Guille señala el escudo de Hungría en Szentendre, una pequeña ciudad a 10 km de Budapest.

De Budapest a Granada con un disco bajo el brazo y mucho amor por la música

Guillermo, que emigró a la capital de Hungría hace dos años y medio en busca de tabajo, regresó a su tierra natal hace seis meses con trabajo discográfico publicado y ya dedicado profesionalmente a la música

Carlos Balboa

Domingo, 14 de febrero 2016, 02:06

Hace justo 3 años Guillermo Santa-Olalla emprendió una nueva aventura fuera de su tierra. Este periodista se marchó a Hungría en busca ... de trabajo. "Me llena de ilusión", nos reconocía el 31 de enero de 2013 antes de viajar a Budapest, donde ha pasado dos años y medio. Allí se dio cuenta de que no es una persona "que sienta gran añoranza por lo propio de su tierra". Más bien al contrario. Tras volver a Granada hace seis meses, reconoce que en el extranjero enfocaba su día a a día hacia lo que su país de acogida le podía ofrecer. Y, según cuenta ahora, ha sido bastante.

Publicidad

Guille ha sido un granadino por el mundo más. En su camino ha experimentado sensaciones que nunca imaginó: "Me marché con una actitud muy optimista pero la realidad incluso superó mis expectativas". Consiguió vivir "sin lujos pero sin aprietos" gracias a las clases de español que daba en academias y empresas. Mientras tanto, se dedicaba también a la música, que, tal y como reconoce, "nunca me ha abandonado ni cuando más he intentado deshacerme de ella". En este sentido, su vida ha dado un giro de 180 grados: "Desde que me fui he tocado en Budapest y en varias ciudades de España, he grabado un disco y mi mente se ha librado de muchos límites autoimpuestos".

"Una amante tenaz"

Así define nuestro paisano a la que hoy en día es su profesión a tiempo completo: la música. Echando la vista atrás, recuerda sus añorados inicios en Budapest. "Cuando me marché, empecé a viajar solo, a buscarme la vida como cantautor. Y saqué el disco tras mis primeros meses allí". Desvela que "muchas de las canciones se han escrito gracias a lo vivido o leído en Hungría, por lo que musicalmente también le debo mucho". A ello contribuyó que Budapest ejerciera de escenario ideal para su despegue ante el micrófono. "Es una ciudad donde en cada esquina, bar o restaurante puedes encontrarte a uno o varios músicos tocando", precisa.

Mientras que moldeaba su futuro guitarra en mano, Guillermo asimilaba una manera diferente de entender el mundo: "Salir fuera me ha enseñado mucho más de lo que podía esperar: nuevas formas de ver la vida, conocer mejor la diversidad existente, y sobre todo, a personas que me han enriquecido profundamente". A este respecto, confiesa uno de sus secretos. "He encontrado a la gente que quería encontrar. Les he robado sin pedir permiso sus ideas, su actitud y su sensibilidad por el arte para que me acompañen para siempre como si fueran un trozo de mí".

El Sol

De entre todo lo que echaba de menos de España mientras soñaba y aprendía junto al Danubio, Guille, dando por asumido a familia y amigos, destaca un elemento clave: el sol. Así lo explica él. "Quien viva en Austria o Alemania estará mucho peor en ese sentido, ya que Hungría no es un país poco soleado si lo comparamos con estos otros. Sin embargo, me he dado cuenta de que España es extremadamente soleado y de que, especialmente en el sur, nuestra forma de ver la vida y nuestras emociones están relacionadas por completo con el sol".

Publicidad

Ahora el sentimiento de nostalgia viaja en la dirección inversa, si bien el granadino advierte que Hungría es un país "con muchas miserias"Descubre que piensa "muchas veces en su afán por crear entornos agradables incluso en el desorden, de invitar al ciudadano a salir a la calle pese al frío o la ausencia de tanta luz como aquí. ¡Creo que incluso echo de menos un poco el pesimismo antropológico del húngaro", exclama.

Por supuesto, no se olvida de los amigos que hizo en Budapest ni de su música: "Allí el ocio está muy estrechamente relacionado con la música en directo y es algo casi espontáneo. Sales a tomar algo y puedes encontrar a un cuarteto tocando 'django jazz' en un pequeño bar del centro, o a un cantante con la voz de Joe Cocker con un piano y una guitarra mientras te ofrecen cerveza artesana para beber". Paisaje idílico, ¿no les parece? Guille tiene la prueba definitiva de que es así: "Todo el que ha venido a visitarme se ha enamorado de Budapest".

Publicidad

Manda tu historia

¿Te encuentras en la misma situación que Guille? ¿Conoces a granadinos que estén fuera de España? Queremos saber más de ellos. Contacta con nosotros a través de correo eléctronico: cbalboa@ideal.es .

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €

Publicidad