«Lo más importante es ganarse su confianza para que se dejen ayudar»

Sara es africana y llegó a Granada hace nueve años, su cercanía con el colectivo la ha convertido en una pieza clave para ayudar a prostitutas

C. Rodríguez

Miércoles, 11 de enero 2017, 02:16

Sara llegó a Granada procedente de África en 2007. Ella no es prostituta, pero vive ese mundo muy de cerca. No todas las mujeres que ... llegan de África de Europa del Este o de Lationamérica tienen la misma suerte y muchas de sus compatriotas han acabado ejerciendo la prostitución para salir adelante en sus países de destino.

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«La mayoría vinieron engañadas, sin saber lo que les esperaba». Sara hace hincapié en una situación que, oculta tras la prostitución, tiene atrapadas a miles. «Hay verdaderas mafias que las tienen obligadas a ejercer la prostitución para pagar el billete que las sacó de África», explica. Ella, que conoce bien las historias de estas mujeres, reconoce que algunas han tenido que pagar hasta 50.000 euros por «un viaje a una realidad que no ha sido mejor».

Sara relata que con lo que ganan tiene que costearse su vida, mandar dinero a la familia y pagar a las mafias. «Imposible». El problema es que salir de la prostitución no es fácil, como tampoco lo es arrancar una vida en un país diferente al tuyo en el que todo es un mundo. Y en este punto, es donde Sara juega un papel fundamental. Precisamente su procedencia y sus circunstancias la han convertido en una perfecta enlace con el colectivo y en el enganche que tiene Cruz Roja para llegar a las meretrices que lo necesitan.

Cercanía

Y es que hay cosas tan básicas como el idioma que se convierten en fundamentales para comenzar una nueva vida. «El que no sepan castellano

hace que sea imposible que accedan a un trabajo, por eso, tienen que saber que para salir hay que empezar por cosas muy básicas », explica Sara. Ella charla con las chicas y hace eslabón para que puedan participar en los programas que Cruz Roja tiene destinados al colectivo de prostitutas. En esos programas y talleres se trabajan bloques que les dan herramientas para que puedan desarrollarse de manera independiente. Desde cursos de español, clases con información sobre recursos sociales y sanitarios a los que pueden acudir, así como recursos jurídicos a los que pueden acceder para regularizar su situación.

Sara ahora es agente social y colabora con Cruz Roja para ayudar a sus compañeras a escapar de ese mundo. «Lo primero y más importante es ganarse su confianza para que se dejen ayudar, así todo es más sencillo». La chica explica que, concretamente, el núcleo africano es muy cerrado y necesita mucha cercanía para abrirse y exponer sus problemas. «El que yo me pueda comunicar con ellas, tenga lazos culturales comunes y conozca cómo funciona este mundo me da la oportunidad de ayudarlas».

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Ella, como muchas de las mujeres que llegaron a Granada para buscar una nueva vida piensa en volver a su país. «Vienes con unas expectativas, pero luego la realidad es otra y, al final, todo el mundo quiere volver a su tierra».

Sara, Cristina o María José son la otra cara de la prostitución. Mujeres que sin cobrar por sexo están en la calle para sacar a las que lo hacen. Curiosamente, todo el esfuerzo de las organizaciones que trabajan con ellas es darles las armas necesarias para que descubran otros caminos por ellas mismas y los recorran con paso firme.

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