Campings en Granada

La Costa afronta el reto de regular y aumentar las áreas de caravanas

Carchuna-Calahonda ha sido el último lugar que ha tomado medidas para evitar la proliferación incontrolada de campistas. Desde hace años la parcela de la Iglesia de Calahonda, el solar junto a la playa detrás del bar el Ancla, se llenaba de estos vehículos y generaban molestias entre los vecinos por el vertido incontrolado de aguas negras. La Entidad Local Autónoma de Carchuna-Calahonda y la Demarcación Provincial de Costas han puesto soluciones para disipar las concentraciones. A las habituales señales que recordaban la prohibición de acampar en la playa se han unido esta semana varios pórticos de gálibo de 2,2 metros de altura que impiden el paso de grandes vehículos.

Esta decisión se produce después de que a principios de año la Policía Local tratara de vigilar a diario el aparcamiento para impedir que se incumplan las ordenanzas y los vehículos se excedieran las 48 horas de estacionamiento, con escaso resultado. La parcela seguía repleta de vehículos. En la zona del embarcadero de Calahonda se instalaron previamente señales de gálibo para que no accedieran estos vehículos, al igual que sucedió en Playa Granada en el año 2020, cuando el Ayuntamiento instaló estas señales de gálibo en el aparcamiento que hay junto a Villa Astrida y Los Moriscos, aunque, con menor frecuencia que antes, las caravanas siguen aparcando en el solar habilitado junto al Espeto. En Salobreña, también se instalaron entre La Caleta y La Guardia.

Este mismo problema de la proliferación de caravanas ha afectado a Almuñécar- La Herradura, especialmente a la playa de La Herradura y algunas zonas como el paseo Reina Sofía de Velilla. La asociación de Chiringuitos pidió a los ayuntamientos que acabara con el estacionamiento «masivo» de autocaravanas e intensificasen la vigilancia para impedir las acampadas. El consistorio sexitano emitió entonces un bando que prohibía el estacionamiento y la acampada de autocaravanas en las vías urbanas del municipio, especialmente en el paseo marítimo. El Ayuntamiento recordaba a los visitantes la normativa para frenar el colapso que sufren durante los fines de semana los paseos marítimos y las playas de la localidad.

Las localidades, que no quieren que este turismo desaparezca, simplemente ponerles coto, buscan la fórmula de conjugarlo. Juan Alberto Ferrer, presidente de la ELA Carchuna-Calahonda, cuenta que, además del camping Don Cactus, le gustaría que el municipio contara con áreas para caravanas. La pedanía motrileña carece ahora mismo de suelo para que el Ayuntamiento pueda dar cabida a estas iniciativas. La ELA quiere mantener un encuentro con el Ayuntamiento de Motril, su municipio matriz, con la idea de buscar fórmulas y la cesión de un espacio donde a futuro se albergue este tipo de uso turístico.

La Herradura o Torrenueva también cuentan con áreas para caravanas, pero no son suficientes. En Salobreña, el Ayuntamiento ha sacado a licitación dos parcelas para que empresas interesadas planteen sus propuestas de 'glamping', con más categoría que un camping convencional , con la intención de dar servicio a un tipo de turismo que está en auge y con cierta estabilidad durante todo el año en el litoral.

Carmen López, presidenta de la asociación de camping de Granada, señala que en la provincia hay cerca de 30 establecimientos inscritos en la Junta de Andalucía, la mayoría, 13 de ellos, en el litoral. «En la Costa hay varios puntos donde las caravanas suelen pasar varios días. Es complejo porque no existe regulación a nivel nacional y los turistas de autocaravanas pasan por muchas localidades distintas, cada una con sus propias reglas», explica Lopez. «Los municipios permiten que estén estacionados entre 48 y 72 horas, no se puede prohibir que aparquen , aunque sí limitar las zonas. Las autoridades solo puede intervenir si despliegan utensilios fuera de la caravana o si exceden el tiempo de estacionamiento», relata.

López señala que lo ideal es que se establezcan en las áreas autorizadas y se pongan en marcha más negocios para dar respuesta a la demanda turística. «Cada vez hay más espacios reglamentarios, acampar fuera de estos lugares genera un gasto no recuperable para los ayuntamientos, además las caravanas necesitan su tratamiento. Es por el bien de todos», apostilla el empresario.