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Ganas, todas
Habría que estar muy desganada para no hervir ante Bardem

Ganas, todas

Habría que estar muy desganada para no hervir ante Bardem

PPLL

Jueves, 31 de julio 2008, 12:45

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EN Alemania se han confundido. Pe viene de Pe-nélope, no de Pe-rezosa. Y menos aún, de perezosa sexual. Es evidente que los papás de Penélope Cruz bautizaron a su primogénita pensando en la famosa canción de Serrat y no en lo difícil que sería encontrarle un diminutivo. Supongo que para cuando descubrieron que el nombre era demasiado largo y que partirlo por la mitad (prueben a hacerlo) no era lo que se dice aplicable a una niñita de meses, ya era demasiado tarde. Así que lo dejaron en Pe.

Pe, o mejor dicho su publicista (forma fina de llamar al pelota que toda estrella de Hollywood necesita tener en plantilla), acaba de salir al paso de una información publicada en la revista alemana 'Bild', según la cual la actriz padece pereza sexual.

Dice esa revista que Penélope llegó a afirmar que a veces le da tanta pereza practicar sexo como ir a una corrida de toros. La declaración será todo lo falsa que quieran, pero no deja de tener su gracia. De hecho, hasta parece inspirada en ese viejo chiste que dice: «Donde esté una buena corrida, que se quite el fútbol... ¿Y hasta los toros!». Claro que en Alemania no creo que se lo sepan.

¿Pereza sexual, Penélope? Con alguien como Tom Cruise no digo que no (ese flequillito es bastante disuasorio), pero con todo un Javier Bardem a su lado... Hay que estar muy desganada, o quizás a falta de hierro, para no hervir ante semejante 'sex-symbol'.

A menos, claro está, que el hombre tenga un carácter de pena. Se ha demostrado científicamente que las feromonas y endorfinas se disuelven en vinagre. Y luego que Bardem (su Anton Chigur acaba de ser elegido el cuarto personaje más temido del cine), según cómo te mire te da ganas... Pero ganas de salir corriendo.

Total, que mientras la prensa alemana acusa falsamente a Penélope Cruz de pereza sexual, la inglesa ya la ve preparando su boda. Según los tabloides británicos, Penélope se casará muy pronto con Bardem; lo cual, en el fondo, no es sino otra forma de pronosticarle, a largo plazo, el mismo mal que ahora le adjudican los germanos; porque la rutina matrimonial otra cosa no, pero pereza genera un rato.

En todo caso, eso será algún día lejano. De momento, joven y soltera, Penélope no tiene por qué sufrir desgana sexual alguna. Todavía está muy lejos de esa peligrosa edad en la que a toda mujer empieza a fallarle el termostato (por cierto, que esta verdad se atreve a decirla un hombre y lo empapelamos por machista).

Y, bueno, que la libido no siempre disminuye con los años. Ahí tenemos a Ana Obregón a sus cincuenta y tantos, y sin dar muestras de la menor apatía. Por no hablar de Sara Montiel o del honorable señor Tokuda, ese japonés que a sus 73 años sigue siendo una estrella del porno, y dice que no piensa jubilarse hasta los ochenta. Por todo eso y más, no creo que la joven y vital Penélope le haga ascos a algo que debe de resultarle tan cercano y familiar... que hasta lo lleva en el nombre.

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