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El escultor granadino Antonio Cano Correa. /IDEAL
Fallece en Sevilla el escultor granadino Antonio Cano Correa
a la edad de cien años

Fallece en Sevilla el escultor granadino Antonio Cano Correa

El escultor, pintor, escritor y artista humanista ha fallecido a la edad de cien años. Cano Correa ha sido uno de los últimos artistas pertenecientes a una generación que surge en Granada en los años veinte

IDEAL.ES |

Viernes, 3 de julio 2009, 23:20

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El escultor, pintor, escritor y artista humanista granadino Antonio Cano falleció ayer a la edad de cien años en su domicilio sevillano.

Cano Correa ha sido uno de los últimos artistas pertenecientes a una generación que surge en los años veinte en Granada. Una de sus obras más conocidas es la escultura de Alonso Cano, en la plaza granadina del mismo nombre. A pesar de su amor por Granada y las muchas obras tanto escultóricas, pictóricas y literarias dedicadas a su ciudad, no tuvo el reconocimiento merecido. Su carrera artística ha sido tan extensa como su misma vida y supone un recorrido por las diversas tendencias estéticas que comenzaron fundamentalmente con el arte sacro.

Cano nació el 4 de febrero de 1909 en Guájar Faragüit. Sus padres, de origen campesino, se trasladan al año siguiente a Granada capital, al barrio de San Lázaro, en donde pasó su niñez. En 1919, con diez años comenzó a trabajar por primera vez en su vida, en la vieja librería de don Felipe Dorronsoro, en donde nació su afición a la lectura. Con trece años, en 1922 entró a trabajar como aprendiz en el taller de esculturas religiosas de José Navas-Parejo en donde se inicia en el mundo del arte, y donde comenzó con las faenas más elementales como barrer el taller, limpiar las. En 1923, con catorce años se traslada con su familia a vivir a Barcelona, en donde estuvo trabajando en el Taller de esculturas religiosas Casa Rius. En 1927 regresó con su familia a Granada, y nuevamente entró a trabajar en el taller de José Navas-Parejo, realizando infinidad de esculturas religiosas, y en donde coincidió con grandes escultores con los que entabló una gran amistad como José Gabriel Martín Simón y Antonio Martínez Olalla. Durante esta época asistió a clase por la tarde en la Escuela de Arte y Oficio de Granada. Igualmente, por esta época, asistió a las clases nocturna de dibujo con modelo vivo que se daban en el Centro Artístico de Granada, en donde conoció al músico García Carrillo y al poeta Federico García Lorca al que recordaba como una persona sencilla, simpática y de una gran amabilidad. En 1929, comienza a realizar trabajos de esculturas religiosas de forma independiente en su taller, como la copia que realizó en 1931 de la Inmaculada de Alonso Cano a un tamaño mayor que el original y que se encuentra en el altar mayor de la Iglesia de Guajar Alto.

Estudios en Madrid

En 1932 consiguió una beca del Ayuntamiento de Granada para ampliar estudios en Madrid, a donde se trasladó, matriculándose en la Escuela Superior de Bellas Artes San Fernando de Madrid para obtener el título de profesor de Dibujo. Durante esta época conoció a Valle Inclán en la tertulia que había en el Café Universal de Madrid. También conoció a Pío Baroja y a su hermano Ricardo Baroja. Asistió a la tertulia que tenia Eugenio Dor en su casa y también conoció a Buero Vallejo, debido a que fueron compañeros en Madrid ya que Buero empezó estudiando pintura y luego se dedicó a la escritura. En 1936 regresa a Granada para visitar a su familia, trayecto que realiza en tren con un billete de ida y vuelta, estallando la guerra civil, por lo que se tuvo que quedar en Granada. Cuando finalizó la guerra, en 1939, volvió a Madrid con el mismo billete de ida y vuelta, para terminar la carrera, pero resultó que la escuela superior de Bellas Artes de Madrid estaba cerrada debido a que había caído una bomba, por lo que se tuvo que ir a terminar la carrera en Valencia. Volvió a Granada, entrando nuevamente a trabajar en el taller de Navas Parejo en donde conoció a la escultora Carmen Jiménez Serrano, con la que más tarde acabaría casándose.

Durante esta época realizó esculturas religiosas en el taller de Navas Parejo, entre la que destaca la de el sayón conocida popularmente como el Verruga perteneciente a la cofradía de Jesús del Puente del Cedrón de Málaga, que está firmada por Navas Parejo, pero que fue diseñada y realizada íntegramente por Antonio Cano. Igualmente, por esta época ya se hizo autónomo y realizaba esculturas por su cuenta, mayormente religiosa ya que era donde había más trabajo debido que al finalizar la guerra, la mayoría de iglesias se habían quedado sin imágenes.

En 1941 entra a trabajar como auxiliar de D. José Martínez Puertas, en la escuela de Arte y Oficio de Granada. Aquí conoce al pintor Gabriel Morcillo, con el que le uniría una gran amistad, al igual que con el pintor y profesor de dibujo Joaquín Capulino Jáuregui. Durante esta época comienza a simultanear la escultura religiosa con la escultura figurativa. Siendo alcalde de Granada, Antonio Gallego Burín, en 1943 le encargan a Antonio Cano la realización de un monumento a Alonso Cano, que lo modeló en la escuela de Arte y Oficio y que se ubicó en la entonces Plaza del Palacio Arzobispal, en la actualidad Alonso Cano.

Por esta época, Antonio Cano abandona la escultura religiosa y comienza a realizar un tipo de esculturas con aires más renovadores, con un modelado personal, en el que la figura humana siempre será el tema principal. En esta época talló un torso de mujer desnuda en piedra negra que se encuentra en el Palacio de Carlos V de Granada.

Traslado a Sevilla

En el año 1945 gana por oposición la plaza de Catedrático de Talla en la Escuela Superior de Bellas Artes Santa Isabel de Hungría de Sevilla, en donde fija su residencia. En 1947 realiza la escultura de Alfonso X el Sabio en aptitud orante para su sepulcro situado en la capilla Real de la Catedral de Sevilla. En 1955 es nombrado académico correspondiente de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid. Igualmente, en este mismo año es nombrado Socio de Honor del Círculo de Bellas Artes de Madrid. En 1956 concurre a la XXVIII Bienal Internacional de Arte de Venecia a la que envió dos obras, un desnudo de mujer en piedra artificial y un dibujo, ocurriendo que en el traslado de vuelta la escultura acabó hecha añicos, siéndole abonado el importe acordado con el seguro pero la obra se perdió para siempre. En 1963 el Ayuntamiento de Sevilla le encarga la realización de un grupo escultórico para la Plaza de Cuba del moderno barrio de los Remedios. Antonio Cano realizó el grupo escultórico titulado Muchachas al Sol, concebido con unas características conceptuales de una nueva figuración, que lo convirtió en el primer monumento moderno que se instaló en Sevilla lo que provocó una reacción contraria en los ambientes academicistas y conservadores de la época acompañada de una intensa campaña en los medios de comunicación conservadores, que provocó que fueran ubicadas por distintos espacios de la ciudad, hasta que en 1981 fueron instaladas en el lugar que ocupan hoy, La Glorieta de las Cigarreras.

Los años sesenta y setenta suponen un cambio de estilo del artista, que se decide por las formas más abstractas en lo que a pintura se refiere y la escultura adquiere unas formas menos monumentales. En los años ochenta, con un gran reconocimiento académico tanto en Madrid, por la Academia de Bellas Artes de San Fernando, como en Sevilla, donde es considerado prácticamente como el escultor de la ciudad, emprende su labor literaria y escribe su autobiografía y el libro Memorias amarillas (Ed. Don Quijote). Además, el Ayuntamiento de Granada le encarga el retrato de Manuel Fernández Montesinos, último alcalde republicano de Granada, para realizar una galería de alcaldes de la ciudad. En este mismo año, la editorial Madrileña, Libertaria Produfi S A de Madrid, dirigida por Hector Carrión, edita el libro titulado, Pinturas y breve biografía de Antonio Cano. En 1993 el Ayuntamiento de Dos Hermanas (Sevilla) acuerda rotular una de sus calles con el nombre de Escultor Antonio Cano. El escritor Manuel Orozco Díaz publica en ediciones Guadalquivir el libro titulado La pintura de Antonio Cano. También en este mismo año, el Ayuntamiento de su pueblo natal, Guajar Faragüit acuerda rotular una calle con el nombre de Escultor Antonio Cano Correa. En 1995, Antonio Cano escribe el libro Granada en la memoria (Ed. Guadalquivir). En estos últimos años del siglo XX le llegan los reconocimientos granadinos y s le otorga en 1997 la medalla de oro de la ciudad y en 2005, la Academia de Bellas Artes Nuestra Señora de las Angustias de Granada le concede la Medalla de Honor.

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