Dos años de cárcel por abusar de una amiga tras una fiesta en un colegio mayor
El chico, que asumió su culpa en el juicio, ha indemnizado con 9.500 euros a la víctima, que esa noche había mezclado un antidepresivo con alcohol
Dos años de prisión. Ese es el castigo que ha aceptado un joven que, en un colegio mayor de Granada, tras una fiesta estudiantil celebrada ... en noviembre de 2018, abusó sexualmente de una amiga sin su consentimiento.
El juicio por estos hechos se celebró en la Audiencia Provincial de Granada el pasado mes de mayo y hubo conformidad: el acusado, de 24 años, asumió su culpa. Reconoció que practicó sexo con la chica, de nacionalidad extranjera, aprovechando que se había quedado rendida en su cama después de mezclar el ansiolítico que estaba tomando con alcohol.
El acusado ha aceptado que cometió dos delitos: uno de abuso no consentido y otro leve de vejaciones por un morado que le dejó en el cuello
El ilícito por el que ha sido condenado a cárcel este estudiante, que es de fuera de Granada, es «abuso sexual no consentido con penetración». También se le ha impuesto una multa de 2.160 euros como autor de otro delito leve de lesiones, ya que le hizo un morado en el cuello «compatible con mecanismo de succión en la piel».
El fallo, que refleja el acuerdo al que llegaron la fiscalía, la acusación particular que ha ejercido la chica y la defensa, contempla dos atenuantes. De ahí que la pena sea inferior a la que normalmente conlleva una acción de este tipo.
Una de las atenuantes es la de reparación del daño, pues el acusado, que tiene antecedentes penales pero no por delito sexual, abonó, antes de la vista, una indemnización de 9.500 euros a la joven por el daño moral causado. La otra circunstancia por la que se le ha rebajado la pena ha sido el estado de embriaguez que él presentaba cuando hizo lo que hizo.
La sentencia, dictada el 17 de mayo por la Sección Segunda de la Audiencia, acuerda asimismo imponer al procesado una medida de libertad vigilada por tiempo de cinco años una vez cumpla la pena de privación de libertad.
La víctima de este caso se encontraba en aquellas fechas en Granada con motivo de un programa de intercambio de estudiantes. Residía en el colegio mayor donde conoció al acusado, que también vivía allí. Desde que ella llegó a la capital nazarí, en septiembre de 2018, ambos habían entablado «una relación más estrecha, en cuyo curso mantuvieron, en dos ocasiones, relaciones sexuales mutuamente consentidas».
Pero lo que ocurrió el día 10 de noviembre de ese año no fue de mutuo acuerdo. Ese día por la tarde noche se celebró una fiesta de apertura de curso, a la que acudieron tanto residentes del colegio como no residentes invitados.
Sedación
La chica bebió, pese a que en esa época tomaba un fármaco antidepresivo llamado 'Citalopram', cuyo consumo combinado con alcohol produce, entre otros efectos adversos, sedación. «Al encontrarse muy afectada por dicho consumo, fue acompañada por varias amigas hasta su habitación», relata la resolución, que podía ser recurrida ante la Sala de lo Penal el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, Ceuta y Melilla (TSJA).
Hasta la puerta se dirigió también el acusado. Permaneció allí mientras las amigas de la chica la metían en la cama. Una de la jóvenes se quedó pendiente de ella, pero «posteriormente bajó a la fiesta como todos los demás». A ella el acusado llegó a comentarle su intención de subir a mantener relaciones sexuales con la víctima. Ella entonces le advirtió de que «se encontraba durmiendo y en muy malas condiciones».
A pesar de todo, el acusado, «con ánimo de satisfacer sus apetitos lascivos», subió a la habitación , y se puso encima de ella. La joven, al percatarse, le pidió «que la dejara, que no lo hiciera y que le dolía». Pero él, que «sufría una leve afectación de su capacidad de entendimiento y voluntad» por la ingesta de alcohol, siguió.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión