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El peso del campeón se impone
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El peso del campeón se impone

Una genialidad de David Villa y la colaboración del árbitro permiten a España derrotar a Bosnia en el primer asalto al Mundial 2010

IGNACIO TYLKO (COLPISA)

Domingo, 7 de septiembre 2008, 12:54

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España superó a la abnegada Bosnia-Herzegovina con una polémica obra de arte de Villa, que remidió así el fallo de un penalti, pero quizá aprendió que sólo con el escudo de campeón no se gana. Aunque pesa en el buen ánimo propio, el respeto del rival y quizá la consideración arbitral, el título pasado no garantiza el éxito futuro.

Ya lo avisó Del Bosque. Los reyes del Viejo Continente necesitaron un acelerón en la segunda mitad y la ayuda del trencilla escocés para desembarazarse del primer rival en el camino del Mundial de Sudáfrica. El humilde combinado del abuelo Blazevic, con dos bajas sensibles en la zaga, pudo adelantarse al principio y salir goleada al final.

El jugador del Sevilla CF Diego Capel era el hombre clave en la estrategia. El elegido por el entrenador salmantino Vicente del Bosque para derribar desde un extremo el muro balcánico. Todos debían de buscar al joven almeriense, descarado, profundo, habilidoso pero con dos defectos de juventud: agacha en exceso la cabeza y se cae demasiado.

Le dan mucho porque lleva el balón cosido al pie, pero exagera lo suyo. Como en el penalti que se guisó con Xavi pero que no se comió Villa. Lo lanzó junto al palo pero por fuera. Una lástima porque fue la gran ocasión de abrir el partido antes del descanso. La otra, un lejano lanzamiento al travesaño de Senna. Y nada más.

Paciencia

Como dictaba el guión, los bosnios regalaron sin el menor rubor el campo y el balón a los campeones de Europa. Había que tener paciencia para madurar al adversario a base de toque, movimientos sin balón y Capel, ese exterior que la España campeona no tuvo en el Europeo y en el que cree el nuevo seleccionador.

Pero ocurrió que en el primer tiempo la tranquilidad se confundió con la calma chicha y que tanto se cargó el juego sobre la izquierda que la máquina se descompensó. Rodaba mal. Necesitaba un paralelo y un equilibrado.

Cesc apenas entraba en juego. Como antaño, se robaba espacios con Xavi e Iniesta. Y se acusaban las ausencias obligadas de Fernando Torres y Silva. El 'red' brinda espacios preciosos a sus compañeros al focalizar la vigilancia de los zagueros y el 'ché' distrae al más pintado con sus diagonales.

El atacante Villa estaba solo, demasiado aislado. España quedaba huérfana por la derecha, donde no estuvo hasta el tramo final Cazorla. Se dañó ligeramente un codo en el entrenamiento del viernes y quizá por eso no se le forzó.

Sergio Ramos debía de romper por el costado, pero el sevillano quiso ser más vistoso que pragmático y abusó de las frivolidades.Le sobra calidad pero en determinadas situaciones debe de entender que tampoco es Maradona. Perdió algún balón peligroso, subió en alguna ocasión junto a Capdevila y esos desajustes pasan factura.

Hasta en tres oportunidades se presentaron los rivales en el área del guardameta Iker Casillas como Pedro por su casa. Pero fueron más inocentes que Heidi en la afamada serie de dibujos.

Del Bosque entendió lo que sucedía y en el descanso reordenó las ideas. La selección pasó por su taller. Exigió algo más de intensidad y abrió al centrocampista del FC Barcelona Andrés Iniesta. De pronto, el manchego se convirtió en el líder que precisaba la derecha.

Fábregas

Y Fábregas al fin encontró una zona influyente. Adivinó el desmarque de Villa, le metió un balón precioso y el asturiano no perdonó. Arrancó en posición más que dudosa pero luego lo hizo de cine. Dribló al portero y, sin apenas ángulo, acertó con sutileza.

Abierto el partido, el salmantino Vicente del Bosque movió ficha. Entró al rectángulo de juego el centrocampista Xabi Alonso, extraordinario en el amistoso de Dinamarca, y se fue Cesc. Creció España, que manejó con solvencia el choque hasta la conclusión.

Se adueñó por completo del esférico cuando el futbolista del Villarreal Cazorla suplió al desfondado Capel. Iker ya no volvió a sufrir. Los bosnios firmaron una digna rendición.un nuevo lanzamiento de Senna justificaron un triunfo más amplio.

La afición que llenó el estadio La Nueva Condomina en el regreso a casa del campeón coreaba el «Villa maravilla» y pedía a Bojan en medio de la fiesta. La joven perla sigue esperando su turno. La superioridad era clara y España acabó con taconazos en zonas de peligro y jugadas de ensueño que no sirvieron para sellar un triunfo más holgado.

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