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Rocío muestra la reclamación presentada ayer tras cancelarse su operación.
«No se pueden hacer cambios hospitalarios a costa de la salud de los pacientes»

«No se pueden hacer cambios hospitalarios a costa de la salud de los pacientes»

Rebeca Lobato, Madre de una paciente

C. R.

Miércoles, 13 de julio 2016, 16:39

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Rocío debería estar hoy recuperándose de la operación de laparotomía exploradora que tenía prevista ayer en el hospital Virgen de las Nieves. Una operación programada para la que ingresó el pasado lunes, día 11, para el preoperatorio y que horas antes de producirse quedó cancelada. La razón: la falta de espacio en la sala de reanimación del hospital. Según denuncia la familia de Rocío, que aún no sale de su asombro e indignación, el médico responsable de la intervención acudió a la habitación para indicarles que se les volvería a llamar cuando tuvieran todos los medios físicos garantizados, es decir, cama, quirófano y sala de reanimación con total disponibilidad, aspecto este último que es el que ha fallado. «Sin todas las garantías no podían intervenir a mi hija, de tal manera que nos dieron el alta y nos tuvimos que ir a casa», explica su madre, Rebeca Lobato.

Ante esta situación, la familia no dudó en poner una reclamación en la Unidad del Paciente ya que consideran que no se puede hacer un cambio hospitalario de las características que se ha hecho en Granada a costa de la salud de los pacientes. «Ya le dieron el alta en el hospital San Cecilio donde también iba a ser operada a causa del traslado y ahora nos ocurre esto. Entendemos que no ha habido previsión y se han visto colapsados en este hospital al tener que gestionar sus pacientes más los de San Cecilio; algo que estamos pagando los pacientes», apunta la afectada.

Da la casualidad de que la familia de Rocío, que tiene un divertículo sangrante en el duodeno -cercano al páncreas- es de La Rioja y el estar aquí «nos está causando un daño económico y familiar importante». De toda la historia, lo que más le preocupa a la familia es la salud de Rocío. «Cuando nos programaron la operación nos advirtieron de que el problema que tenía era importante. Y ahora nos vemos en casa, pendientes de un teléfono y sin saber cuándo nos van a atender. No es justo», lamenta.

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