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España toca el cielo
eurocopa 2008

España toca el cielo

La selección española se mete en la final de la Eurocopa 2008 tras golear a Rusia en una magistral segunda parte

ROBERTO MORALES |

Viernes, 27 de junio 2008, 12:58

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roberto morales viena

España despertó a Rusia de su sueño e impuso su estilo de juego para recuperar el prestigio perdido en Europa y tocar el cielo 24 años después, con goles de Xavi, Güiza y Silva en un partido histórico camino de la gran final.

Alemania-España. Final de la Eurocopa 2008 que pasará a la historia por el regreso a la elite de España. Superada la barrera de cuartos. Eliminados los miedos ante Italia desde la tanda de penalti, bordó la semifinal para eliminar a Rusia, la sensación del campeonato, endosándole la segunda goleada consecutiva. Luis afrontó la cita con la historia con un once que España sabe de memoria. No son tiempos para ello, mucho menos en una competición corta, cargada de partidos. Los miedos del desgaste físico no le condujeron al cambio, aunque lo meditó.

Se enfrentaban las dos selecciones que han enamorado con su juego a Europa. El toque de España ante la renacida Rusia. Recuerdos presentes de una goleada (4-1) en el estreno de la Eurocopa, que condicionaban el duelo. Se repitió la climatología, con una lluvia que beneficiaba a la rapidez rusa, pero el estilo de partido fue distinto.

La lucha inicial estaba clara. Batalla por el balón. Por el mando. España, centrada en frenar la magia de Arshavin, juntó las líneas. Defendió bien. Se encontró con una Rusia crecida de inicio, inmersa en una dinámica con la que borró del mapa con un fútbol de quilates a Suecia y Holanda.

Cuando todos avisaban a Sergio Ramos del peligro de Arshavin dejándose caer al costado con el desdoble del potente Zhirkov, Rusia sorprendió por la otra banda. Capdevila comenzó sufriendo ante Saenko, que lanzó tres centros que no encontraron rematador pero metieron miedo en el cuerpo.

España jugaba directo. Con Senna de dueño en la medular, Xavi no durmió la posesión y encontró con rapidez los movimientos de Villa y Torres, la subida por sorpresa de Sergio Ramos. Fue el lateral el más incisivo en el remate. No llegó por milímetros a un centro al que se lanzó en plancha y chutó en dos ocasiones con la zurda, tras recortar a su marcador, a las manos de Akinfeyev.

La lucha de Torres y la pegada de Villa se repetían como el día del debut esperanzador. Un fuerte disparo desde la esquina del área del Guaje volvía a probar los reflejos del meta ruso, en un césped húmedo por el diluvio, que daba mayor velocidad al esférico (m.11). Rusia tenía las ideas claras cuando poseía el balón. Aquellos veinte minutos iniciales del debut no eran un espejismo. Tocó con criterio, con velocidad y creó peligro con remates de Pavlyuchenko. Un lanzamiento a balón parado rondó el larguero (m.16) y un disparo desde la frontal, con rumbo a la escuadra, provocó la parada del campeonato, con Iker volando hasta rozar el balón con su guante izquierdo (m.31).

Regresó el salvador. El portero que decide partidos. España aún estaba conmocionada. Segundos antes, en el lanzamiento de una falta, Villa se había lesionado. El artillero de la Eurocopa sufrió un pinchazo en el lanzamiento de un disparo que acabó en manos de Akinfeyev. La desgracia se cebaba con la selección que ayer vestía de amarillo, dorado para los supersticiosos. Luis reaccionó rápido. Pasó al plan b, al 4-1-4-1. Saltó a escena Cesc Fábregas. En minutos de tensión, impuso su estilo y devolvió la posesión del balón a España, la hizo dueña. Sólo faltaba encontrar el camino al remate.

Xavi abre la lata

La primera parte dejaba patente que nunca es fácil ganar en una gran competición. Mucho menos repetir. Pero esta selección es ganadora. No tiene perjuicios. Por su mente no pasan miedos del pasado. Y salió a vencer. Subió el ritmo con la final en la mente. Xavi encontró a Iniesta, gris en el campeonato pero finalmente decisivo con la devolución de la pared, que empujó con todo su alma a la red Xavi, para desatar la locura en todo el país. El gol desató el fútbol control de España y el nerviosismo de Rusia.

La dureza de Rusia no frenó la imaginación española. Estaban cómodos en el campo. Fue el momento de Cesc. El más joven de España se hizo el dueño e inventó en los metros finales. Primero probó suerte con un zapatazo que desvió Akinfeyev (m. 69), para cuatro minutos después sentenciar el duelo, con un pase picado a Güiza que, controló con el pecho, y picó ante la salida del portero ruso. Rusia había muerto. No había espacio para la reacción. España impuso su estilo, tenía el control del partido y con espacios acrecentó el daño. De nuevo Cesc desniveló y asistió a Silva, que chutó con la izquierda a la red. Explosión de júbilo.

España accede al puesto de los elegidos. 24 años después regresa a una final con el único objetivo de vencer a Alemania. 1964 ante la Unión Soviética. 1984 frente a Francia.

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