a visitar para exportar la receta a la Costa Tropical. «Se puede decir que soy un friki. Vi que en canarias había una plantación y me animé a visitarla. Cogí la idea, el clima es similar y soy un poco friki, quería probar para ver qué pasa. Quizás soy un kamikaze, pero hace décadas tampoco había aquí subtropicales», resume. «Tenemos un clima especial, muy singular. Estamos protegidos por montañas, el mar está a un escaso kilómetro de aquí y sirve como regulador de las temperaturas. La humedad del río Jate y de la vegetación también hace que esta tierra sea muy próspera «, señala . Además, Manuel Puerta-Pérez, agricultor veterano del litoral también ha introducido este cultivo.

Manolo es sexitano de nacimiento, pero aunque viene de una saga de agricultores no siempre se ha dedicado a ello. Estuvo muchos años en Alemania, pero regresó a casa, no se podía resistir. Poco antes de la pandemia montó una cafetería y ya se pueden imaginar el resultado. Tuvo que cerrarla para centrarse en la agricultura y en su negocio de venta online de frutas y verduras. «Mi sueño era servir mi propio café en mi local», confiesa. Y una parte de esa ilusión permanece. Plantó 120 plantas de café y, después de una cosecha fallida el año pasado, recolecta de nuevo el fruto para producir, con suerte, el brebaje.

«Esto es prueba y error, pido consejos para cultivar a mis amigos del barismo. La mejor técnica para obtener el café es hacer un secado al estilo africano. Es decir, conforme se recoge el fruto se deja sobre una malla para que transpire y se seque, pero hay que resguardarlo de la humedad. Ese fue el error que cometí el año pasado, se me estropeó por la humedad», cuenta. «Hemos empezado ahora la recolección del fruto. Esto tiene mucho trabajo detrás, habría que valorar el trabajo que hacen en Colombia o Brasil. La maduración del fruto no es al unísono. Tienes que darle varias pasadas y su nivel óptimo de maduración es cuando alcanza un rojo como el vino. Las plantas hay que supervisarlas como a un niño y darle muchas pasadas», explica con pasión.

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Los granos de café se recogen manualmente cuando tienen un color rojizo

No es para menos. Quien se imagine que una plantación de café produce esta bebida a espuertas se equivoca. Hay que machacar muchos granos para hacer un expreso. De solo una planta salen alrededor de 25 expresos al año, el trabajo del agricultor, la dedicación y el amor que se le da a este tipo de cultivos no es baladí. Es admirable.

El agricultor sexitano quiere que su café sea 100% made in Almuñécar. José, dueño de la famosa cafetería Lisboa que había en esquina con Plaza Nueva en Granada y que ahora se ha mudado a La Herradura, tiene una tostadora de café y quieren desarrollar juntos el proyecto. Recolectar, tostar, moler y vender el café en los locales que lo quieran, además de en la página web de Mateos, donde ya vende subtropicales por toda España, Francia e incluso Alemania.

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25 cafés produce una planta al año

Habrá que esperar y perfeccionar la producción del café granadino, pero el agricultor no cejará en su empeño. La intención es ampliar esas 120 plantas a una hectárea entera y para eso ya están reproduciendo las plantas.

Para poder agrandar la producción, hay algo que necesita la familia Mateos y todos los agricultores de la Costa: el agua de las canalizaciones de Béznar-Rules. »Tenemos cinco hectáreas solo en cultivo porque no nos llega el agua de Rules. Tenemos nuevos frutales, pero no hemos desdeñado cultivos como el algarrobo, olivos o almendros. Mezclamos lo tradicional con los nuevos cultivos que se están implantando en la zona», apunta. Para darle salida a la producción, emplearán su tienda online y los canales «tradicionales», las correderas de frutas.

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Una tierra de experimentos

De casta le viene al galgo. Su padre le llama ahora loco, pero fue él quien hace 40 años introdujo el mango en la Costa Tropical. «Mi familia lleva casi 300 años con esta finca. Hay árboles con más de 100 años. Estos mangos los plantó mi padre hace 40 años. Se fue a Canarias, aprendió allí y se trajo un container de mangos y empezó a plantar. Fue pionero en el mango», subraya Mateos con orgullo. Y la tierra tiene experiencia como laboratorio. El verdadero impulso del aguacate español llegó a partir de 1954, a través de dos hombres, principalmente: el alemán nacionalizado chileno Roger Magdahl y el vasco Luis Sarasola Llanas, que convirtieron la Costa Tropical en su tierra de ensayo para ver cómo se adaptaron los cultivos y las formas de las que sacarle provecho. Fue un éxito.

Manolo Mateos se incorpora a la lista de esos locos agrónomos que buscan otras formas de sacarle rendimiento al campo. Implantar cultivos que no son autóctonos en una tierra que no es la suya no es tarea fácil. Algunos subtropicales se polinizan, por ejemplo, gracias a especies como murciélagos que aquí no existen. Pero el agricultor tira de ingenio y, en las noches de verano, cuando abren las flores de estos árboles peculiares se dedica a polinizarlos manualmente. Y poco a poco perfecciona la técnica.

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Visitas turísticas

Mateos se mete en todos los jardines y como complemento a la agricultura hace visitas guiadas a su rancho con grupos de visitantes extranjeros para que conozcan el trabajo que en Almuñécar se hace con los subtropicales. En un futuro, espera que en la localidad, con otros promotores como él, se puedan crear circuitos para que los extranjeros vivan la experiencia completa desde que se cultiva en el árbol hasta que llega a la mesa, como iniciativa para romper la estacionalidad y ofrecer paquetes que incluyan también rutas senderistas o buceo. El agricultor no es solo un amante del campo, es también un fervoroso de su pueblo.

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