¿Qué abonas? ¿dónde está la cabra?: Así es el cuaderno que agobia al campo
El libro digital, que entrará en vigor en septiembre, es para los productores uno de los símbolos de la «excesiva burocracia» que exige Bruselas
Si hay un símbolo de la «excesiva burocracia» que les impone Europa del que se quejan los productores granadinos ese es el cuaderno de campo, ... cada vez más exigente. Les trae de cabeza. Este documento físico no es nuevo, de hecho es una obligación desde 2012: los productores tienen que registrar todo lo que hacen en sus parcelas, desde el abono, a los fitosanitarios, los tratamientos, gestión de biomasa, los compromisos agroambientales...
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Sin embargo, el nuevo reglamento comunitario obliga a que este registro sea digital, más exhaustivo y a que vuelque la información periódicamente a la base de datos del Ministerio de Agricultura. Una obligación que no plantea problemas a las grandes explotaciones, que cuentan con técnicos especialistas y gestores, pero que supone una piedra más en la mochila para los productores más mayores de edad, con fincas de más pequeños de tamaño que no han acometido la digitalización de las explotaciones ni cuentan con ayuda profesional.
«Ahora vamos a tener que estar apuntándolo todo tablet en mano, cuando en el campo no podemos llevar ni móviles porque se nos rompen», protesta la agricultura de la Vega María José Gavilán. «Y todo después de ocho horas en el tractor», protesta Fernando Ros, también productor de Vegas del Genil.
La quejas del sector ante el problemón que tenían encima con la sequía consiguieron retrasar la obligación del cuaderno digital, que estaba previsto para 2023. Pero ahora que la fecha de entrada en vigor, septiembre de 2024, está a la vuelta de la esquina, los productores están siendo conscientes de hasta qué punto se les vuelve a complicar la labor.
«Tienen que registrar desde en qué recinto está la cabra ese día, hasta en qué parcela se ha labrado, qué dosis exacta del producto se ha puesto... y si te retrasas tienes una sanción», explica el secretario de Asaja Granada, Manuel del Pino. Critica, además que el Gobierno español, con su plan estratégico de aplicación de la PAC, ha ido a criterios de máximos en la aplicación de esta y otras exigencias que había margen para retrasar hasta 2026. Las organizaciones agrarias entienden que era necesario este periodo más amplio de adaptación y que el registro no sea mensual.
«Las pequeñas explotaciones tienen más dificultades porque a diferencia de las grandes no tienen técnicos que les ayuden a llevar este exhaustivo control. Las cooperativas y organizaciones agrarias les prestamos asesoramiento y ayuda, pero debe existir flexibilidad», valora Del Pino.
«Llevamos años advirtiendo que los borradores de esta PAC no nos gustaban y parece que no se lo creían, la burocracia nos va a matar y hasta que no ha sido obligatorio parece que no lo han visto y no ha estallado», concluye.
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