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El equipo de la película 'La Soledad' muestra los tres Goyas recibidos, /EFE
'La soledad', de Jaime Rosales, sorprende al ganar los Goya a la mejor película y a la mejor dirección
Landa, goya de honor

'La soledad', de Jaime Rosales, sorprende al ganar los Goya a la mejor película y a la mejor dirección

'El Orfanato' logra siete galardones, aunque ninguno de los principales, 'Las trece rosas' sumó cuatro trofeos secundarios, y Maribel Verdú consiguió por fin su Goya tras cinco nominaciones

AGENCIAS |

Miércoles, 6 de febrero 2008, 16:48

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Ni ni , la sorpresa de los Goya la dio , de Jaime Rosales, una película de vocación humilde, independiente y con un escaso éxito de público, que sin embargo supo convencer a los miembros de la Academia y logró alzarse con los dos premios principales de la noche: mejor película y dirección.

, de Juan Antonio Bayona, se impuso en número de candidaturas, con siete galardones, mientras que Emilio Martínez Lázaro, con , fue el gran derrotado de la noche con sólo cuatro victorias secundarias de las catorce candidaturas a las que optaba.

Con los dos galardones en la mano, un Rosales sorprendido y emocionado se dirigió a los niños, "esos cinéfilos que son el futuro del cine". El director, que se consideró un abanderado del cine que "desde la radicalidad en su lenguaje busca la emoción y conectar con un público", agregó que su filme era una película "pequeña" pero en la que siempre tuvo "mucha fe".

Verdú y San Juan, mejores actores protagonistas

La noche también sirvió para que la Academia por fin saldara su cuenta pendiente con la eterna nominada Maribel Verdú, quien recogió emocionada el premio a mejor actriz protagonista por su papel en de manos de su amigo José Coronado, en la que era su quinta candidatura al premio.

Verdú, que no traía ningún discurso preparado "como siempre", dijo que este Goya era también de Portillo "es algo de las dos", precisó antes de asegurar que era la película "más importante" de su carrera y, por ello, se lo quiso dedicar también a las otras dos candidatas: Belén Rueda y Emma Suárez.

El duelo generacional en la categoría de actor protagonista, entre los veteranos Alfredo Landa y Álvaro de Luna y los jóvenes Tristán Ulloa y Alberto San Juan, se saldó con la victoria de este último, por su papel en . San Juan, siempre incendiario, dedicó el Goya, entre otros muchos, a familia y compañeros y a la "disolución definitiva de esa cosa que se llama Conferencia Episcopal".

José Manuel Cervino se impuso en la categoría de actor secundario por su trabajo en , mientras que una ausente Amparó Baró hizo lo mismo con el de actriz secundaria. Las revelaciones fueron José Luis Torrijos, por , y Manuela Velasco, por .

El adiós de Alfredo Landa

Uno de los protagonistas de la noche fue, sin duda, Alfredo Landa, a quien se rindió "más que un homenaje, un tributo o una celebración" y a quien José Corbacho dedicó un 'sketch' con un grupo de suecas al estilo de los filmes del 'landismo'.

Tras una proyección con imágenes de las películas del protagonista de , , , o , Landa recibió el Goya de Honor de manos de José Sacristán y Miguel Rellán, arropado por los aplausos de los compañeros de profesión.

El veterano actor, que tenía preparado un discurso pero, hecho un nudo de emociones, apenas pudo finalizar una frase con coherencia, dedicó el premio a su mujer e hijos, que le acompañaron en el escenario, al productor Pedro Masó y a su "profesión, que ha sido lo mejor" de su vida. Antes de abandonar el escenario, el actor navarro se despidió definitivamente con un "adiós y para siempre", pues con este galardón honorífico, se retira del cine, después de cerca de 50 años.

Las favoritas se quedan sin los principales premios

El primer Goya de la noche fue para , quien demostró su poderío en los aspectos técnicos al llevarse los galardones correspondientes a la mejor dirección artística, mejor maquillaje y peluquería, efectos especiales y mejor sonido. Asimismo, la ópera prima de Bayona consiguió alzarse con el Goya al mejor guión original, a la mejor dirección de producción y a la mejor dirección novel, que recogió el propio autor emocionado.

Sobre el escenario, Bayona defendió "la ilusión por hacer cine" y quiso compartir su premio con todo su equipo y con todos los directores noveles porque "representan la ilusión por hacer cine, no la perdáis nunca".

, de Emilio Martínez-Lázaro, se llevó cuatro Goyas: diseño de vestuario, mejor actor secundario, música original y fotografía.

También ha sido una noche en la que los cortometrajes han vuelto a ocupar su sitio en la gala, tras la intención inicial de relegarlos de la ceremonia central, aunque sólo a medias, ya que los ganadores en las tres categorías correspondientes a las películas en formato corto han tenido que recoger y dedicar sus premios en bloque.

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