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El Valencia volverá a jugar la final de Copa nueve años después
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El Valencia volverá a jugar la final de Copa nueve años después

El sencillo juego 'che' domina con facilidad a un Barcelona sin recursos y fundido tanto en lo mental como en lo físico

J. COSTA

Viernes, 21 de marzo 2008, 11:04

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El Valencia logró clasificarse para la final de la Copa del Rey tras eliminar al Barcelona en un partido angustioso y en el que el club azulgrana tocó fondo. Un equipo tensionado, con divisiones internas y disputas como el que dirige Ronald Koeman le dio una lección de cómo jugar una eliminatoria de alta carga emotiva a un conjunto bloqueado, sin ideas y fundido mental y físicamente. Frank Rijkaard observó el declive de sus hombres desde el banquillo, impotente. No tenía una respuesta para detener el juego sencillo de los 'che'. Un gran despliegue y mucha velocidad les bastó a los valencianistas para meterse en la final copera.

Tampoco sabía Rijkaard cómo alterar la monotonía en que ha caído el Barcelona. Porque los 'culés' tocan y tocan el balón, pero no saben hacer nada más. El ataque no funciona. Eto'o está fuera de sitio; Bojan, era una isla por la banda derecha y Gudjohnsen sólo aportaba físico por el otro costado. El único que aportaba algo de criterio era Andrés Iniesta, que se ofrecía de forma constante para sacar el balón con criterio. Pero nadie le acompañaba. Siguiendo con la lista, Xavi estaba en el mismo limbo que el delantero camerunés y Touré Yayá hacía suficiente con estar en el campo. Los dolores por la hernia discal sólo le permitieron estar 55 minutos en el campo.

Agujeros

Con este panorama, el Barça era un queso gruyer. El Valencia se colaba por todos los agujeros y hacía mucho daño. Baraja marcó el primero con un chutazo desde fuera del área gracias a un fallo del marfileño del Barça; poco después, Mata hacía el segundo en otra descoordinación de la defensa. Los azulgrana contestaban sólo a balón parado (dos cabezazos de Milito) y de tiros lejanos (Touré y Abidal). Con este resultado, el Barcelona tiró de épica. No quedaba otro discurso más que el de la agonía, el corazón y el fútbol de arrestos. Dos jugadores nuevos, Sylvinho y Henry, fabricaron un gol a la vieja usanza: el brasileño centró y el francés remató de cabeza de forma magistral. Los 'culés' vislumbraban la remontada, pero Mata hizo el tercero sólo un minuto después.

Otra vez el Barça tenía que anotar dos goles para estar en la final. Y se lanzó al ataque otra vez a la desesperada. Eto'o marcó y el Valencia se echó atrás, encerrado, esperando que acabara el partido y con un Raúl Albiol que estuvo magistral en la anticipación. Y, sufriendo, con el corazón en un puño, el Valencia se coló en la final de la Copa del Rey. Lo había merecido.

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