LOS ADIOSES
Fruto de la Empanada ·
Hay recuerdos de personas que partieron que son más útiles para seguir viviendo que el consuelo vacío de algunos vivos sólo en teoríaANTONIO MESAMADERO
Martes, 30 de enero 2018, 00:51
Da Vinci (el segundo Leonardo más famoso después de Leonardo Dantés), dijo en una ocasión que para vivir bien lo mejor era levantarse y acostarse ... con el pensamiento de que la vida es corta. Parece que además de pintar, el gran artista también tenía una ‘depresioncilla’. Pero, ¿quién no está deprimido a estas alturas evolutivas, y, sobre todo, quién no piensa en la brevedad de la existencia, y más breve todavía si no llegas a fin de mes? Pero uno lo mira bien, lo reflexiona, y resulta que algunos vivos están más difuntos que aquellos que se fueron dejándonos el corazón deshabitado. Hay recuerdos de personas que partieron que son más útiles para seguir viviendo que el consuelo vacío de algunos vivos sólo en teoría.
¿Existe la muerte? Bonita pregunta para hacer mejor la digestión. Groucho decía que dudaba de la vida antes de la muerte, y Woody Allen se preguntaba si había chicas después de diñarla. Ambos me dan la fe necesaria para pensar que nos vamos para siempre... pero no. La eternidad ya está aquí, alrededor nuestro, como Dios, como la belleza y como tantas cosas superiores a las que somos invidentes por naturaleza. La inmortalidad es vivir para siempre en tus hijos, por ejemplo. Tú te vas, pero se quedan ellos que son tú (tú ya me entiendes).
La muerte nunca se va con las manos vacías. Aquí tenemos la costumbre de pensar en la defunción a lo español, en plan monumental, saliendo a hombros por la puerta grande; pero nos olvidamos de lo necesario que es morir día a día a la envidia, a la codicia, al odio o al orgullo. Muriendo estas cosas, pasar a mejor vida es eso: un puente tranquilo y sencillo de una vida a otra. Sin escándalos.
La Granada eterna se muere. Hemos comenzado el año sin Juan de Loxa y sin Encarna Fernández, esa mujer luchadora que se merece una estatua como mínimo. Ambos eran tan monumentales para esta ciudad la Alhambra o el Generalife. Se han ido de presencia, pero no de pensamiento. En un rinconcito privilegiado, arropados como sólo se arropa a un ser querido, viven en nuestros corazones, porque la muerte vence cuando se le da mucha coba.
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