Agresión homófoba en Motril: «Quiero salir de fiesta y besar a mi pareja sin volver a sentir miedo»
Dos motrileñas denuncian a un hombre que les propinó una paliza tras hacer comentarios sobre su homosexualidad
Para Patricia Aguilera y Raquel Ruiz, motrileñas de 24 y 22 años, salir de fiesta en pareja se ha convertido en una auténtica pesadilla. Hace ... una semana recibieron una paliza a manos de un joven a las puertas de un pub del Paseo de las Explanadas –el centro de la juerga de la ciudad costera– tras demostrarse afecto en público y después de que el sujeto profiriera comentarios acerca de su homosexualidad.
Las chicas quedaron con un grupo de amigas y estuvieron disfrutando de la noche cuando decidieron hacer un alto a las puertas del establecimiento pasadas las tres de la mañana. La pareja estaba «a su aire», mientras una amiga hablaba con un conocido. Quisieron volver al interior del local para bailar, pero el chico, con el que no habían intercambiado una sola palabra, les cortó el paso. «Nos dijo: «¿Dónde vais?, que yo no soy homófobo ni os voy a tirar la caña», y nos quedamos a cuadros con el comentario», explica Patricia. «Le dijimos que queríamos volver dentro sin más y, de pronto, me empujó y me dijo que me hacía falta una buena polla, que así me tranquilizaría», cuenta. Su pareja salió a defenderla y el individuo la emprendió a golpes con las dos. Primero, según la versión de las jóvenes, le propino varios puñetazos a Raquel hasta tumbarla en el suelo y le pegó otro golpe a Patricia en la boca. La amiga de ambas trató de impedirlo y se llevó un buen empujón.
Acto seguido, el hombre, de complexión fuerte y 1,90 metros de altura, se acercó de nuevo a Raquel y le propinó varias patadas. Agarró una botella de cerveza y se la estampó en la cabeza sin que, afortunadamente, se rompiera ocasionándole cortes. El sujeto se propasó con las chicas bajo la atenta mirada de varios testigos hasta que una mujer y un hombre se acercaron a socorrerlas. La chica recibió un buen tirón de pelos, entonces la camarera del bar avisó a la Policía.
El pánico se apoderó de la pareja, Raquel perdió durante unos segundos la conciencia. La recuperó justo para oír como los amigos del presunto agresor le decían. «Te has pasado». El joven salió corriendo y la pareja tuvo que recibir asistencia médica. Interpusieron una denuncia ante la Policía Nacional, que abrió diligencias previas por un posible delito leve de lesiones.
Raquel y Patricia se enfrentaron cara a cara con su agresor en un juicio rápido que tuvo lugar el martes y ahora esperan la resolución del juez. Confían en que la agresión se considere un delito de odio. «No hubo siquiera disputa previa. Dijo que me hacía falta un hombre y empezó a pegarnos. Dime que otra razón más allá de que somos lesbianas puede haber. No nos conocía de nada», lamenta Patricia. Las jóvenes tienen miedo a salir de casa, un desasosiego que no habían sentido antes, ni en sus dos años de relación ni unos cuantos más fuera del armario. «Una vez un hombre se bajó los pantalones cuando se dio cuenta de que éramos lesbianas, pero nunca nos habían pegado ni pasado nada parecido», señalan.
Las jóvenes dieron a conocer el suceso por redes sociales y quieren que su testimonio anime a otras personas del colectivo a denunciar las agresiones que sufran. «Esperamos que nuestra experiencia dé valor al resto para que estos hechos no queden impunes», dicen. «Otra pareja de amigas lesbianas nos aconsejó que, por seguridad, no nos diéramos la mano o demostráramos tenernos cariño por la calle, tal y como ellas hacen, pero no nos parece bien. No queremos tener que escondernos ni desnormalizar algo que es completamente natural: querer a tu pareja y demostrarlo con libertad. Medir si besas o le coges la mano a alguien en público no es vida. Yo no quiero volver a sentir miedo» , sentencia Raquel.
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