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Juan Enrique Gómez
Domingo, 10 de abril 2016, 00:19
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Está al final del cauce que entre las poblaciones de La Rábita y El Pozuelo -en el límite de la costa granadina con Almería-, conduce las aguas de deriva de la Contraviesa hasta el mar. Es una gran lengua de tierra que ha desplazado la línea litoral casi un centenar de metros de donde se encontraba hace medio año y que ha convertido en una nueva playa un espacio que solo poseía un estrecho carril de servicio para los invernaderos protegido por rocas de escollera batidas por las olas. Su origen se encuentra en la acumulación de tierras arrastradas por la última gran riada que asoló esta zona de la provincia de Granada.
Fue el siete de septiembre de 2015. Las fuertes lluvias que cayeron sobre la Alpujarra Baja provocaron el desbordamiento de las ramblas de Aldáyar y Ahijón, que desde las inmediaciones de la localidad de Albuñol, recorren cinco kilómetros entre cerros y cultivos de invernadero hasta desembocar en el mar, donde se depositaron millones de toneladas de lodos y tierras arrastradas durante el recorrido. Un impresionante vertido en el que las basuras y restos agrícolas llegaron hasta más allá del puerto de Motril, a 40 kilómetros por carretera, o 18 millas náuticas (33 kilómetros) de navegación, y cubrieron durante meses las calas de todo el litoral oriental. El mar, desde ese momento, ha repartido poco a poco los depósitos de arenas y gravas y ha suavizado el crecimiento del delta tras la riada hasta generar una nueva orilla litoral, rompeolas y un gran espacio intermareal semejante a una laguna que crece con los aportes de agua marina de las olas de poniente y que puede convertirse en un punto de interés para especies de fauna que prefieren ecosistemas salinos, tanto gaviotas como aves limícolas.
La lengua de tierra que algunos pescadores y vecinos de estas poblaciones ya utilizan como playa se encuentra a 500 metros desde el final del paseo marítimo de La Rábita en dirección este y a 300 del paseo de El Pozuelo, en dirección oeste. Ocupa una extensión de algo más de 46.000 metros cuadrados, con medio kilómetro de longitud y una anchura de casi 90 metros en su parte más ancha y algo más de 30 en la estrecha, la más próxima a El Pozuelo, con la laguna intermareal en el centro de este nuevo territorio arrebatado al mar.
Las dificultades de acceso han evitado, hasta el momento, que visitantes y turistas la ocupen sin que haya estudios que avalen su idoneidad, pero podría ser el detonante para desempolvar el proyecto del Ayuntamiento de Albuñol de conectar La Rábita con El Pozuelo a través de un acceso que salvaría la rambla mediante un puente. La idea era unir los dos paseos marítimos de estas poblaciones y conseguir un recorrido ininterrumpido junto al mar de tres kilómetros de longitud, un importante aliciente para el futuro de esta zona como destino vacacional, que al contar ahora con la nueva playa, podría ser el municipio con la mayor extensión de litoral turístico de la costa oriental de Granada.
La línea del litoral ha vuelto a modificarse 43 años después de que la gran riada de 1973 creara la gran extensión en la que hoy se agolpan decenas de invernaderos. Quizás sea el momento para ordenar un territorio degradado y medioambientalmente insostenible.
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