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Entre alienígenas, vinilos y carretes

Entre alienígenas, vinilos y carretes

Las tiendas especializadas en cómic o merchandising proliferan apoyadas por los eventos en una ciudad que asienta la vuelta de lo analógico

javier morales

Jueves, 18 de febrero 2016, 01:10

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En Granada pueden encontrar las siete bolas de dragón mientras tratan de destruir la Estrella de la Muerte. Es factible hacerlo al compás analógico de Los Beatles, e inmortalizarlo con una Polaroid. Todo ello si no hay amenazas zombies de por medio. Al terminar, si se encuentran cansados, se pueden relajar con un cómic y té en una taza del Monstruo de las Galletas.

La vuelta al panorama mediático de las grandes sagas de cómics y películas, la moda de lo analógico en plena era digital y, sobre todo, la proliferación de eventos relacionados con los juegos de rol o el universo de la viñeta, han convertido a Granada en un auténtico paraíso friki. Para muestra, las más de diez tiendas del centro de la capital especializadas en estas temáticas, sin contar aquellas que se limitan a la venta de camisetas, tazas y otros artículos de merchandising.

Los asiduos de la Granada 'friki' "extravagante, raro, excéntrico, persona que practica desmesurada y obsesivamente una afición" señalan un triángulo de fantasía conformado por la libreria Flash, pionera en materia de cómics, Indiana Cómics, y Dune, ducha también en esta materia, pero derivada al mundo de los juegos.

Ricardo Oliver regenta esta última, que permanece abierta desde hace 23 años. "Han entrado cosas nuevas, pero lo que se vendía antes se sigue vendiendo", explica. Asegura que en los últimos años "ha habido un aumento, el mercado ha ido a mejor", todo ello a pesar de la irrupción de la red de redes: "Hay gente que se lo baja por Internet, pirata, le gusta y luego lo compran".

Antonio Morales y sus amigos juegan en la tienda. Ricardo les cede una mesa, pone buena música y, en ocasiones, les deja probar juegos nuevos. Sobre un tapiz estelar, dos jugadores se enfrentan en la semifinal de uno de los torneos que, con frecuencia semanal, se repiten en el local. Naves espaciales en miniatura se intercalan con dados en una rutina con multitud de títulos y figuras que, como explica Antonio, llega a congregar hasta a 40 personas en algunas competiciones. El Café Continental, epicentro del juego de mesa en la capital, también se ha unido a la moda de estos campeonatos.

Otra tienda granadina, Subterránea, en marcha desde 2007, aúna en sus estanterías cómics y vinilos. Un retroceso de 40 años que, según confirma Francisco Cano, parece asentarse: "Ahora se edita más que nunca y se publican más títulos que nunca en cómics". Se vende el clásico, títulos como 'Los muertos vivientes', que se combinan con "un cómic más de actualidad, costumbrista, como de reportaje social". A la tendencia del cómic se ha unido la Librería Picasso, que ha abierto un local especializado, otro más a la lista.

En Freakmondo, negocio con 11 años a las espaldas, los gustos van por rachas: "Hay veces que se vende más el manga que el cómic americano. Ahora con las películas de DC y Marvel es al revés", explica Juan, dueño de la tienda. Cada uno tiene su audiencia. El manga japonés, detalla, "lo consume un público desde los 6 o 7 años hasta los 20 o 22", mientras que las viñetas estadounidenses son habituales "de 40 para arriba". Juan asegura que Granada es la ciudad con más salones del cómic, unos 7 anuales, y con mayor número de tiendas especializadas, "12 o 13 como esta". "La cultura del cómic en Granada es muy superior", sentencia, junto a las bolas de dragón y la miniatura del último robot de Star Wars. Cuenta con clientes recurrentes, incluso con grupos de adolescentes que cada viernes escudriñan las novedades en un recorrido por estos comercios.

Entre las tiendas a las que Juan hace referencia, resta a las que se limitan a "tazas y camisetas". En Friking, una franquicia gaditana con más de un centenar de establecimientos, Adriana Ibáñez confirma la moda de lo friki, el cambio de tendencia: "Antes ser friki estaba mal visto, pero ahora hasta se presume". Su local está inundado de caras y logotipos conocidos. Vive de la actualidad de las series y películas "con tirón", pero su clientela no desprecia clásicos como Dragon Ball, venerado en estos comercios.

Dentro de la amalgama de pasiones por lo analógico que han despertado en las últimas dos décadas, la fotografía también tiene su hueco. Algunos de los estudios y laboratorios de siempre han desempolvado los botes de químicos para revelar. Entretanto, han aparecido tiendas dedicadas en exclusiva al renacer de la fotografía analógica. Es el caso de Fotosensible, un estudio dedicado a las Polaroid y lomográficas cuya oferta va más allá de las cámaras y carretes.

Las marcas de fotografía que parecían destinadas a la quiebra han resurgido con productos que adaptan a las estéticas actuales cámaras que perdieron uso hace años. Y todos sus accesorios. Raquel López, impulsora de esta idea que cumple año y medio, se sorprende porque, en contra de lo que cabría pensar, estos productos llaman más la atención de los jóvenes. "Ni siquiera universitarios o estudiantes de ramas artísticas, incluso menores. Si hubiesen tenido un contacto por lo analógico, por lo menos... Pero ni eso. Hay gente que se la deja una amiga [la cámara] y ya se engancha".

Para escuchar vinilos se necesita un tocadiscos. Para disfrutar un cómic, imaginación. Para empezar en un juego de rol, buenos maestros. Pero los primeros pasos en fotografía analógica requieren algo de formación. Es por ello que la tienda ofrece cursos y talleres sobre este hobby. Incluso las marcas, a través de Internet, proponen tutoriales y consejos. Son los caprichos de la moda: toca aprender lo desaprendido.

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