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Cómo alquilar un piso con totales garantías

Cómo alquilar un piso con totales garantías

r. i.

Sábado, 17 de noviembre 2018, 01:47

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¿Tienes una vivienda vacía y has pensado en alquilarla? Te explicamos cómo alquilar un piso con seguridad y con totales garantías. Piensa que arrendar una vivienda resulta una buena fuente de ingresos, pero puede convertirse en un quebradero de cabeza si tienes en cuenta algunos aspectos.  

Alquilar una propiedad es una opción muy interesante, ya que genera importantes ingresos a su dueño, convirtiéndose en muchos casos en todo un sueldo extra. Sin embargo, muchos propietarios se sienten inseguros en el momento de alquilar su casa a desconocidos, por temor a que ocasionen desperfectos o dejen de pagar la renta.

De acuerdo con el Censo de Población y Vivienda, el 13 por ciento del total de las viviendas españolas están vacías, una cifra que podría disminuir si los arrendatarios conocieran sus derechos y tomasen ciertas precauciones cuando deciden alquilar su propiedad.

Cómo alquilar un piso con seguridad: El contrato, la mejor garantía

Una de las premisas fundamentales para arrendar una vivienda es firmar un contrato por escrito, donde se especifique la duración del arrendamiento, la cuantía de la renta y la fecha en que se revisará tanto la mensualidad como la vigencia del arrendamiento.

En el documento también deberá figurar quién se hace cargo de los gastos de comunidad e impuestos relacionados con la vivienda (normalmente es el propietario), así como de las cuentas de agua, electricidad, gas, etc., que correrán a cargo del inquilino.

Es importante señalar en el contrato que el inquilino se compromete a devolver la vivienda en el mismo estado de conservación en que la recibe, ya que servirá para poder reclamar el arreglo en caso de desperfectos. El propietario, por su parte, tiene la obligación de acometer las reparaciones necesarias para mantener la vivienda en perfectas condiciones.

Otra de las medidas que conviene tomar, para evitar sorpresas desagradables, es incluir en el contrato un inventario de todos los bienes contenidos dentro de la vivienda, así como del estado en que se encuentran.

Además del contrato, el propietario también puede hacer uso de una serie de mecanismos para asegurar tanto el buen uso de la casa, como el pago de la renta. La fórmula obligatoria por ley en todos los contratos de alquiler es la fianza. Se trata de la cantidad que el inquilino abona por adelantado y que le será devuelta en caso de que la vivienda se encuentre en buen estado y no haya sufrido daños.

El importe de la fianza se estipula generalmente en una mensualidad de alquiler, aunque en el caso de los locales comerciales puede duplicarse. La fianza es un derecho del propietario, por lo que el inquilino está obligado a abonarla si el propietario se la exige.

Generalmente, las comunidades autónomas establecen que el propietario debe depositar la fianza en el organismo oficial correspondiente y no hacerlo puede dar lugar a sanciones, por lo que es conveniente informarse de las disposiciones de cada comunidad a este respecto.

Cómo alquilar un piso con garantías: Asegurar el pago de la renta

Otra de las prácticas que se ha extendido entre los arrendadores es exigir un aval bancario o personal que garantice el pago de la renta. Del mismo modo que la ley prevé la obligación del pago de la fianza, el aval es una garantía adicional que debe figurar en el contrato para ser efectiva, ya que el casero puede acudir con él a la entidad financiera.

Una opción más costosa para el propietario es contratar un seguro de alquiler. Los seguros para particulares suelen cobrar el 60% de una mensualidad al año y cubren entre seis y doce meses de impago.

Sin embargo, asegurar el alquiler aún no es muy habitual, y existe la posibilidad de que el dueño de la vivienda no esté satisfecho con sus arrendatarios por distintas causas.

En este caso, el propietario puede solicitar la rescisión del contrato si el inquilino subarrienda o realiza obras sin permiso, lleva a cabo actividades molestas o ilícitas dentro de la vivienda, o si causa daños intencionadamente. Pero la causa más común de las demandas sigue siendo el impago.

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