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Las tabernas de la calle Navas ya han colocado carteles 'antidespedidas'.
La calle Navas 'se cierra' a las despedidas

La calle Navas 'se cierra' a las despedidas

El 90% de los negocios no atiende ya a los grupos que llenan la calle cada fin de semana. La concejal de Turismo, Raquel Ruz, promete la aplicación de la Ordenanza de la Convivencia sin contemplaciones

CAROLINA RODRÍGUEz

Jueves, 19 de mayo 2016, 00:41

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A la espera de que el gobierno municipal empiece de manera efectiva a tomar cartas en los asuntos de la ciudad, hay quienes ya se han puesto manos a la obra. Los hosteleros de la calle Navas han dicho «basta ya» a las despedidas y la calle, una de las más concurridas para este tipo de celebraciones, ha optado por negar el acceso a esto grupos. Prácticamente, el 90% de los negocios ya no atienden a despedidas y tan sólo unos cinco se resisten, aunque la situación se está tornando tan complicada que, en breve, podrían seguir los pasos de sus compañeros.

«No compensan para nada», explica uno de los trabajadores del Rincón de Chicote. Su negocio ha sido uno de los últimos que ha puesto el cartel en su puerta de que no se atienden despedidas. «A nosotros nos destrozaron el baño y, en realidad, ellos vienen un día, pero nos espanta clientela que hace negocio todo el año». El camarero cuenta que en la calle ya es complicado ver gente de Granada los fines de semana que es cuando la toman las despedidas y lamenta la imagen que se pueda estar dando de una de las zonas más céntricas de Granada.

La Divisa Blanca ha seguido el mismo ejemplo y tampoco atienden a despedidas. «En ocasiones es un horror», comenta uno de sus empleados. El problema no es que se genere en un negocio sino en toda la calle y las quejas de los vecinos son más que evidentes. De hecho, relata que hace poco más de una semana la Policía Local tuvo que ir a la calle sobre las cinco de la tarde para retirar todas las despedidas que había debido a la cantidad de llamadas vecinales que recibieron.

En la zona, Lo Trastos, Los Diamantes o La Garrocha tampoco quieren saber nada de despedidas. «Lo que ganas por un lado, lo pierdes por otro», relata un camarero que lamenta la situación que están viviendo. «Lo peor de todo es que esta zona se conozca por estas cosas y, si no se toman medidas, irá a más». Los hosteleros preguntados dicen que, normalmente, no han tenido grandes problemas pero que hay ocasiones en las que se los grupos se ponen «farrucos» debido a la ingesta de alcohol y tienen que vivir situaciones incómodas.

Pero si en la zona de la calle Navas los hosteleros ya han tomado las riendas de la situación, en la calle Elvira se sigue el mismo ejemplo. La diferencia de la parte baja del Albaicín es que hay más bares de tapas, estrictamente, que restaurantes -que predominan en la calle Navas- y en este caso las opiniones están divididas. La Taberna Salinas lo tiene claro y un cartel en la entrada lo deja bien claro «no se atiende a despedidas». Uno de los camareros del negocio explica llanamente que «para 100 euros que te puede dejar un grupo, dos mesas de familia te hacen el mismo negocio y sin tanto problema». Atender a un grupo de «borrachos», relata, es estar trayendo cervezas casi de una en una y estar dedicado a ellos casi por completo cuando el resultado no es positivo. Se cuestiona cómo el Ayuntamiento no deja beber en la calle y sin embargo sí permite que grupos de 10 o 20 personas puedan hacerlo durante una despedida.

Sin embargo, no todos por Elvira piensan igual. Algunos bares como La Riviera o La Antigualla, por ahora, sí atienden a despedidas. «Somos un negocio de hostelería e intentamos atender a todos los clientes, ahora bien si hay problema pues tomamos cartas en el asunto», argumenta uno de los trabajadores. Aún así, comenta que no siempre dan problemas. «Algunos grupos pagan su consumición al principio y sólo quieren pasarlo bien. No todos son problemáticos». De esta opinión también es el Rincón de Triniá de la calle Navas que comenta que atiende a las despedidas «pero siempre con un control» y con precaución de que no haya problemas, aunque son conscientes de la realidad que están viviendo.

La hora de las decisiones

Una de las piezas clave en este problema son los vecinos. Las veces que se han quejado de las molestias de las despedidas se cuentan, al menos, con las dos manos. Especialmente reivindicativos para solucionar este problema son los que viven en la zona del Bajo Albaicín. Desde la asociación explican que «llevamos advirtiendo y avisando de esta situación desde hace mucho tiempo y nunca nos han hecho demasiado caso ni han tomado decisiones contundentes desde el Ayuntamiento». Aseguran que, precisamente, ahora que hay un cambio de gobierno desde la Junta Municipal de Distrito van a solicita a la concejal del ramo, Raquel Ruz, que explique qué se va a hacer al respecto.

Los vecinos de la zona creen que los argumentos de que son un negocio que beneficia a la ciudad son erróneos «porque no creemos que sea un negocio ni beneficioso para el Turismo ver a alguien con una salchicha en la cabeza bebiendo una litrona», explican. En ese sentido, relatan que son conscientes de que el problema no sólo afecta a su distrito sino también a otros como Centro o Plaza de Toros, pero sí creen que son los más perjudicados «porque nuestras casas lindan directamente con los bares, cosa que no ocurre en otras zonas, y por eso los perjuicios y las molestias son mayores».

Una prioridad

Los hosteleros, a través de la Federación, ya se han puesto en contacto con la concejal de Turismo, Comercio y Protección Ciudadana, Raquel Ruz, para trasladarle la importancia que para ellos tienen este asunto y decirle que sea una prioridad a tratar. Antonio García, secretario general de la federación, insiste en que Granada tiene la herramienta para frenar las despedidas descontroladas y que lo único que hay que hacer es aplicar la Ordenanza de la Convivencia. «Si se respetara la normativa actual, no se repetirían las escenas que se repiten cada fin de semana», sentencia, "es cuestión de hacerlo».

Animales

La responsable del nuevo equipo de Gobierno encargada de este tema, Raquel Ruz, asegura que no les va a temblar el pulso a la hora de aplicar la ordenanza porque ella recoge todos los elementos que determinadas despedidas infringen. «Es decir, el beber el calle, el ruido, el ir de manera indecorosa, incluso, queremos mirar el tema del uso de animales para tales fines», señala la concejal.

Ruz mantiene que su equipo de gobierno no va a promover ni incentivar este tipo de turismo de «masas y low cost» que daña más la imagen de la ciudad que beneficiarla.

La edil sostiene que su apuesta será por un Turismo ligado al Patrimonio y la Cultura y «aunque no podemos prohibir nada, se controlará este fenómeno como la ordenanza estipula». Y añade: «No tenemos problema en hablar con empresarios del sector que organicen este tipo de fiestas de manera ordenada y positiva para llegar a puntos de acuerdo, pero todo lo que nos sea eso, no tendrá nuestro apoyo», concluye la integrante del nuevo equipo de gobierno municipal.

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