Un aeropuerto en el Clínico de Granada para los niños ingresados
Día de la Infancia Hospitalizada ·
Profesionales del aeródromo, Bomberos y Protección Civil mostraron su trabajo en una jornada en la que los menores se pudieron evadir de sus dolenciasAbel llevaba desde el lunes ingresado en el Hospital Clínico San Cecilio por varios virus que le atacaron a la vez y le dejaron deshidratado de tanto vomitar. Desde ese día permanecía en su habitación, sin levantarse de la cama. Demasiada inactividad para un niño de cuatro añitos. Sin embargo, el día de ayer cambiará el recuerdo que guarde de estos penosos días. El centro celebró el Día de la Infancia Hospitalizada con varias actividades que hicieron que, durante unas horas, los pequeños olvidaran que están enfermos.
En concreto, el hospital se convirtió en una extensión del Aeropuerto Federico García Lorca Granada-Jaén, y profesionales de AENA, Bomberos de Granada y Protección Civil explicaron cómo es el día a día en su trabajo. Para empezar, una señalera detalló cómo guía a los aviones en la pista con paletas de color rojo o amarillo, y le entregó a los pequeños reproducciones de las mismas para que practicaran. «Llevamos cascos para proteger los oídos y ropa visible», manifestó Mari Ángeles ante la atenta mirada de los niños.
Después llegó el turno de Rafa, halconero en el aeropuerto, que dio a conocer el importante papel que las aves rapaces tienen para el correcto funcionamiento de un aeropuerto. «Algunas, por ejemplo, cazan conejos o liebres que pueden causar un accidente», comentó mientras señalaba los dos halcones que llevó para la demostración. Más tarde, los pequeños pudieron ponerse el guante y sostenerlos.
Por último, Bomberos de Granada explicaron cómo trabajan y ofrecieron algunos consejos a los pequeños. «El gran problema, aparte del fuego, es el humo. Si hay un incendio no os escondáis, que luego no os encontramos», señalaron. Minutos después, los que quisieron se enfundaron en un traje del Cuerpo -casco incluido- que les quedaba, como poco, bastante grande.
Tras los talleres, la zona ajardinada del exterior de hospitalización sirvió de escenario para llevar a cabo un pequeño simulacro de incendio, guiado y controlado por los profesionales, en el que los menores contribuyeron en las tareas de extinción. Asimismo, los pequeños se subireron a un auténtico camión de bomberos estacionado en el exterior del Clínico.
Los niños no pararon de sonreír tras la mascarilla. Dilan, por ejemplo, lleva dos semanas ingresado por unas anginas infectadas por las que tuvo que ser intervenido. Ahora se enfrenta a una segunda operación. «No quiero vestirme de bombero», le dijo al principio a Hana, su madre. A los 20 minutos había cambiado de opinión. Aitor, por su parte, pasó ayer por la tarde por el quirófano para una intervención menor, y las actividades lúdicas le hicieron más llevaderos los nervios de las horas previas.
Efectos «muy positivos»
Los profesionales sanitarios mostraron su satisfacción por la celebración de la efeméride. Teresa Romero, enfermera supervisora de Pediatría, destacó que «estas actividades tienen efectos muy positivos para los niños, que se olvidan de que están hospitalizados mediante el juego, la diversión y el aprendizaje de cosas nuevas». En la misma línea se pronunció la pediatra Belén Sevilla, que indicó que los que están en buenas condiciones reciben clases de una profesora durante su estancia hospitalaria. «Se trata de que sigan con sus actividades escolares en la medida de lo posible, para lo que nos ponemos en contacto con sus colegios», explica. Porque al final se trata de hacerles lo más llevadera posible una estancia hospitalaria que nunca deberían haber vivido.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión