Edición

Borrar
ALEGRÍA. En el Arco de las Pesas se bailó un pasodoble. / M. A. ALEJO
La procesión del dedo meñique
GRANADA

La procesión del dedo meñique

Cerca de 200 jóvenes participan desde hace una década en un acto más que singular: la procesión de un dedo que perdió uno de ellos en accidente

MIGUEL A. ALEJO

Domingo, 16 de noviembre 2008, 10:25

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Dicen que las cosas que pasan en esta ciudad no pasan en ningún sitio. ¿Es verdad! ¿Cómo es posible que desde hace diez años se reúnan hasta doscientas personas para procesionar el dedo meñique que perdió uno de ellos? ¿Pues ocurre! Las caras de asombro y la pregunta «¿esto qué es?» era la frase más usual de los transeúntes que se encontraban por el Albaicín con un estandarte, un pequeño paso al estilo de Semana Santa y unos doscientos jóvenes detrás disfrazados. No es para menos las caras de asombro e incredulidad ante esta comitiva. Se encontraban con la llamada 'Romería del Meñique', que reúne en Granada a cerca de 200 asistentes que viajan hasta nuestra ciudad desde otras provincias de Andalucía, Madrid e incluso desde Perú, para participar en esta romería festiva. Hace más o menos una década Márquez Morales en un accidente de moto en la Gran Vía perdió el dedo meñique del pie izquierdo. Para celebrar esta fecha, se realiza esta romería festiva, planteada como si de una obra de teatro o performance se tratara. El dedo, conservado en formol, e introducido en una pequeña caja, se incorpora a un palio que parece una imitación de paso de Semana Santa en miniatura. Este paso es llevado por cuatro costaleros a la orden de un capataz. Parodiando así todos los elementos culturales e iconográficos populares incorporados con la Semana Santa. Este año, al grito de ¿olé, olé y olé!, el meñique salió puntualmente a las doce de la mañana de su casa matriz en la Cuesta del Zenete. En la comitiva estaban los romeros disfrazados de toreros, con trajes de gitana y algunas plañideras a lo lorquiano. Después siguió la procesión por las principales calles albaicineras. Uno de los momentos más intensos y sorprendes fue junto al Arco de las Pesas, junto a Plaza Larga, cuando los romeros, siguiendo los acordes de un clarinete, de forma espontánea, se animaron a marcarse todos un paso doble. Al igual que en el resto del recorrido, los flashes de los transeúntes y visitantes de Granada no paraban de saltar. Otro de estos momentos ha sido cuando a la vuelta a la 'casa madre' en lo alto de la Caldelería, un joven sentado en una de las terrazas de un bar, se ha arrancado a cantarle una saeta al dedo meñique. Los vítores de '¿Viva el meñique!' salieron de las gargantas de todos los presentes, de romeros y los clientes de las terrazas que comían plácidamente al sol de noviembre. La algarabía festiva iba con la cometida y numerosos extranjeros, tras el primer estupor, de sorpresa se unían a la fiesta. «Vosotros sí que sabéis y además me estáis llevando por todas las callejuelas del Albaicín», comentaba Alexander, un hombre alemán. Así hasta llegar a la Plaza de Carvajales, donde se viven los momentos de más recogimiento: se le canta al dedo un gospel, se le lee una oda y después el dueño del dedo muestra a los asistentes el pie que sufrió la amputación del meñique. Tras esta romería, al anochecer, el dedo vuelve a su jardín donde una placa señala el lugar donde está enterrado. Si pasean por el Albaicín y ven 'Carmen del Meñique' ya saben de donde proviene ese singular nombre.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios