«Asquerosa, voy a pegarte una paliza que te voy a matar»: el virus no debilita la violencia de género
Aunque durante el confinamiento descendieran los casos de maltrato que llegaron a los juzgados, las cifras vuelven a ser las de antes
Yenalia Huertas
Granada
Domingo, 6 de septiembre 2020, 00:32
Durante el confinamiento también hubo desgraciadamente casos de violencia de género. El coronavirus no los frenó. Probablemente, algunos se silenciaron y se quedaron entre las ... paredes del hogar, pero otros acabaron con el agresor en el calabozo. En los juzgados de la Caleta –los servicios de guardia no fueron suspendidos por la crisis sanitaria– notaron un descenso de detenidos por maltrato machista, pero las cifras ya han vuelto a ser las que eran.
Las fuentes judiciales consultadas afirman que durante las primeras semanas de encierro pasaron «de una media de cinco detenidos al día a tres o cuatro a la semana». Pero ahora «todo ha vuelto a la situación previa».
Las estadísticas sobre violencia de género correspondientes al segundo trimestre del año, que publica el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) aún no están disponibles. Sólo han visto la luz datos del primer trimestre –anteriores al estado de alarma–, que recogen que los órganos judiciales de Granada recibieron entre enero y marzo un total de 923 denuncias de víctimas de violencia de género (723 mujeres españolas, 198 extranjeras y 9 menores).
Ahora, tras la desescalada y el regreso a la 'nueva normalidad', el goteo de episodios de violencia verbal o física hacia la mujer vuelve a ser incesante. Los profesionales que trabajan en la Unidad de Valoración Integral de Violencia de Género de Granada (UVIG), un servicio dependiente de la Consejería de Justicia integrado en el Instituto de Medicina Legal (IML) y que coordina Ruth García, así lo están comprobando, según subraya la directora del IML, Nieves Montero de Espinosa. En la UVIG manejan ya datos semestrales y «es llamativo», a juicio de la directora, que, pese a que en los tres meses de confinamiento se realizaron sólo valoraciones de riesgo, «en un mes se ha superado en porcentaje el mismo periodo del año pasado». Las cifras de mujeres reconocidas en la guardia son: enero (51), febrero (108), marzo (146), abril (156), mayo (177), junio (224) y julio (275).
«Puta, asquerosa, voy a pegarte una paliza que te voy a matar»
Hay sentencias en las que los hechos probados resultan verdaderamente difíciles de leer y de reproducir. Una de las últimas resoluciones sobre la odiosa violencia machista camuflada en frases amenazantes fue dictada el 26 de mayo por la Audiencia de Granada, que confirmó la condena de un individuo por dedicarle a su expareja estas palabras: «Puta, asquerosa, voy a pegarte una paliza». En su resolución, el tribunal de la Sección Segunda ratificó el castigo que se impuso al acusado:once meses de prisión. El episodio que le ha acarreado esta pena ocurrió cuando todos éramos ajenos a la pandemia que se avecinaba, el año pasado. Tuvo lugar sobre las 12.30 horas del 1 de agosto de 2019, cuando el acusado, pese a la orden de alejamiento que tenía impuesta, coincidió con la víctima mientras ambos se encontraban en el interior del establecimiento comercial Carrefour, en el municipio de Motril. Una vez que salían del recinto, él se acercó a su ex pareja sentimental y, con el fin «de infundirle temor», comenzó a proferirle las referidas expresiones. El asunto acabó en el Juzgado de Instrucción número 5 de Motril y terminó en un juicio rápido en el juzgado de lo Penal 2 de este enclave costero, que consideró al hombre autor de «un delito de amenazas leves en el ámbito familiar». En el fallo, que podía ser recurrido ante el Tribunal Supremo (TS), también se privó al tipo del derecho a tener y portar armas durante dos años y un día, así como la prohibición para comunicarse por medio alguno con la víctima o acercársele.
Instinto
Hay quien piensa que aquel descenso de arrestos durante el encierro se produjo porque las víctimas no se atrevían a denunciar al estar con el maltratador en convivencia permanente, aunque otras voces, como la de la experta Juana Gil considera que «las mujeres hemos desarrollado el instinto de supervivencia».
Gil, que es catedrática de Filosofía del Derecho en la Universidad de Granada (UGR), opina que la violencia ha confirmado en el contexto del confinamiento «que las mujeres han sabido casi reinventarse». Han sabido «huir de esa violencia, adelantarse a ella, utilizar parámetros que les permitan escapar en ese sentido sin poder salir de la casa». A su juicio, las víctimas han tratado de evitar, mediante posturas «mucho más escurridizas», esos momentos de tensión que ellas ya tienen identificados. «Quizás por eso en algunos ámbitos ya se ha detectado que ha habido menos denuncias o menos manifestaciones visuales de la violencia. Eso no significa que ya no esté, solamente es que ellas han aumentado esas destrezas adquiridas para intentar huir de situaciones que ya sabían a priori que eran minas, bombas que iban a explosionar», agrega la catedrática. Esa reacción, como aclara, ya se había observado en otras situaciones de maltrato cuando hay menores implicados.
Para Carmen Solera, excoordinadora del IAM en Granada y abogada experta en la materia, el confinamiento provocó un mayor aislamiento» de las mujeres víctimas, que al estar conviviendo con sus agresores han visto limitado el acceso a los recursos de todas las administraciones. «Son personas muy vulnerables y si ya les costaba dar un paso la pandemia no les ha ayudado por temor a las consecuencias», subraya. El encierro se ha convertido así en un escenario «perfecto» para que el violento dé rienda suelta a su carácter controlador y dominador. En su opinión, el hecho de que no haya habido un aumento de denuncias durante el confinamiento no implica que no haya existido un mayor número de mujeres que hayan sufrido violencia.
El IAM llama a la implicación del entorno de la víctima
Durante el confinamiento, los recursos públicos han seguido funcionando. Los mecanismos de ayuda y protección a las víctimas no se han relajado o disminuido, justo al contrario. Prueba de ello es la actitud «proactiva» que se ha mantenido por parte del Instituto Andaluz de la Mujer (IAM) en Granada, donde en el período de encierro un total de 1.792 mujeres han sido atendidas en la provincia de Granada a través del teléfono 900 200 999 y el Centro Provincial de la Mujer del Instituto Andaluz de la Mujer (IAM). De ellas, 1.348 lo fueron por violencia de género, lo que supone el 75% del total. O lo que es lo mismo: siete de cada diez mujeres que acudieron al IAM en este periodo fue por violencia machista. «Una de las vías en las que más estamos insistiendo es que la sociedad y el entorno de las víctimas se impliquen y, durante el confinamiento se han multiplicado por cuatro las consultas y llamadas por parte del entorno de la víctima, lo que es de destacar», resalta la asesora de programa en Granada, Ruth Martos. Según Martos, el IAM, tras declararse el estado de alarma, lo primero que hizo fue «intentar reaccionar muy rápido» para adaptar a su personal de inmediato a la nueva situación. «Las mujeres no han notado ninguna diferencia, nos han tenido ahí y no han notado ninguna caída del servicio», afirma la asesora, a la vez que agrega que en el IAMse pusieron «en lo peor», y por eso reforzaron el personal en el teléfono 900 y procuraron que todos los miembros del equipo del centro provincial estuvieran disponibles. En cuanto a las casa de acogida, que tienen un número limitado de plazas, ante una eventual avalancha, se buscaron otras opciones para que nunca les pillara el toro. «Es verdad que en los peores momentos del confinamiento era complicadísimo que las mujeres se pusieran en contacto con nosotros, por eso les hemos dado otras opciones», añade Martos, para referirse al correo electrónico que se habilitó por si no podían llamar. En Granada, el IAM ha dado apoyo de media al día a catorce mujeres víctimas de violencia de sus parejas o exparejas desde el 14 de marzo al 14 de junio.
Hay otras víctimas de violencia de género que ya estaban 'encerradas' antes de que el 14 de marzo se declarase el estado de alarma. Son las usuarias de los centros de acogida del Instituto Andaluz de la Mujer (IAM), que dependen de la Junta de Andalucía y que en Granada gestiona Agise. En el caso de estas mujeres, su 'clausura' –tras el confinamiento lógicamente ya pueden salir extremando el cuidado– les proporcionó más protección si cabe. Alberto Arnaldo, gerente de Agise, recuerda el shock que supuso las primeras semanas de encierro para todos. «Hubo como una congelación de las denuncias o una disminución de lo que serían las demandas de acogida», confirma. Pero a partir de ahí, empezó nuevamente después un aumento «paulatino» hasta registrar unas cifras bastante parecidas a las de los años anteriores en el caso de nuestra provincia. «Cuando se levanta el estado de alarma ha habido un incremento», asevera.
«El teléfono 900 200 999 (del IAM) ha funcionado con absoluta normalidad y nuestros centros de emergencia también», resalta Arnaldo, a la vez que recuerda que se impulsó el código 'Mascarilla 19' para que las víctimas pudiesen pedir ayuda en las farmacias.
La casa de acogida de Granada en estos momentos está en los mismos niveles que antes del encierro. Actualmente está llena, con diez mujeres y 20 niños, mientras que en el centro de emergencias hay seis mujeres y cuatro críos. Pero hay plazas siempre disponibles. Lamentablemente, como admite Arnaldo, se ha vuelto a una 'nueva normalidad' en la que la violencia de género no se ha visto debilitada por el virus.
El Colegio de Abogados registra ya912 asistencias a víctimas de maltrato
Las estadísticas revelan realidades a través de los números. Y las que maneja el Colegio de Abogados de Granada, que cuenta con un grupo especializado en violencia de género para asistir a las víctimas de esta lacra social, muestran ese descenso circunstancial de casos judicializados durante los meses de encierro por la crisis sanitaria del coronavirus. Según las cifras facilitadas a IDEAL por la institución colegial que encabeza Leandro Cabrera, entre enero y agosto de este año se han llevado a cabo ya 912 asistencias por violencia de género, 624 de ellas en el primer semestre, esto es, hasta junio. Y si se observan los meses en los que los ciudadanos se quedaron en casa por imperativo legal (marzo, abril y mayo), la cifra mensual baja de forma notable. Así, en marzo hubo 94 asistencias; en abril, 77; y en mayo, 87. Tras la desescalada, los números de los siguientes meses vuelven a superar el centenar. En junio hubo 113 asistencias, en julio 153 y en agosto, hasta el día 27, 135. Si se comparan los meses de marzo, abril y mayo de este año con los del año pasado, se observa ese descenso de asistencias a víctimas asociado al confinamiento. En 2019, en marzo hubo 110 servicios de letrados del colegio granadino por violencia; en abril, 115, y en mayo 130. En los tres meses se superó el centenar. Sin embargo, si se comparan las cifras globales de 2019 y 2020 de violencia no varían demasiado, pues el total de 2019 desde el 1 de enero hasta el 27 de agosto fue de 917, solo cinco más que en el mismo período de este año. Montse Linares es presidenta del grupo especializado en violencia de género en el Colegio de Abogados de Granada y da fe de que las asistencias a las víctimas en Granada durante el confinamiento «han sido bastantes menos» que en tiempos normales. También las denuncias, «porque las víctimas no estaban seguras de la asistencia que iban a tener, ni si iban a tener acceso a los recursos ni cómo se estaban gestionándolas situaciones cuando se denunciaba». En su opinión, las mujeres «han aguantado más la situación de confinamiento con el agresor». Linares indica que una vez finalizado el encierro «sí ha habido un repunte» de denuncias por este tipo de violencia. «Lo que pasa –agrega– es que habitualmente, desde comisaría, desde Policía Nacional, no suelen llamarnos a los abogados que estamos de guardia en el turno especializado de violencia. Es algo que estamos peleando, que nos llamen, para que ellas se sientan acompañadas.Las asistimos después cuando pasan las diligencias al juzgado». La letrada asegura que, en cambio, Guardia Civil sí suele avisar más a estos letrados especializados. Para esta togada especializada, si se contabilizan ahora más denuncias que durante el confinamiento no es de extrañar, pues aunque desconoce el número exacto de asistencias que se está produciendo y la posible variación, cree que el confinamiento ha provocado probablemente «un rebrote de violencia» en determinados hogares, por la convivencia obligada de víctimas y maltratadores bajo el mismo techo.
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