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Una placa informativa, doblada en Maracena.
Incivismo en las instalaciones del metro en el cinturón de Granada

Incivismo en las instalaciones del metro en el cinturón de Granada

Zonas como Albolote, Maracena o las inmediaciones de la estación de autobuses acusan el paso de los días | Acumulación de basura, césped arrancado, árboles destrozados o pintadas, entre otros, hacen acto de presencia cuando aún no se ha inaugurado el servicio

Ángel Orte

Miércoles, 7 de octubre 2015, 16:23

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El tiempo hace mella en las instalaciones del metro. Albolote y Maracena fueron dos de los primeros municipios del área metropolitana de Granada que vieron cómo finalizaban las correspondientes obras que configuran la red de transporte hace ya un tiempo. Años han transcurrido desde entonces. Hoy la realidad que se presenta en los diferentes puntos describe un paisaje algo deteriorado. Árboles caídos, pintadas, estructuras deformadas a causa de impactos, planchas de césped que parecen haber sido arrancadas y basura, infinidad de basura. Todo esto es lo que se puede encontrar en puntos de estos municipios o en la misma estación de autobuses de la capital.

El pasado 24 de septiembre la Consejería de Fomento de la Junta, a través de Metro de Granada, adjudicó el contrato del servicio de limpieza no técnica de la infraestructura a la Unión Temporal de Empresas, integrada por Castor y UC 10. Una gestión que supondría una inversión de 1.4 millones de euros durante 36 meses. Mientras toma forma, en Albolote se puede dar constancia del fruto de la erosión y también de conductas incívicas.

Al tomar la carretera GR3447 que une el municipio con Maracena, entre los apeaderos de Juncaril y Vicuña, prácticamente en la frontera entre una y otra localidad, llama la atención una pintada realizada sobre los postes que sostienen la catenaria. Allí, los árboles que decoran las inmediaciones de los raíles reposan ya en el suelo, quizás también por el temporal. Pero allí invaden la vía habilitada. Toda una fila de huecos que constatan la ausencia de otros árboles, mientras otros esperan un mínimo soplo de viento, o un tirón para acabar corriendo la misma suerte.

A pesar de la existencia de innumerables cámaras de control, incluso las juntas entre raíles se encuentran llenas de basura. Se puede encontrar desde el envase de un polo-flash hasta un bote de quitaesmalte.

Lo cierto es que la imagen de los residuos acumulados se repite en gran parte de los puntos de la capital por donde transcurren las vías del metro. En las proximidades de la estación de autobuses ya hay papeleras a rebosar, e incluso se puede comprobar que se repite a lo largo de todo el trayecto, simplemente echando un vistazo al frente.

Mención especial merece la zona de Maracena, donde además de la basura se aprecian diferentes estructuras metálicas que piden ser sustituidas. Una de ellas, que promociona el nombre de la localidad frente al cementerio, en las proximidades de la parada del anfiteatro, parece doblada por el efecto de un posible accidente de tráfico. Así lo revela la considerable mancha negra que se encuentra sobre el césped que la rodea. Además, ya en el centro de la localidad, una estructura de mayores dimensiones también se ve afectada. Y es que en la zona, mientras llega o no el metropolitano, las vías pasan a tener diferente utilidad. Desde un espacio para estacionar hasta un carril-bici provisional.

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