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ESTANQUE DE LOS ARRAYANES. Asma y Doña Sofía, enmarcadas en un entorno impresionante.
La Alhambra, Granada y Damasco
visitas reales

La Alhambra, Granada y Damasco

La reina Doña Sofía y Asma Al-Asad, esposa del presidente sirio, visitaron el palacio nazarí en una tarde primaveral y asistieron a un concierto de música andalusí en el propio recinto

BRÍGIDA GALLEGO-COÍN

Viernes, 1 de febrero 2008, 10:03

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AL ver a Asma Al-Asad resulta perfectamente comprensible que se haya convertido en la mejor tarjeta de presentación de su marido, el presidente de Siria. Es atractiva, tiene muchísimo estilo y despide dulzura y alegría. También sensibilidad, porque su visita a Granada y a la Alhambra la dejó maravillada. Ayer hizo una tarde especialmente hermosa pero Asma, sin duda, la realzó. Apareció muy bien vestida, con una falda de vuelo en blanco y negro y una chaqueta roja entallada con un fino cinturón que recordaba la silueta 'new look' de Dior. La reina Doña Sofía, anfitriona y compañera de viaje, llevaba un ligero traje de chaqueta en tonos marrones, muy discreto.

A las cinco y media, tal y como estaba previsto, aparecieron las dos, puntuales. Por la mañana, Asma ya había recorrido la Alhambra junto a sus dos hijos, de 3 y 5 años de edad. Lo pasaron estupendamente comprando cerámica y a la pequeña hija de la primera dama de Siria fue difícil sacarla de las tiendas. Los niños comieron un bocadillo en los Aljibes y corretearon como otros turistas más.

Ya por la tarde, tanto Asma como Doña Sofía se emocionaron al recibir, cada una, un precioso ramo de jacintos de un morado intenso hechos, expresamente y con mucho cariño, por los jardineros de la Alhambra, verdaderos artistas de las flores porque los ramilletes atrapaban todas las miradas.

La primera dama siria se mostró muy sorprendida por los detalles decorativos de la Alhambra y preocupada por conocer los más antiguos. En el Peinador de la Reina la recibió un espectacular atardecer: «Majestad, ¿lo habéis preparado expresamente para esta tarde?», le dijo Asma a la Reina. Los colores del Generalife, de la Alhambra, de los jardines, de las fuentes, todo sorprendió a las dos excepcionales invitadas.

Concierto

Después de recorrer el Palacio entraron al concierto organizado para unir, a través de la música andalusí, a Granada y Damasco, dos ciudades tan cercanas a lo largo de la historia y que, realmente, tienen mucho en común. Incluso, son parecidas. Tanto en Damasco como en Granada se trabaja, por ejemplo, la taracea y la alpaca.

El recital también celebraba la capitalidad cultural de Siria. «Tenemos la oportunidad de crear una hermandad entre nuestros pueblos, dando a conocer sus culturas al mundo», comentó la primera dama siria. «Este evento en Granada -añadió- pretende dar a conocer Damasco como Capital de la Cultura Árabe 2008, renovando su participación en el panorama cultural a nivel mundial». Asma Al-Asad también destacó el importante papel de Siria en el Diálogo entre civilizaciones.

Por su parte, la directora de la Alhambra, Mar Villafranca, comentó su alegría por este acto que une a Granada y al recinto nazarí con Damasco. Se trataba, además, de la primera vez que Villafranca recibía a la Reina de España en el conjunto monumental.

Autoridades como la consejera de Cultura, Rosa Torres; el subdelegado del Gobierno en Granada, Antonio Cruz; el director de la Fundación Legado Andalusí, Jerónimo Páez; el presidente del Partido Popular en Granada, Sebastián Pérez; el director del Festival Internacional de Música y Danza, Enrique Gámez; el delegado de Cultura, Pedro Benzal; y el director de la Fundación Euroárabe, Pedro Montávez, fueron algunas de las pocas personalidades granadinas que asistieron al acto, junto al séquito de invitados sirios, entre los que se encontraba Hanan Qassab, secretaria general de la capitalidad cultural de Damasco.

Tras el concierto, el Patronato de la Alhambra ofreció un cóctel, completamente vegetariano, ya que la Reina no come carne. Doña Sofía pidió un caldito de verduras frescas de la Vega. En el cóctel no faltó la limonada con hierbabuena.

La visita ha incrementado, sin duda, las buenas relaciones entre Granada y Damasco, ciudades hermanas que comparten jazmines, granadas, sol y gran parte de su historia.

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