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Javier F. Barrera
Sábado, 12 de julio 2014, 00:26
La Justicia pinta mucho. Sobre todo contra los grafiteros que dejan su huella en el patrimonio protegido de Granada. La Fiscalía de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio ha presentado este mes de julio dos escritos de acusación en dos procesos diferentes en los que dos grafiteros son acusados de sendos delitos.
El otro escrito de acusación corresponde a los hechos ocurridos el 18 de octubre del año pasado, cuando el acusado se encontraba junto a la ermita de San Miguel Alto, «con clara intención de causar menoscabo en la misma y haciendo uso de pinturas que portaba consigo al efecto, realizó pintadas consistentes en dibujos egipcios sobre los muros de la citada ermita y sobre unos quince metros cuadrados del suelo que la circunda».
La ermita de San Miguel es Bien de Interés Cultural con la categoría de monumento. «Además, se sitúa en el punto más alto de la muralla exterior del Albaicín y, al estar sobre ésta, forma parte de la misma, habiendo sido declarada la muralla Monumento Histórico-Artístico en 1922». Los hechos narrados son constitutivos de un delito del artículo 323 del Código Penal, se le pide al igual que al anterior dos años de prisión, 18 meses de multa a razón de 10 euros al día y una indemnización de 890,60 euros a satisfacer al Arzobispado de Granada.
No son dos casos paralelos ni tienen correlación en el tiempo. Uno de ellos ocurrió hace cinco meses, el 16 de febrero de este año; mientras que el otro es anterior y data de del 18 de octubre de 2013, nueve meses atrás. En ambos casos, la Fiscalía de Medio Ambiente destaca «la celeridad» con que se han estudiado los casos y la rapidez con la que se han presentado sendos escritos de acusación.
La fiscalía también destaca que ambos grafiteros acusados «no son de Granada». Algo que ya viene siendo constatado desde hace varios años y que en su día fue denunciado por el concejal de Medio Ambiente del Ayuntamiento de la capital, Juan Antonio Mérida, quien explicaba que los grafiteros «vienen a nuestra ciudad bajo el influjo de una especie de efecto llamada que tenemos que cortar». En los dos casos actuales, se trata de un mallorquín y de un extranjero.
El primero de ellos trata de un grafitero pillado por el servicio de vigilancia de seguridad cuando pintaba dentro del recinto de la Alhambra. Según el escrito de acusación presentado, «sobre las 17.20 horas del día 16 de febrero de 2014, el acusado, de nacionalidad española y afincado en Mallorca, tras introducirse en el recinto de la Alhambra y acceder hasta el denominado Carmen de San Fernando, con clara intención de causar menoscabo en el mismo y haciendo uso de pinturas que portaba consigo al efecto, realizó pintadas consistentes en una especie de flores naranjas sobre el muro del estanque que posee el citado carmen».
El Carmen de San Fernando, reza el escrito de acusación, «forma parte del monumento de la Alhambra y del Generalife y es zona afectada por la declaración de Bien de interés Cultural, teniendo protección integral». Se escribe ahora que «los hechos narrados son constitutivos de un delito del artículo 323 del Código Penal», por lo que «procede imponer al acusado la pena de dos años de prisión, 18 meses de multa a razón de 10 euros diarios y una indemnización de 384,08 euros al Patronato de la Alhambra». La zona del Carmen de San Fernando discurre bajo la Alhambra entre la Cuesta de los Chinos y la Carrera del Darro.
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