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La plaza, ya sin bancos, se limita a ser una zona de tránsito.
Desahuciados de la plaza 'gourmet'

Desahuciados de la plaza 'gourmet'

Los bancos de San Agustín desaparecen como medida para apaciguar las quejas por las personas que habitaban en la calle

CARMEN MARCHENA

Martes, 1 de septiembre 2015, 01:18

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La placeta de La Radio, junto a San Agustín, es desde hace unos días una plaza sin bancos. Alguien los habrá quitado, aunque desde el Ayuntamiento -con parte del gobierno local todavía de vacaciones- no aciertan a aclarar quien está detrás de esta 'desaparición'. Los vecinos aseguran que los bancos se esfumaron de la noche a la mañana. Y, ¿qué puede haber detrás? A simple vista, es la manera más efectiva de intentar ahuyentar a los transeúntes que hacían vida en esta plaza. Una queja vecinal que arrastra desde hace años. Los vecinos de la zona llevan años luchando contra este 'asentamiento' a las puertas de sus casas, pues aseguran que ya no sólo están al amanecer, sino que se establecen durante el día a modo de comuna en las inmediaciones. «No son conflictivos y por lo general no molestan», comenta un vecino, que posteriormente destaca que lo más molesto del asunto es la utilización de las esquinas de calle Baratillos a modo de baño, por lo que pasada la primera hora de la mañana, desprende un olor insoportable. Resulta casualidad o quizás no, que tras la inauguración de la terraza del 'mercado Gourmet' el pasado mes de noviembre, la presencia de estas personas ha ido disminuyendo a medida que pasaban las semanas.

La apertura de sus puertas es de ocho de la mañana a doce de la noche ininterrumpidamente, por lo que la zona de mesas habilitada a las afueras del recinto recibe visitas a lo largo de todo el día hasta caída la noche. Según afirmaba una vecina, desde que comenzó el nuevo proyecto del mercado, la presencia de estos individuos había disminuido aunque continuaba siendo el punto de encuentro de todos.

La otra pata del banco

Pero no todo el monte es orégano. Si no que se lo digan a las personas que todas las noches tienen que buscar un cobijo donde dormir. Es la otra cara de esta situación. Muchos de ellos aseguran no tener otra opción, es un lugar céntrico donde lo único que hacen -dicen- es pasar el tiempo en compañía y sin molestar a nadie, al menos esa es su intención: «En esta zona existen numerosas viviendas tapiadas que llevan años inhabitadas, sólo queremos que nos den un lugar que nos saque de la calle, porque si no ¿adónde voy?», comentó uno de los veteranos del grupo. Otro chico se aquejó de la cantidad de multas que tienen por beber en el espacio público: «Cada vez que me ven, me ponen una multa y digo yo, ¿cómo quieren que las pague si no tengo dinero ni para un alquiler?».

Todos están de acuerdo en que es el Ayuntamiento el que está detrás de la retirada de los bancos, en vista de las numerosas quejas de los vecinos. Una medida que rompe los esquemas del origen de las plazas, entendido como un espacio abierto que da cabida a toda actividad comercial, cultural y social en la vida cotidiana. Un ágora sin asientos donde las personas -con o sin recursos- ya no podrán sentarse si no es a degustar un piscolabis en la terraza ubicada a escasos metros. Este grupo de individuos se sienten desahuciados del lugar donde durante años ha sido su hogar. Aprovechando el calor estival, ahora se han trasladado a la plaza Romanilla, donde cuentan las horas para que la Policía los eche y retornar la búsqueda de un espacio donde ver la vida pasar tranquilos.

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