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«No me acuerdo de nada, pero fue inolvidable»

Lo que llevo en mi maleta ·

Mick Jagger y el resto de la panda pusieron a la ciudad almeriense en el mapamundi del rock and roll con un despampanante concierto en el estadio de Santo Domingo; hubo gazpacho, literalmente, lo nunca visto

Carlos Morán

Granada

Miércoles, 15 de julio 2020, 01:09

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Me di cuenta de que tenía que hacer algo diferente con mi vida el día que me desperté en la playa y me encontré comiendo una lata de alubias frías con mi peine». La reflexión es de Lemmy Kilmister, el difunto y ronco cantante de Motorhead, un grupo que hacía más ruido que una bandada de mil Ángeles del Infierno escupiendo fuego por los tubos de escape de sus Harleys.

Tras tener semejante revelación, Lemmy se dedicó en cuerpo y alma al rock and roll, es decir, que no aprendió nada de aquella desopilante resaca junto al mar. Como debe ser.

La madrugada del 30 de junio al 1 de julio de 2007, cientos de personas amanecieron junto al Mediterráneo almeriense devorando chorizo pamplona del Mercadona directamente de las bandejas de plástico. Eran los náufragos del concierto que los Rollings Stones habían ofrecido unas horas antes en el Estadio Municipal de Santo Domingo de la localidad de El Ejido. Entonces y ahora, que Mick Jagger y los suyos se dejaran caer por una ciudad pequeña de España era como ver un ovni, sonaba a broma periodística del día de los Santos Inocentes. Pero no, era cierto, 'Sus satánicas majestades' habían incluido al municipio de los invernaderos en su gira europea. En realidad, era la segunda vez que lo hacían, pero en 2006 no pudo ser porque Jagger –cuyo parecido con el feo de los Hermanos Calatrava se ha ido acentuado a medida que cumplía primaveras– sufrió una afonía que impidió a la banda actuar en El Ejido.

Así que hubo que esperar hasta el 30 de junio de 2007 para que se cumpliera el prodigio. «No me acuerdo de nada, pero fue inolvidable», resume el acontecimiento con una paradoja uno de los fans que se llegó hasta el oceáno de plástico para asistir a la actuación de un grupo tan viejuno como adolescente, valga también esta contradicción.

Los Rollings, los Stones o los Rollings Stones –que de las tres formas se les conoce– siguen siendo una máquina de triturar influencias –pop, soul, blues...– que fabrica un nutritivo zumo musical. La organización maridó ese brebaje eléctrico con el plato de la casa, el gazpacho, una idea que agradecieron las huestes que iban llegando al Estadio de Santo Domingo cuando el sol húmedo de Almería todavía daba la tabarra de lo lindo. Entraba bien el jugo de verduras de la tierra, vitaminas para aguantar una jornada que se adivinaba eterna en el amplio sentido de la expresión.

Los teloneros fueron Jet y Loquillo, que dejaron el pabellón muy alto. Y,ya al anochecer, sonó inconfundible la guitarra de Keith Richards. 'Satisfaction' a raudales en El Ejido. Literalmente, lo nunca visto:Mick Jagger y sus compinches estaban poniendo a la ciudad almeriense en el mapamundi del rock con un despampanante y enérgico recital.

Pese a todo, el Estadio de Santo Domingo no se llenó. La parte de atrás estaba semidesierta, lo que permitía correr y saltar al respetable al que aún le quedaba algo de gazpacho en el depósito de combustible (o cualquier otra pócima mágica con efectos catárticos).

Ylos Stones no paraban. Un tipo situado cerca de la primera línea orinaba directamente en un gran vaso de plástico para no perderse ni un segundo del concierto. Causó sensación el invento y otros le imitaron. Inolvidable.

Solo es rock and roll, pero nos gusta.

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Rolling Stones en Almería | «No me acuerdo de nada, pero fue inolvidable»