Condenado por saltarse tres controles, herir a cuatro guardias civiles y causar cinco choques en Granada
La persecución del acusado, que ha aceptado cinco años y medio de prisión, empezó en Guadix y terminó en la capital, donde sembró el pánico
El relato de la fuga es taquicárdico. La persecución comenzó en Guadix. El acusado había llenado varias garrafas con combustible en una gasolinera de la ... localidad, las cargó en el maletero de su coche y se largó sin pagar. Un empleado de la estación de servicio se puso al volante de su vehículo y salió tras él. El fugitivo volaba por la A-92 en sentido a Granada. Para entonces, las fuerzas de seguridad ya estaban sobre aviso. La Guardia Civil le pisaba los talones. Agentes del instituto armado había establecido un primer control en Jun para frenar y detener al sospechoso. El conductor, un joven veinteañero, lo esquivó dando bruscos volantazos.
En la rotonda de acceso a Pulianas, le aguardaba otra barrera policial, pero también se la saltó circulando por la acera y el carril bici.
El tercer «dispositivo», situado junto al centro comercial Granaíta-Kinépolis, tampoco sirvió para pararlo. Como en las dos ocasiones anteriores, lo sorteó con maniobras prácticamente suicidas como transitar en dirección contraria.
Ya en las calles de la capital, el huido prosiguió con su escapada y sembró el pánico por doquier. Parecía ser el heredero de la estirpe de quinquis legendarios como el Vaquilla. Dejó un reguero de calamidades tras de sí. El balance es elocuente:además de haber eludido tres controles, hirió a cuatro guardias civiles y otra persona, y causó cinco choques, dos de ellos con automóviles pertenecientes a la Benemérita.
Durante su taquicárdica fuga, irrumpió en el «recinto» de un establecimiento de comida rápida situado cerca de la Estación de Autobuses
Durante su trepidante evasión, llegó a irrumpir en el «recinto» de un establecimiento de comida rápida situado en la avenida de Juan Pablo II, junto a la Estación de autobuses de Granada. Allí provocó la caída al suelo de dos personas y una colisión que produjo daños valorados en más de cuatro mil euros.
Poco después, el joven fue detenido al ser embestido por un todoterreno de la Guardia Civil, lo que le impidió continuar huyendo. Ahora ha llegado el definitivo final de la escalada. Un juzgado de lo Penal de la capital ha condenado al procesado a penas que suman cinco años y medio de prisión por la comisión de delitos de atentado a la autoridad, conducción temeraria, lesiones leves y estafa (por el robo del combustible, que fue el origen de la persecución).
La cadena de desastres que causó el reo ocurrió la tarde del 4 de abril del pasado año 2023.
El encausado, que se benefició de la atenuante de adicción a las drogas, reconoció los hechos, por lo que la sentencia es firme y no puede ser recurrida ante ninguna instancia superior.
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