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El presidente francés espeta a un joven agricultor en paro que «cruzo la calle y encuentro trabajo». :: r. c.Macron abronca a un adolescente por tutearle. :: r. c.
Las regañinas de papá Macron

Las regañinas de papá Macron

Su discurso paternalista con los jóvenes indigna y desconcierta a los franceses. El sábado afeó a un parado que no encontrara empleo

FERNANDO ITURRIBARRIA

Martes, 18 de septiembre 2018, 10:20

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Emmanuel Macron tiene una rara habilidad para indignar y desconcertar a los franceses. Cada vez que se cruza con un joven en la calle la lía. Un día pone en su sitio a un adolescente graciosillo que le espeta: «¿Qué pasa, Manu?». «A mí me llamas señor presidente de la República o señor», le recrimina. Otra vez le suelta a un jovenzuelo que le reprocha su ropa de ricachón: «A mí no me asustas con tu camiseta, la mejor manera de pagarse un traje es trabajar». En otra ocasión lanza a un manifestante juvenil: «El día que quieras hacer la revolución aprende primero a sacar un título y alimentarte por ti mismo». Es la actitud paternalista de un político reformista decidido a no hacer concesiones «ni a los vagos ni a los cínicos».

La última demostración del discurso sin tapujos del presidente de Francia a los 'enfants de la patrie' ha levantado una tremenda polvareda. Ocurrió el sábado en los jardines del palacio del Elíseo en un día de puertas abiertas con motivo de las jornadas del patrimonio nacional. Un parado de 25 años con formación de horticultor se quejó de que no encontraba trabajo en su especialidad. El presidente replicó: «Hay un montón de curro en hoteles, cafés y restaurantes. Cruzo la calle y lo encuentro. Basta estar dispuesto a trabajar con las molestias del oficio. Vas a Montparnasse y estoy seguro de que uno de cada dos bares contratan en este momento».

Las radios francesas salieron ayer a comprobar la veracidad de la palabra presidencial. Sus reporteros se fueron al bulevar Montparnasse a la búsqueda del currelo prometido. La conclusión de France Info es que el jefe del Estado tiene razón desde el punto de vista estadístico. Siete de los doce establecimientos hosteleros visitados contratan, aunque a veces a tiempo parcial. Pero uno de cada tres no quiere a un jardinero. En La Rotonde, el elegante restaurante donde Macron celebró su éxito electoral, lamentan que «desgraciadamente no se puede dar trabajo en la sala a gente no cualificada».

En la patronal del sector avalan las verdades del barquero del Elíseo. Aseguran que tienen sin cubrir más de 125.000 puestos. «No hay gente dispuesta y motivada, como dice el presidente. Nosotros nos encargamos de su formación. Nuestros cuadros comienzan desde abajo como simples empleados y terminan como director de restaurante o de sala», asegura Didier Chenet, presidente de los hosteleros independientes.

Este verano los empresarios han presionado al Gobierno para que facilite la contratación de emigrantes como camareros, pinches de cocina o cocineros, los oficios más buscados. «Esperamos que les den papeles porque somos capaces de acoger a todo el mundo en situación de poder trabajar, poco importa si son migrantes o refugiados», expone Chenet.

¿Arrogante o sincero?

La lección de Macron -economía aplicada sin pelos en la lengua- ha encrespado a la oposición en un país con el 9,1% de paro donde unos 300.000 empleos quedan vacantes cada año. Desprecio, clasismo, brutalidad, arrogancia, insultante... son algunas de las críticas que se ha granjeado a derecha e izquierda por su enésima regañina un presidente cada vez más impopular. «Es débil con los poderosos y siempre arrogante con los más modestos», arremete el conservador Nicolas Dupont-Aignan. «Para él los parados son culpables de estar en paro. ¿Dónde vive este hombre?», reacciona Jean-Luc Mélenchon desde La Francia Insumisa, el Podemos galo.

El Gobierno se multiplica para curar las heridas abiertas por el severo papá Macron. El ministro del Presupuesto, Gérald Darmanin, opina que habría incurrido en demagogia si le hubiera dicho al jardinero con el que se metió en el espinoso jardín: «Es terrible, deme su currículo y le llamamos». «¿Es que lo que ha dicho el presidente es falso?», pregunta Christophe Castaner, líder de La República En Marcha. «Yo prefiero un presidente que diga la verdad», objeta el jefe de filas del partido gobernante.

Mientras tanto, las redes sociales se movilizan para localizar al horticultor que llevó al huerto al 'presidente de los ricos', el sambenito que arrastra por sus políticas liberales. Las estrellas de YouTube han pedido ayuda a sus miles de abonados para hacerle llegar las numerosas ofertas de trabajo llovidas del cielo de la solidaridad. Esta vez salir del paro sí está a la vuelta de la esquina.

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