La Costa prevé recuperar este invierno la mitad del turismo extranjero que había antes de la pandemia
Al menos un 40% de la planta hotelera cerrará, mientras que otros establecimientos abrirán por rachas para sortear la crisis energética
Durante años, los grupos de jubilados nacionales del Imserso, el programa de vacaciones sociales del Gobierno, han sido el gran colchón que permitía a los ... hoteles de Almuñécar salvar la temporada baja y no tener que bajar la persiana durante esos meses en los que los destinos de sol y playa tienen pocas visitas. Pero a partir de 2010 la historia empezó a cambiar y en los hoteles los jubilados hablaban otros idiomas, no el nacional, venían desde Alemania, Bélgica o Suecia y pasaban largas temporadas en el litoral, donde encontraron un refugio al frío de sus países de origen.
Los hoteles comenzaron a prescindir del Imserso, un programa con una función social «loable», pero que no es rentable para los grandes vacacionales, que ofrecen pensión completa a precios bajos. En toda la Costa Tropical solo resistía un hotel que ofrecía el programa de vacaciones del Gobierno en 2019, el resto de establecimientos se mantenía caldeado al abrigo de los turistas nórdicos hasta que la covid-19 hizo que el litoral pasara dos inviernos amargos con la mayoría de hoteles cerrados, hasta un 90% de las 7.000 plazas hoteleras en 2021, sin ingresos y con unos pocos turistas extranjeros de noviembre a febrero y visitantes de proximidad los fines de semana.
Para este invierno, el sector, que vuelve a estar determinado por la estacionalidad de su destino, recobra el pulso y recuperara, según estima la asociación de hoteleros de la Costa, el 50% del turismo extranjeros que había antes de la pandemia, lo suficiente para que entre un 50 o un 40% de los establecimientos turísticos se mantenga con la persiana arriba hasta que vuelva el buen tiempo y la temporada alta.
La Costa Tropical logró este verano acercarse al número de visitantes que recibió en 2019. Los 141.882 turistas llegados entre julio y septiembre fueron solo un 6,9% menos que los que hicieron lo propio en el último verano prepandemia y se marca 2023 como plazo para una recuperación «completa».
2023, año de recuperación
«En invierno nos costará un poco más volver a las mismas tendencias que había antes. Hemos retrocedido a 2015, a antes de que experimentáramos una subida del cliente internacional. Con el cambio de valor de la libra y los recortes y cancelaciones de las aerolíneas los viajes de los grupos extranjeros ha sufrido. Después del puente de noviembre algunos grandes vacacionales han cerrado como el Playacálida, el Hotel Impressive de Playa Granada o el Hotel Albaycín del Mar. Nos queda un poco para recuperar el pulso, pero el sector trabaja para que la Costa vuelva a su posición», destaca Jesús Megías, presidente de los hoteleros. El máximo representante de los empresarios turísticos en el litoral defiende que, por las elevadas temperaturas del otoño, la ocupación ha sido mejor de lo esperado. Los establecimientos cerraron octubre con la mitad de las camas ocupadas, mientras que los fines de semana la ocupación superaba el 70%.
Megías explica que los empresarios que se mantienen abiertos tendrán que lidiar con los altos costes energéticos , mientras que los que decidan cerrar se harán cargo de los gastos fijos, que en algunos hoteles superan los 50.000 mensuales.
Por esta razón, la asociación hace un llamamiento «a la comprensión» de las administraciones, entre ellas los ayuntamientos y la Junta de Andalucía, para que «pongan fácil y lancen nuevas convocatorias de ayudas». «No hay que olvidar que el turismo es fundamental en la Costa. Gracias a los visitantes se mueve el comercio y la hostelería, formamos un ciclo que hay que cuidar para que vengan más oportunidades, empleo y futuro», subraya Megías.
El invierno pasado solo un 30% de los establecimientos hoteleros aguantó todo el invierno con la persiana arriba. Había épocas, especialmente en noviembre, donde el 90% de los hoteles cerró. Este año, algunos se plantean también abrir por rachas, dependiendo el nivel de ocupación.
Es el caso del Hotel Salobreña Suites, su director Manolo Martín, que ha tenido más del 90% de las habitaciones ocupadas en verano, apunta que el otoño se presenta «incierto» por la falta del turista británico, su principal cliente en esta época del año.
Reducir gastos
«Hemos mantenido al menos 100 de las 190 habitaciones que tenemos hospedadas en verano y en otoño, pero ahora la cosa cambia. Tendremos que cerrar algunos días en noviembre, diciembre y enero para no perder dinero. Poner en marcha los motores, la calefacción y afrontar ciertos gastos con los costes energéticos disparados no es asumible si se quiere garantizar la rentabilidad del negocio y no registrar pérdidas», señala.
El hotel tuvo que externalizar el servicio de lavandería para reducir gastos. Los costes energéticos son un 45% superiores al año pasado, pero se harán menos dolorosos con las estancias de los viajeros.
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