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BRÍGIDA GALLEGO-COÍN
Lunes, 9 de junio 2008, 04:38
Cuántas veces Juan Alfonso García (Los Santos de Maimona, Badajoz, 1935) ha subido la angosta escalera de caracol que lleva hasta el órgano de la Catedral de Granada. Este año se cumplen cincuenta desde que el maestro puso por primera vez sus manos sobre este teclado compañero de penas y alegrías. Se queja un poco de que le pidamos repetir este gesto para fotografiarlo en uno de los lugares donde más minutos de su vida han transcurrido, esa pequeña habitación en las alturas en la que el tiempo parece no existir y donde se siente la ilusión de estar más cerca del cielo.
-Ha tenido que pasar mucho frío aquí arriba
-Sí, mucho, mucho a veces he utilizado estufa, luego manta eléctrica, pero la Catedral es fría y, además, yo soy friolero.
-Usted nació en Badajoz, llegó a nuestra ciudad con once años. ¿Ha sido feliz en Granada?
-La vida nos proporciona ratos de mucha felicidad, pero también de dificultades. Aquí me quedé huérfano de mi maestro, Valentín Ruiz Aznar, también de padre y de madre. Pero en Granada también he pasado momentos de gran felicidad junto a amigos muy queridos como Gerardo Rosales, un gran artista que ha sido como un hermano; Miguel Sánchez, Cayetano Aníbal, Alfonso Ortiz o José Corral. Nos divertíamos mucho haciendo locuras.
-¿Locuras usted?
-Ja, ja, ja Teníamos la alegría de la juventud. Pintábamos, recitábamos... Gerardo Rosales siempre decía: «Qué bien lo pasamos juntos los hombres que nos gustan las mujeres».
-Le gustaban incluso siendo sacerdote desde los 22 años. ¿Ha llegado a enamorarse de una mujer?
-La mujer es de una belleza total para el hombre. No sé con seguridad si me he enamorado, pero supongo que sí.
-Además, tiene usted fama de guapo, y ya se sabe que un sacerdote guapo y además compositor, es un cóctel explosivo. ¿Muchas admiradoras?
-Ja, ja, ja, quizás (ruborizándose) pero siempre he tratado de hacer lo mejor, lo correcto. He tenido grandes amigas.
-¿La iglesia Católica debería permitir al sacerdote casarse?
-Creo que se debería dar libertad. Los sentimientos son los sentimientos y uno los tiene porque los tiene. Grandes cristianos los han sentido. Por ejemplo, San Francisco de Asís y Santa Clara, San Juan de la Cruz y Santa Teresa. También tuvieron una compenetración muy grande San Juan de la Cruz y Sor Ana de la Cruz, fundadora de las Carmelitas en Granada Sor Ana fue a Bruselas y se llevó el 'Cántico Espiritual' de San Juan; por eso la primera edición del 'Cántico' se hizo en Bruselas, luego en Roma, París y Madrid.
-Usted compuso su 'Cántico Espiritual' en homenaje a San Juan de la Cruz.
-Sí, pensando en el cuarto centenario de su muerte que se cumplía en 1991, pero finalmente no se estrenó hasta 1993, en el Festival de Granada.
-¿Contento de que le den la medalla del Festival este año?
-Sí, una consideración de este orden siempre es agradable Uno no es de piedra, y con las consideraciones el corazón late, aunque, después de mi infarto, hace dos años, sólo me quede medio.
-Conoce el Festival desde la cuarta edición. ¿Qué recuerdos tiene?
-Preciosos, sobre todo los de mi juventud. Asistí por primera vez en la cuarta edición, estudiaba Teología pero ya estaba de vacaciones y se programaban por primera vez la 8ª y la 9ª de Beethoven, con la Orquesta Nacional dirigida por Ataúlfo Argenta. Fue mi primer impacto con la gran música, un impacto brutal. A la mañana siguiente me vine a la Capilla Real a escuchar la 'Misa en Si b Mayor' de Schubert. Como conocía al capellán me dejó pasar al Coro, así que yo estaba ahí, prácticamente encima de los cantores. Fue una emoción tan grande que nunca más he querido escuchar esa obra para quedarme eternamente con ese recuerdo. ¿Qué belleza es ser derrumbado por la música, cuando la música lo inunda todo, lo domina, y sientes ese respeto, ese amor y esa fidelidad por ella !
-Pero la música es muy dura también. ¿Nunca ha pasado por ninguna crisis?
-Nunca, mi amor por la música no ha decaído jamás.
-¿Se considera más compositor o intérprete?
-Compositor; no me ha gustado demasiado dar conciertos y he preferido darlos en la liturgia, donde me siento más relajado.
-Este año, Inmaculada Ferro va a tocar sus obras en el Festival de Granada. ¿Le apetece?
-Claro que sí, es bueno componer y que interpreten los demás. Si me hubieran dicho que tocara yo habría dicho que no. Inmaculada interpretará mi partita sobre el 'O Salutaris Hostia' que escribió mi maestro Valentín Ruiz Aznar, la suite para órgano 'Ave Spes Nostra' y la 'Epiclesis' sobre Manuel de Falla, tres obras que marcan tres momentos de mi manera de componer para órgano.
Orgullo
-¿De qué se siente más orgulloso?
-De mi música coral, es donde más he producido y he prestado mayor servicio, porque son muchos los coros que cantan música mía, en España y fuera de España.
-Su bellísimo 'Señor me cansa la vida' lo he cantado incluso yo, en el Coro del Conservatorio. Realmente emocionante.
-Yo saqué del anonimato ese poema de Machado. Con motivo del centenario de su nacimiento, el Coro de la Normal me pidió que escribiera algo sobre algún poema suyo. Soy un gran admirador de Unamuno y estaba leyendo su libro 'El Cristo'. En ese libro venía la cita de una carta de Machado a Unamuno y en la posdata de la carta, esos versos. Me hermané completamente con Machado en ese poema que escribió cuando estaba sufriendo tanto por la muerte de su esposa Leonor. Compuse la obra muy rápido, en menos de una semana.
-¿La música y la poesía son terapia para la vida?
-Claro que sí, me encanta la poesía, que se puede releer y releer, y tirarte con cuatro versos toda la tarde.
-¿A quién lee?
-A Rafael Guillén, Elena Martín Vivaldi, Juan de la Cruz, Aleixandre, Juan Ramón, el Arcipreste de Hita a nuestros poetas.
-¿Qué opinión le merece la música contemporánea? Centrémonos en el siglo XX.
-Hay de todo. Tampoco en tiempos de Mozart toda la música era buena, ha quedado la buena. El tiempo es el que cercena, el que elige la música que vale, pero también el que olvida para luego recuperar. Lo normal es que la música que interesa permanezca.
-¿Qué le da ha dado más satisfacciones, la música o el sacerdocio?
-Han ido unidas, la espiritualidad da muchas satisfacciones a la persona. Hay una carta de Falla a unos amigos cubanos que dice: «Quien no conoce esos sentimientos no sabe lo que se pierde». Aunque yo tampoco sé lo que me he perdido en la vida matrimonial, por ejemplo.
-Quizás son necesarias varias vidas para hacer todo lo que quisiéramos.
-Yo, con la que he vivido, me conformo. A veces digo: me está sobrando vida.
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