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Cuenca consuela a una vecina de Santa Adela desalojada de un pleno presidido por Torres Hurtado.
Del rodillo al buen rollo con los vecinos

Del rodillo al buen rollo con los vecinos

Las críticas a Torres Hurtado se convierten ahora en la vara para medir la acción vecinal de Paco Cuenca

Javier F. Barrera

Martes, 24 de mayo 2016, 02:26

Una mañana de sábado con sol radiante. Es un 13 de junio del año pasado y Paco Cuenca acierta a pronunciar unas frases en su discurso durante la constitución del nuevo Ayuntamiento de Granada salido de las urnas tras las elecciones municipales, que al final van a ser premonición y también compromiso.

Bola de cristal para empezar y palabra dada que habrá que cumplir, al final: «Un ejemplo de lo que digo ha sido este salón de plenos durante doce años larguísimos de imposiciones autoritarias y rodillo aplastante. Eso, ya no va a volver a ser así. Los ocho concejales y concejalas del PSOE sabemos que no va a ser así», aseguró entonces el concejal y portavoz del grupo municipal socialista. Es la transición municipal en Granada, que va del rodillo al buen rollito y que va a convertir en la vara de medir, que no de mando, la acción vecinal y la participación en el mandato del alcalde Paco Cuenca.

¿Qué discurso maneja el nuevo gobierno municipal socialista sobre la participación ciudadana? La respuesta es sencilla, invertir la tendencia, que deje de ser «un espacio de menudeo» y que se acelere el movimiento vecinal. El concejal Eduardo Castillo lo explica con sencillez: «Las juntas municipales de distrito (JMD) han sido inútiles con el modelo de participación ciudadana del Partido Popular». Su conclusión sobre la operatividad es que durante el mandato popular «son lo de siempre, un espacio de menudeo que es lo que le interesaba al Partido Popular».

Pese a todo, y antes incluso de llegar al equipo de gobierno, ya advertía de que «el panorama político ha cambiado. Hay cinco grupo políticos, y deberían reflejarse en las JMD. Entiendo que son insuficientes cinco representantes por junta. Tiene que corregirse el criterio de proporción. Tan simple como aumentar el número de vocalías dentro de las JMD para que tuvieran cabida todos los grupos políticos, con su pertinente representación. Lo mismo pasa con las entidades ciudadanas. Son 16, dos por distrito. Y en el registro hay un centenar». También proponía «un ejercicio de empoderamiento. Tienes que mostrar interés en que a la gente le interese. Y el Partido Popular se limitan a cumplir el expediente».

El modelo y los cambios

En síntesis, el modelo del PSOE para la participación ciudadana supone un cambio . Por eso, «propondremos en su momento, y si es posible con todos los grupos políticos, que las JMD sean algo más que el instrumento que es ahora, que son las farolas y las baldosas. Que las JMD puedan tomar decisiones de enjundia, que afecten directamente a los equipamientos deportivos, las infraestructuras del barrio, buscar fórmulas de colaboración con otras administraciones como la Junta, aunque sea complejo elaborar el modelo y ponerlo en marcha. Que sean decisiones vinculantes en algunas cosas. Que no sean las JMD un instrumento de menudeo o de pataleo. No sirven para otra cosa». Ahora, desde el gobierno municipal, es el momento preciso para comprobar estos cambios y propuestas.

Mientras se hacen con los mandos del gobierno municipal, sí queda claro que la política de gestos ha cambiado. De hecho, el primer acto oficial como alcalde de Paco Cuenca fue asistir a la protesta en la estación de tren de Andaluces, donde se produjo una concentración convocada por los comités de empresa de Adif y Renfe, para reclamar la conexión ferroviaria que Granada necesita tras un año de aislamiento. Un gesto, pero quizá muy indicativo de cercanía, transparencia y cambio.

Las tensiones en los barrios

Mientras tanto, cambios o no, lo cierto es que el mandato de Torres Hurtado y sus concejales del Partido Popular ha devenido en muchos casos en tensiones vecinales, según el barrio o distrito del que se trate. Por ejemplo, Centro, Genil, Beiro y Ronda han sido hasta hoy lugares mansos, tranquilos, bastante controlados por los presidentes de las juntas en manos del PP hasta ahora. También es cierto que se corresponden con los llamados 'graneros de votos' de esta formación política, donde la mayoría absoluta se ha sustentado durante tres largos mandatos de Torres Hurtado.

El distrito Centro por ejemplo, siempre ha sido con sus dos asociaciones de vecinos, Sagrario y Realejo, una correa de transmisión del PP. Ronda ha variado más, pero las obras del metro y su pertinaz retraso echaron el distrito en manos de Torres Hurtado, quien jugó hábilmente estas cartas con unas críticas machaconas contra la Junta gobernada por el PSOE.

Beiro, populoso y con multitud de servicios administrativos, y también con un puñado de asociaciones de vecinos, tiene sin embargo el movimiento vecinal completamente desarticulado, una de las grandes críticas que hasta ahora ha hecho el PSOE. Genil, en fin, bajo la mano de la concejala del PP María Francés, ha sido un remanso de paz y felicidad sin reivindicación alguna, salvo para exigir el final de las obras del centro de salud, que dependen de la Junta de Andalucía.

Al otro lado, hay muchos problemas. Son los combativos distritos de Norte, Chana, Zaidín y Albaicín que, muchas de las veces, han sido una oposición tanto o más fuerte que la de los anteriores grupos municipales socialistas.

En Norte, por ejemplo, el PSOE ha ganado una tras otra todas las elecciones, sean cuales sean. En el distrito, con demandas reales de transformación social, siempre ha resultado tan conflictivo como necesarias las políticas sociales globales. Zaidín ha sido como una china en el zapato del exalcalde Torres Hurtado: la defensa a ultranza de la Biblioteca de las Palomas frente al cierre (con desalojo policial incluido de los vecinos), Santa Adela (con desalojos por la fuerza de los vecinos en el pleno), las denuncias contra el Zaidín Rock (con denuncias personalizadas contra todos y cada uno de los miembros de la junta directiva de la asociación de vecinos), señalaron el camino de la confrontación.

Marea Amarilla

En La Chana, el presidente vecinal, Rufo Ocaña, tuvo que ver las amonestaciones públicas del alcalde Torres Hurtado por su 'vinculación' al PSOE, lo que siempre negó, por sus reivindicaciones. El resultado ha sido el nacimiento de la Marea Amarilla y una nueva etapa respecto al barrio de La Chana y el AVE y su soterramiento.

Queda el Albaicín, un grano irritado para un exregidor que nunca lo escuchó, según los vecinos. Queda el Plan Albaicín en un cajón de la entonces edil de Urbanismo Isabel Nieto (PP), las cuevas de San Miguel Alto y la fallida peatonalización de la Carrera del Darro y el Paseo de los Tristes. Queda la revisión de los límites de los distritos y el problemón de la falta de dinero para subvencionar las fiestas de los barrios. Queda todo el trabajo por hacer.

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