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Hay que reservar un año antes del carnaval de Venecia si se quiere asistir a un palacio.
¡Resérvalo ya!
ser pijo requiere años de espera

¡Resérvalo ya!

Grandes acontecimientos culturales anuales, cenar en el mejor restaurante del mundo y conducir un Ferrari requieren años de espera

IVÁN ALONSO

Jueves, 23 de octubre 2008, 12:33

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¿Estaría dispuesto a esperar durante cuatro horas? ¿y un día o dos? El pasado mes de julio se guardaron colas de 5 días en la Quinta Avenida de Nueva York para esperar el lanzamiento del iPhone 3G de Apple. Pero muchos acontecimientos no requieren dormir en plena calle. Con tener dinero e Internet a mano basta. Alojarse en un hotel céntrico mientras se celebran los festivales de cine de Cannes, Venecia y San Sebastián, asistir a ciertas ferias anuales de trabajo, los viajes de novios, los cruceros y las vacaciones en lugares exóticos deben reservarse, por lo general, de un año para otro. Otros ya no son tan habituales ni conocidos. El primer día de enero la Orquesta Filarmónica de Viena saluda el año nuevo interpretando un amplio y variado repertorio de la familia Strauss, Mozart y cierra con la 'Marcha Radetzky', acompañada con aplausos al compás por parte del público. Al día siguiente se ponen a la venta las entradas para el recital del año que viene. «Si no se reservan durante enero no se puede asistir a la cena y el baile en el Palacio Imperial y sólo quedan entradas de pie y en la reventa a precios astronómicos», avisan desde Kuai Viajes, una empresa especializada en 'experiencias únicas' que, lógicamente, conllevan un largo periodo de espera para acceder a ellas. Una estancia en la villa privada del cantante de los Rolling Stone, Mick Jagger; el privilegio de navegar en el mítico 'Christina', la embarcación de recreo del armador griego Aristóteles Onassis; una boda en la caribeña isla Necker, propiedad del millonario Richard Brandson; conducir un monoplaza de Fórmula 1 y visitar la tumba submarina del Titanic son algunas de las exclusivas actividades para las que hay que hacer reservas como mínimo un año antes. Incluso desde la agencia recuerdan que si para las fechas que se desean alguno de estos acontecimientos están ya ocupados, hay que armarse de paciencia y pedir cita para el año siguiente. En estos eventos, contra lo que pudiera parecer, no hay una alta tasa de anulación. «Son plazas confirmadas y si alguien se echa atrás sabe que le costará mucho dinero», señalan desde Kuai Viajes. Estas esperas sólo suelen romperse por una causa de fuerza mayor como una enfermedad. La agencia de viajes, en este caso, queda cubierta por el seguro que hay que suscribir obligatoriamente. De todas maneras, son viajes para elites cuyo problema no es precisamente el tiempo de espera que hay que aguardar. Música y deporte El turismo cultural es la principal fuente que combina la exclusividad y el refinamiento con las interminables esperas. 'Música Juntos' es una agencia especializada en viajes musicales y culturales de todo el mundo que lo mismo organiza un baile de máscaras en el palacio Pidani Moretta de Venecia durante carnaval que traslada a su cliente a Rusia para disfrutar de las 'Noches blancas de San Petersburgo'. En primavera el sol nunca acaba de ocultarse ni de salir y en la luz del eterno crepúsculo que queda prendada sobre la ciudad se realiza durante todo un mes un Festival que acoge lo mejor del ballet en el Teatro Mariinsky, la ópera de Kirov y audiciones de música clásica en el museo Hermitage. ¿Tiempo de espera? «Un año antes por lo menos», informan desde la agencia. Una minucia comparado con los dos y casi tres años que algunos clientes están dispuestos a aguardar por realizar un crucero mediterráneo acompañados por la Filarmónica de Viena en el barco 'Aida Diva', cuyo taquillaje para 2010 está ya completamente vendido. Pero no sólo de arias vive el hombre. Las grandes finales del deporte bien valen una misa. El torneo de tenis Roland Garros tendrá lugar el año que viene entre el domingo 24 de mayo y el 7 de junio. El periodo de reserva de entradas comienza el sábado que viene, 1 de noviembre, en la página de Internet de la Federación Francesa de Tenis (www.fft.fr). En puridad uno sólo se inscribe en las llamadas 'hojas de reserva'. Estas no dan derecho automáticamente a una entrada. A principios de abril un programa informático ordenará las hojas de reserva aleatoriamente y asignará los billetes que dan acceso a la pista. Algo parecido sucede para encontrar sitio en las pistas centrales de la final de Wimbledon. El primer obstáculo es reunir las 2.895 libras esterlinas -unos 3.722 euros- que cuesta una localidad en la final masculina del próximo 5 de julio, y el segundo y definitivo es superar el sorteo por el cual se adjudican las entradas a partir de diciembre de este año. Estos eventos no se libran de las suspicacias del aficionado de cierto 'marrullerismo' y enchufe. En Estados Unidos ni se molestan en ocultarlo. Un cronómetro marca en St. Petersburg (Florida, EE UU) los días, horas, minutos y segundos que faltan para que el estadio de su equipo, los Tampa Bay Buccaneers, acoja la Superbowl el próximo 1 de febrero. Televisiones y radios de todo el mundo retransmitirán en directo la final de la liga de fútbol americano profesional; conseguir entradas es otro asunto. Desde meses antes hacerse con una es una quimera. Además el 'romántico' ciudadano individual que compra su entrada por afición es prácticamente inexistente. Las grandes corporaciones empresariales controlan más de la mitad del taquillaje para repartirlas en función de sus intereses y compromisos. La reventa, desde que se legalizó en algunos estados, alcanza hasta los 19.446 dólares -14.758 euros- del año pasado en StubHub, una subsidiaria de la página de subastas eBay. Año tras año son miles las personas que se quedan sin poder asistir al partido. A falta de 100 días, los precios en la reventa alcanzan ya los 18.824 dólares por entrada, ¿alguien da más? Sí. Quien en medio de la crisis ande bien de capital y quiera ponerse a los mandos de un flamante Ferrari 599 que sueñe con él hasta 2011. La marca sólo reduce su plazo de entrega un año si se trata del algo más 'asequible' 612 Scaglietti y el término medio de espera se sitúa en los 30 meses necesarios para poder conducir un F430. Cenar en El Bulli Y es que las esperas no las reduce el dinero. En Pamplona casarse en la iglesia de San Lorenzo no es un problema de parné. En su interior se encuentra la capilla de San Fermín, el patrono en honor de quien se celebran en julio las internacionales fiestas. Casarse en su altar ante la talla policromada del Santo que data del siglo XV es todo un alarde de paciencia. El sacristán del templo informa que ahora mismo quien desee hacerlo por la mañana debe esperar hasta junio o septiembre... de 2010. «Por las tardes se puede encontrar algo antes, pero pocas parejas quieren», añade. Junio y septiembre -durante las fiestas no hay bodas- son los meses más solicitados por los novios pamploneses, seguidos de agosto y julio. Para ambos es preciso ponerse a la cola de los 24 meses. Salir a cenar, en cambio, sí es sinónimo de rascarse el bolsillo, y de planes anticipados. Quienes aspiren a probar los 'avant postres', los 'morphing' y el caviar, huevos y raviolis esferificados del restaurante El Bulli de Ferràn Adrià tienen que ponerse de acuerdo y citarse doce meses antes por lo menos. El restaurante situado en Cala Montjoi de Rosas (Gerona) informa que se encuentra completamente reservado para la presente temporada -abre de junio a diciembre- y sólo toma nota desde la semana pasada para la temporada 2009. 136 días al año de los cuales casi una quincena de ellos abre únicamente para almorzar. ¿La manera de conseguir mesa? Enviar correos electrónicos a bulli@elbulli.com, respetar sus fechas de solicitud de reserva y, sobre todo, tener paciencia. El afamado lugar de restauración recibe casi 5.000 solicitudes al año para conseguir mesa. Todas no pueden ser atendidas. En definitiva, como decía Calderón de la Barca: «Afortunado es el hombre que tiene tiempo para esperar».

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