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Los niños malgaches del centro de Educación Nutricional muestran el 'Cuento del coronavirus'. AGUA DE COCO
«Buenos días, señor Corona»
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agua de coco en magadascar ·

Rakoto Malala aprendió gracias a Agua de Coco las normas de higiene para combatir la pandemia y se la enseñó a su familia

Javier F. Barrera

Granada

Lunes, 30 de noviembre 2020, 01:10

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Rakoto Malala es un niño malgache que vive en Tulear, una ciudad en la isla de Madagascar. No es un chico de muchas palabras. Pero es largo en hechos. Gracias a su compromiso y a sus ganas de aprender, se ha convertido en la personita que ha logrado que sus compañeros del colegio, amigos y familiares, se tomen en serio las lecciones del 'Cuento del coronavirus'. Se trata de una iniciativa de Pedro Sánchez Llopis, un granadino de 24 años de edad que es voluntario en la isla de la ONG de Granada Agua de Coco.

Rakoto Malala, explica Pedro, es un beneficiario del Centro de Educación Nutricional que se encuentra justo debajo de su casa. Para repartir los 'kits' de higiene y nutrición hacía falta que los padres se presentaran en el centro semanalmente para recogerlos y recibir la sensibilización sobre la importancia de lavarse las manos, usar el jabón, tener en cuenta la distancia social y el uso obligatorio de mascarillas.

La familia de Rakoto, al principio, no acudía al centro, así que Pedro pidió a los padres que fueran al centro para hacerles ver la importancia de lo que su hijo estaba aprendiendo. Resulta que Rakoto iba a diario y aprendió.

Se había acostumbrado completamente a lavarse las manos y a leer el 'Cuento del coronavirus' y –por lo tanto– era el miembro de la familia con más información y con más recursos para estar alerta. El problema es que él solo no podía hacerse cargo de ello sin los 'kits' semanales a los que tenía derecho su familia. Así que los padres comenzaron a venir y durante los meses de distribución Rakoto, por su interés y su buen hacer, arrastró a sus familiares y amigos hacia una educación fundamental en higiene, con unos 'kits' complementarios de alimentos, que han permitido a las familias sobrevivir en lo más duro de la pandemia.

«Que Rakoto conozca el virus, le dé importancia a la higiene y a la importancia de una buena nutrición y que su familia se haya empapado de esa educación es algo de lo que estar orgulloso. Y es gracias al trabajo que hacemos aquí y que motiva los esfuerzos de Agua de Coco», explica Pedro. Por todo esto, cuando se cruza con Pedro, Rakoto le saluda:«Buenos días, señor Corona».

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