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GRANADA

"¿Queréis tomaros unas copas?"

La crisis y el turismo han convertido estas palabras en la pregunta más repetida de la noche granadina

PABLO RODRÍGUEZ , @PABRODGAR

Sábado, 17 de marzo 2012, 03:30

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Cae la tarde. Las tabernas de la ciudad abren las puertas mientras una procesión de estudiantes y turistas atraviesa las calles del Realejo, Albayzín, zona Centro. No importa el nombre ni el espacio; no hay opción ni alternativa. ¿Queréis tomaros unas copas? La voz puede ser femenina o masculina, bien con acento extranjero o granadino. Es lo mismo. Estas cuatro palabras forman parte de la pregunta más repetida de la noche, el origen de uno de los problemas más llamativos a los que se enfrentan vecinos y visitantes.

Los repartidores de invitaciones han tomado algunas de las zonas más turísticas del centro. Un paseo por Elvira sirve para comprender la magnitud del asunto. En apenas quince minutos, los que se tarda en atravesar la calle desde el Arco hasta Plaza Nueva, el caminante se ve asaltado por numerosas personas que proponen copas y ofertas. Cinco, diez, quince veces, con la insistencia del que tiene en esta fórmula la única receta para llenar su bar. Es imposible pasear a ciertas horas, resulta incómodo tener que decir que no tantas veces, explica Diego, vecino de la zona del Bajo Albayzín, quien asegura que lo peor es que algunos no respetan que no quieras ir a su bar.

Ahí radica el asunto. Malos gestos, respuestas cortantes, no todos reaccionan igual a la negativa. Bajaba a Reyes Católicos cuando me pararon con un flyer de un pub. Le dije que no hasta cinco veces y después me insultó. No nos pegamos de milagro, describe Jaime, estudiante de la UGR y vecino del Realejo. La situación de estos trabajadores, algunos de ellos sin contratos y con muchas horas en el cuerpo, puede condicionar estas reacciones. Reconozco que a veces es inevitable contestar mal cuando te pasas media tarde y parte de la noche pasando frío en la calle para traer a alguien al bar, admite uno de los repartidores del Realejo, quien no ha querido dar su nombre. Cobramos una comisión que no da para demasiado, puntualiza.

El problema no pasa desapercibido para los turistas, especialmente para aquellos que han venido varias veces a la ciudad. La última vez que vine a Granada fue hace tres años y ya había muchos repartidores, pero no tantos como ahora, señala Javier Rodríguez, para quien la experiencia de saber de primera mano las ofertas está muy bien, además suelen llevarte hasta la puerta; pero resulta muy cansado tanta insistencia.

Cae la tarde y las tabernas retoman la batalla por el consumidor. En la guerra todo vale y en ésta no lo es menos. La cantinela, por repetida, emerge a cada paso: ¿Queréis tomaros unas copas?.

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