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Concepción contesta a los numerosos periodistas que acudieron al juicio. /EFE
«Jamás en mi vida he comprado lotería a medias; bien lo sabe Dios»
GRANADA

«Jamás en mi vida he comprado lotería a medias; bien lo sabe Dios»

Una mujer se enfrenta a dos años de prisión por no compartir un premio

ROCÍO MENDOZA

Miércoles, 14 de enero 2009, 03:33

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El dinero no da la felicidad. Al menos, no siempre. Quien tenga alguna duda, puede preguntarle a Concepción Heredia, una vecina de la localidad granadina de Pedro Martínez que, a sus 50 años, se vio ayer sentada en el banquillo de los acusados de un tribunal seis años después de ganar 48.000 en el sorteo de la Lotería de Navidad. El 'pico' que fue motivo de alegría para ella y su familia se ha convertido hoy en el motivo de su acusación.

Un vecino sostiene que jugó a medias con ella el décimo tras un acuerdo verbal. Pero cuando tocó, no lo compartió. La denunció y ayer, la Fiscalía dio credibilidad a la versión del hombre que no vio ni un céntimo del premio. Pide que Concepción sea condenada a dos años de prisión por un delito de apropiación indebida. Ella lo niega. Ahora, el tribunal de la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Granada dictará una sentencia que determinará si el premio se reparte o no.

Sí, pero no

Durante el juicio celebrado ayer, Concepción desplegó una serie de argumentos para defender su decisión de no compartir el premio con su vecino. Fueron varios. El primero de ellos: «Le dije que llevaba tres números, pero en realidad llevaba cuatro. El cuarto tocó, pero yo me referí a los otros», declaró. El segundo se refirió a su falta de costumbre en compartir décimos. «Jamás en mi vida he comprado lotería a medias. Eso Dios lo sabe», aseguró. A pesar de ello, otro punto de su versión fue que el boleto premiado lo compró a medias con su hija. Y el último y, para ella quizá más importante, que su conocido no le dijo claramente que sí a su ofrecimiento de jugar a medias los otros tres números. «Le dije que firmara los décimos, pero sólo me dijo que ya veríamos», concluyó en su argumentación.

Número de la mala suerte

La de su vecino y denunciante, Francisco Luis Amador, es diametralmente opuesta. En cuanto al acuerdo de jugar juntos, este hombre aseguró ante el tribunal que hasta hablaron de la forma de pago. «Me debía 60 euros por unas sillas que le vendí y llegamos al acuerdo de que se lo restaba de la deuda», aseguró. Y lo peor: que sí conocía el número.

En este punto del relato, se suman más detalles rocambolescos. Dos en concreto. Se da la circunstancia de que el número premiado comenzaba por 13. Algo que difícilmente se olvida y menos un supersticioso. Por otro lado, el número agraciado fue especialmente famoso en el año 2003. Entonces, se extendió el rumor en la provincia, con ayuda de los medios de comunicación, de que el premio de Navidad tocaría en Guadix y acabaría en 1 porque un adivino así lo había augurado. Finalmente, así fue: el 13.911 dejó más de 19 millones de euros en el pueblo.

Todas estas circunstancias fueron comentadas en la solemne sala de juicios de la Audiencia de Granada porque fue uno de los argumentos esgrimidos por el denunciante para convencer de que sí conocía el número. Tenía muchas circunstancias anómalas como para poder olvidarlo. Aún así dijo que lo apuntó en un papel. Cuando llegó el día del sorteo, nada de lo pactado le sirvió. «Me dijo que no me daba ni un duro», trasladó a los magistrados. ¿Pero por qué no firmó el décimo que, sostiene, le mostró su amiga? «Porque tenía plena confianza en ella. Era como de mi familia», se escudó.

Hasta este punto del juicio, los magistrados se encontraban con una versión en blanco de la acusada y otra negra del afectado sobre un supuesto acuerdo verbal entre dos. Algo que es válido en premios de Lotería. Eso sí, siempre que pueda demostrarse. Y, en este caso, sí comparecieron en el juicio dos testigos que apoyaron la tesis del denunciante, para inclinar la balanza a su favor.

Reunión

La defensa de Concepción destacó algunas contradicciones en las que incurrieron los dos testigos, como el número de personas presentes o el lugar donde se celebró la reunión en la que la acusada ofreció la posibilidad de compartir el décimo de Lotería. Pero lo cierto es que ambos corroboraron que le enseñó el número, que él le dijo que se fiaba de ella para no firmarlo y que iban a medias.

En contra de estos datos, la familia de la acusada apoyó que el número premiado fue comprado a medias con su hija en una sucursal de CajaMadrid de Guadix. Hasta el director del banco fue a juicio para corroborar que así fue. «Si le pagó luego su hija los diez euros, no lo sé», dijo al ser preguntado si le consta que la joven pagó la mitad por el décimo. El marido, la hija y el yerno de la acusada también están imputados en la causa al haber ingresado en sus cuentas el dinero. Pero todos se mantuvieron en su tesis de que no jugaban a medias con el vecino.

Será la Justicia y no el azar quien decida ahora a quién corresponde la suerte.

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