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Enrique Morente gana un pleito que le persiguió hasta después de su muerte

Enrique Morente gana un pleito que le persiguió hasta después de su muerte

La justicia rechaza definitivamente la demanda de un crítico de flamenco que decidió seguir con el proceso a pesar del fallecimiento del genio del Albaicín

Carlos Morán

Miércoles, 15 de octubre 2014, 00:48

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En 2007, Enrique Morente estalló. Pero como era un hombre pacífico, se defendió con el arma que mejor manejaba: la palabra. Harto de que un especialista en flamenco de Sevilla, M. M. M., le dedicase reseñas poco constructivas -por decirlo muy suavemente-, el genio del Albaicín dirigió una acerada crítica al crítico -valga la redundancia-. Por cierto, aquella carta iba firmado por artistas como el universal Paco de Lucía, Miguel Poveda, Estrella Morente, Mayte Martín o Pitingo.

Se conoce que M. M. M. se sintió ofendido al recibir una dosis de la medicina que él solia recetar a los demás y presentó una querella criminal por supuestas injurias y calumnias contra el maestro granadino. Fue en 2008 en un juzgado de la localidad sevillana de Écija, que, al parecer, era donde residía el comentarista. El juzgado de Instrucción que se hizo cargo del caso lo archivó al no observar indicio alguno de delito en el escrito de Enrique Morente.

El articulista recurrió ante la Audiencia hispalense, pero también sin éxito. El tribunal provincial entendió que el cantaor se limitó a criticar al crítico -valga otra vez la redundancia-, una conducta que, como es obvio, no castiga el Código Penal. El expediente fue archivado, pero M. M. M. no se dio por vencido y el 18 de julio de 2010 demandó a Enrique Morente -es decir, que, tras fracasar en la vía penal, se dispuso a probar suerte en la jurisdicción civil-. El experto en flamenco entendía que el maestro había vulnerado su derecho al honor... en 2007. Y pedía una indemnización de un euro, y que el texto de la eventual condena fuese publicado en los diarios de mayor tirada de España por cuenta del cantaor.

La peor noticia

Poco después, llegó la peor noticia. El 13 de diciembre de 2010, Enrique Morente fallecía en Madrid tras someterse a una operación quirúrgica.

El juzgado de Écija que llevaba la demanda del crítico tomó nota de la defunción del genio y, como es natural, suspendió la audiencia previa, un acto pensado -entre otras cosas- para intentar que las partes alcancen un acuerdo.

Pero la muerte de Enrique Morente no disuadió al articulista de seguir con el pleito y, ya en junio de 2011, comunicó al tribunal «su intención de continuar el procedimiento frente a los sucesores del demandado», esto es, Aurora, la viuda del cantaor, y los hijos del matrimonio: José Enrique, Estrella y Soleá.

Luis Miguel Corisco, el abogado granadino que defendía los intereses de los Morente, intentó que el periodista desistiera de proseguir con el pleito, pero no lo consiguió.

El maestro ya no estaba, pero la demanda sí. Triste, pero cierto.

Así que la vista se celebró, pero la sentencia fue absolutoria, es decir, que el crítico cosechó una nueva derrota legal. Entre otros argumentos, la jueza aludió a la muerte del cantaor para desestimar el asunto. «Debemos poner de manifiesto una de las peculiaridades -decía la resolución- que se dan en el caso que nos ocupa: la demanda se interpuso inicialmente contra el autor de la crítica, don Enrique Morente. Sin embargo, este falleció antes de que pudiera siquiera celebrarse la audiencia previa, circunstancia de la que se dio traslado al actor -el especialista en flamenco-, quien decidió seguir adelante (...), llamando al proceso como demandados a la viuda y a los hijos del fallecido (...) por lo que no podemos condenar a don Enrique en el presente procedimiento».

Tampoco vio razones la jueza para 'castigar' a la viuda y los descendientes del artista, que eran los que habían 'heredado' el pleito. «Ninguna intromisión en el honor puede imputarse a los hoy demandados», concluía el fallo.

El último recurso

Eso ocurrió en octubre de 2012, pero el crítico tampoco se conformó y presentó un último recurso ante la Audiencia Provincial de Sevilla, que, en marzo de este año, volvió a dar la razón a los Morente y, por ende, se la quitó al contumaz demandante. El universal cantaor del Albaicín redactó un escrito duro, sí, pero que no atentó contra el honor del periodista. «La Sala considera que no se puede hablar de intromisión ilegítima en el derecho al honor, por más que el artículo escrito por don Enrique Morente contenga ciertas expresiones que puedan resultar ofensivas al actor -M. M. M.-, sobre todo extraídas del conjunto del mismo y entendidas en sus acepciones más desfavorables, sin tener en cuenta, por ejemplo, que términos como el de fascista, en lenguaje coloquial, se utiliza para referirse a una persona autoritaria, poco dialogante, por lo que su inclusión en un artículo en que se está recriminando al crítico que desprecie a los artistas que se apartan del concepto de flamenco que él tiene, no revela una intencionalidad injuriosa, sino meramente crítica», destaca la sentencia de la Audiencia de Sevilla.

En otro pasaje de la resolución judicial, los magistrados recuerdan a M. M. M. que, dado su oficio, debería tener más cintura. «Es un conocido crítico de flamenco que publica sus críticas, valga la redundancia, en un periódico de gran tirada (...) y, dentro de su ámbito, hemos de considerarlo personaje público, a quien, además, precisamente por su profesión, ha de exigírsele un plus de tolerancia para recibir la crítica de quienes son sujetos pasivos de sus artículos». En otras palabras, que quien da, tiene que estar dispuesto a encajar.

Hace solo unos días, la Audiencia de Sevilla declaraba firme la sentencia y obligaba al crítico a pagar las costas del juicio.

Descanse en paz Enrique Morente.

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