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Celdas en en una prisión española. EFE
33 años encerrado en la cárcel

33 años encerrado en la cárcel

Daniel Ramírez entró en prisión con 18 años para cumplir una condena de seis en 1984. No tiene delitos de sangre, pero más de veinte agresiones a funcionarios, dos fugas consumadas y su participación en revueltas lo mantienen aún en el penal de Albolote

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Lunes, 24 de septiembre 2018, 02:24

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Daniel Ramírez ingresó en prisión el 11 de junio del año 1984 para cumplir una condena de seis años por robo con violencia. Aquella primera noche en el 'chabolo' tan solo tenía 18 años. Lo que iba a ser un paso casi fugaz por el penal se ha convertido en una pesadilla prolongada hasta hoy cuando ya tiene 52 años y 33 de ellos encerrado.

Daniel está preso en la cárcel de Albolote desde el pasado verano de 2017. Aquí ha participado en talleres y en trabajos penitenciarios que le permiten redimir condena y dicen sus más allegados que su paso por el penal de Albolote tiene poco o nada en común con la imagen que se ha ido labrando con el paso de los años por las distintas cárceles españolas por donde ha pasado: Jaen II, Puerto, Toledo, Oviedo, Alicante, Córdoba... todo un tour cargado de pesadillas porque en casi todas ellas ha conocido de cerca los módulos de aislamiento, el lado más oscuro de cualquier cárcel por donde pasan los presos más conflictivos o los más peligrosos. La detención ilegal de un funcionario de prisiones en la cárcel durante un motín le costó una condena de doce años.

Este malagueño no tiene a sus espaldas ningún delito de sangre, pero se ha complicado mucho la vida en las cárceles por las que ha pasado. Demasiado, dicen. Ha sido acusado de más de una veintena de agresiones a funcionarios, ha consumado, al menos, dos fugas, y lo ha intentado otras tantas veces, además de participar en revueltas o en huelgas de hambre para exigir la excarcelación de los presos con enfermedades terminales. En su historial, aparece como preso «agresor de funcionarios y fuguista».

«La perpetua que me han colocado a mí supera los 26 años y tengo hasta 2027»

La creación en 1991 del fichero de internos peligrosos, FIES, incluyó su nombre debido a las reiteradas algaradas, fugas y agresiones a funcionarios. En el año 2002 logró ser incluido como preso de segundo grado, después de casi veinte años en los peores módulos penitenciarios en grado 1, el peor de todos.

Esa clasificación le permitió acceder a talleres y a trabajos dentro de la prisión. Y así fue escalando privilegios hasta que en diciembre de 2006 empezó a salir a la calle para disfrutar de sus primeros permisos penitenciarios tras muchos años recluido. Y en septiembre de 2007 logró ser clasificado en tercer grado, lo cual supone un régimen de semilibertad. Cuando más cerca estaba de dejar atrás su vida 'taleguera', quebrantó su condena y huyó lejos. Su fuga se prolongó hasta el 5 de enero de 2008, cuando la Policía Nacional lo encontró y lo arrestó en Madrid, pero para evitar que le hallaran la droga que llevaba encima se la tragó lo cual le originó un coma del que se recuperó en un hospital. El 8 de enero fue internado en la cárcel de Córdoba, donde tardó muy poco en entrar en el módulo de aislamiento tras varios enfrentamientos verbales con los funcionarios. Daniel es, en estos momentos, el preso de la cárcel de Albolote que más años ha pasado privado de libertad de los 1.360 recluidos en este penal, con 33 años entre rejas.

«Moriré siendo libre»

«Cuando he hecho o deshecho, lo he decidido desde mi libertad, pues yo nací libre y moriré siendo libre, aunque sea detrás de estos barrotes que encierran mi cuerpo, pero no mi pensamiento libre», escribió en una carta en 2009 desde la cárcel de Córdoba en la que denunciaba «la cadena perpetua encubierta» a la que estaba sometido. «La perpetua que me han colocado a mí supera los 26 años, que es el máximo en Europa para su revisión, pues por aquí me dicen que tengo hasta 2027 con los beneficios aplicados, cuando llevo casi 27 años con la redención, a pulso 24 de ellos, no me veo con fuerza para hacer un acto de solidaridad y menos pedir un límite de 20 años de cárcel, cuando los Derechos Humanos de Estrasburgo consideran una condena de 15 años una muerte psicológica y social. No pretendo levantar polémica, sólo doy mi opinión», advertía en esa misiva del mes de enero de 2009.

El recluso ha solicitado la concesión de unos días de permiso para salir de la cárcel

Este recluso aprovechó en 1994 un traslado desde los juzgados de El Puerto de Santamaría (Cádiz) para golpear a un guardia civil y salir corriendo. Un año después, en la cárcel asturiana de Villabona, los funcionarios que hacían la ronda vieron que no estaba en su celda, que faltaba un barrote y dos estaban doblados. Lo pillaron en un patio trasero. En 1996 intentó deshacerse de los dos guardias que lo sacaban del furgón hacia los juzgados de Toledo. Su penúltima intentona fue en 1999, en la prisión de Jaén. Cuando escalaba el muro de la cárcel lo pillaron junto a otros dos internos.

Este recluso está a la espera ahora de que se resuelva la última petición efectuada: la concesión de unos días de permiso para dejar la cárcel de Albolote y saborear el gusto de no estar entre rejas.

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