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Jueves, 21 de junio 2018, 01:22
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Los forenses del Instituto de Medicina Legal se encuentran en ocasiones con que hay cadáveres que pasan mucho tiempo en las cámaras frigoríficas porque no hay nadie que reclame esos cuerpos. Una situación que colapsa el servicio.
El cadáver que más tiempo ha pasado helado en el IML de Granada acabó siendo bautizado por algún obrero como el hombre de los 'pies calzados'. Se trataba de un mendigo que murió con los calcetines puestos y que con ellos permaneció los dos años y medio que estuvo congelado hasta que al final su inhumación fue sufragada por el Ayuntamiento de Granada.
Sobre los cadáveres que acaban en las cámaras de congelación, la jefa del Servicio de Patología Forense del IMLde Granada, Elisa Cabrerizo, aclara que son fundamentalmente de dos tipos: los que de verdad son por interés judicial porque hay que hacer más exploraciones complementarias y los que o no tienen familia o esta no puede hacerse cargo del enterramiento por tener una economía precaria. En estos casos, hay que esperar a que la dirección –del IML– haga los trámites correspondientes con el juzgado para que oficie a los ayuntamientos a fin de que los Servicios Sociales se haga cargo de la inhumación por la beneficencia.
«Cualquier cadáver que tenga que identificar la policía viene aquí», añade Cabrerizo, que da fe de que las cámaras del IML de Granada se están convirtiendo en una suerte de «cementerio judicial». Cada vez, como recuerda, hay más gente en precario, que no tiene dinero para enterrar a los suyos, así como cada vez ha más extranjeros e indigentes. Esta realidad deriva en ese uso extraordinario de los congeladores y, como dar sepultura en esos casos cuesta dinero a las administraciones locales, no siempre es tan rápido ni tan fácil, pues no todos los ayuntamientos cuentan con los mismos recursos. Por eso, muchas veces tardan en llevárselos. Luego hay juzgados que, a pesar de que los forenses recogen durante la autopsia todas las muestras para que se pueda proceder al enterramiento rápido, no actúan con toda la celeridad deseable y hacen que la justicia también sea lenta para quienes ya duermen el sueño de los justos.
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