El compromiso con los débiles
PUERTA REAL ·
La Fundación Escuela de Solidaridad, de Sierra Elvira, acoge a personas desarraigadas, en desventaja social, maltratadas o en exclusión socialJUAN SANTAELLA
Jueves, 7 de junio 2018, 01:51
El jueves pasado celebrábamos en Granada una de las fiestas más importantes del calendario cristiano, el Corpus Christi, en la que se celebra la instauración ... de la Eucaristía, fundamentada en el amor. Según afirma San Juan (1 Jn 4, 7-9), «El amor es de Dios. Todo el que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios. El que no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor».
Por tanto, un valor tan humano como el amor, Dios lo diviniza. Jesús de Nazaret, de vida laica, transmitió un mensaje que se aleja de lo sagrado, y se inserta en lo humano. Amar es preocuparse de los demás, y entregarles nuestro tiempo, nuestro saber y nuestro dinero. Aman los que han nacido para ser útiles al otro -no para aprovecharse del otro-, para aliviar sus penas, y para remediar sus carencias.
Aquellos que dicen tener fe sin practicar este amor humano del que habla San Juan están equivocados, viven en el engaño, en el vacío existencial, en una creencia muerta. Afortunadamente, son muchos los que aman desinteresadamente. Uno de ellos es Ignacio Pereda, quien, tras formarse como abogado y trabajador social, se dedicó al servicio generoso. Durante 11 años ejerció su tarea en el Hogar Nazaret, y, tras ello, creó la Fundación Escuela de Solidaridad, situada en Sierra Elvira, Atarfe.
El objetivo de esta Fundación es la acogida e intervención sobre personas que viven el desarraigo, la desventaja social, el maltrato o la exclusión, sobre todo, las madres con hijos en situación de emergencia, jóvenes inmigrantes, adultos enfermos y abandonados, discapacitados sin familia, jóvenes en riesgo, o cualquier persona que necesita hogar.
En esta gran familia de desprotegidos (integrada por 150 personas), se pretende la recuperación personal y la integración sociolaboral, mediante el cultivo de valores solidarios, el compartir vida y experiencias, y la realización de actividades basadas en tres programas: mejor con mamá, que pretende normalizar la relación de madre e hijos, y prepararlos para su integración social; mejor formado, que pretende la promoción, educación y capacitación de las personas integrantes del hogar; y mejor ocupado, mediante talleres ocupacionales de diferentes oficios (cobre, cerámica, carpintería, forja, marquetería, velas y huerto ecológico).
Esta fundación no recibe ninguna subvención pública. Se mantiene con la venta de los productos de sus talleres, las cuotas de los socios y los proyectos presentados a entidades privadas y públicas. En una de las visitas cursada al centro, Ignacio nos transmitió a un grupo de colaboradores la necesidad de una cámara frigorífica para poder mantener los productos perecederos que recibían del Banco de Alimentos y de otras entidades, valorada en 4.000 euros. Pues bien, este grupo, con la aportación de mucha gente, hemos logrado recabar el doble de su importe.
Frente a la corrupción reinante, frente al consumismo y al derroche, y frente a tanta miseria moral existente, también hay personas que aman, como Ignacio, su esposa Dora, y otras muchas personas que cuando son llamadas a colaborar lo hacen con ilusión y desprendimiento. Todos estos colaboradores nos veremos el 21 de junio, en la fundación, para conocer el centro y alegrarnos de lo conseguido, siendo deleitados por el coro de Amigos del Manjón. Sería fabuloso que el lema del centro se colocara en el frontispicio de la sociedad, para llevarlo a la práctica: «Lo que guardé no lo tengo, lo que tengo lo perdí, solo tengo lo que di».
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