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Aranud Millard y Álvaro Castejón R.C
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La firma española Alvarno tiene entre manos el vestuario de una compañía de baile y un sinfín de encargos de trajes de novia

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Domingo, 19 de julio 2020

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Transmiten emociones como pocos. Las lágrimas cayendo por el rostro del presente en alguno de sus desfiles dan fe de ello. Arnaud Maillard y Álvaro Castejón, desde aquella primera presentación como Alvarno en el Palacio de Fernán Núñez, hace ya una década, no han dejado de emocionar y sumar adeptos a su saber hacer. Entre ellos están la factoría Disney, con quienes han realizado colaboraciones a cuál más exitosa, y los mandamases de la mítica casa Azzaro.

Compaginaron durante tres años la dirección creativa de la 'maison' con su propia firma. Ahora tienen entre manos el vestuario de una compañía de baile, además de un sinfín de encargos de trajes de novia e invitadas. Será que trabajar codo con codo durante años con Karl Lagerfeld curte para cualquier batalla. Aunque en el caso de Arnaud Maillard y Álvaro Castejón, sin agriar el carácter. Tienen sus días malos, como todo hijo de vecino, pero cuesta darse cuenta. Siempre reciben con una sonrisa y una amabilidad embaucadora. A la que se une una honestidad y humildad impropia de unos genios de la costura de su talla.

Su negocio, pese a la profunda crisis dejada por la pandemia en el sector textil, está funcionando muy bien. Tienen parte del trabajo hecho. Ya hace dos años decidieron enfrentarse al vértigo que suponía cerrar su tienda en una de las zonas comerciales más exclusivas de Madrid y centrarse en los numerosos encargos a medida que reciben, dando preferencia a la exclusividad y al trato directo que buscan sus clientas. Cada prenda, personalizada para cada una de ellas -primordial evitar que una de ellas se tope con un vestido igual al suyo en un evento-, se prepara con más de tres meses de antelación. Un mundo complejo y hermético que conocen desde sus entrañas.

Castejón y Maillard no se conforman con lo simple y siempre buscan algo más. «Conforme más hacemos, más ganas tenemos de hacer». Cuando comenzó el estado de alarma por el coronavirus, entre reuniones virtuales y bocetos escaneados, confeccionaban el vestuario para una compañía de danza. Se trata de la primera vez que realizan un trabajo de este tipo. «Es baile español. Con bata de cola y todo», aseguran. El espectáculo, con un fuerte componente contemporáneo, se podrá disfrutar dentro y fuera de España. «Hasta nuestros más allegados se han sorprendido con el resultado», comentan entre risas.

También tenían previsto presentar una colección exclusiva en junio con tan solo 23 invitados, que dadas las circunstancias aún no se ha podido llevar a cabo. Pero se hará. Les encanta desfilar. Echan de menos «la energía del 'backstage', los nervios... Transmitir emoción». No van a participar en la pasarela madrileña de septiembre. De allí se llevaron todos los galardones que podían. Materiales y emocionales. Tampoco quieren verse obligados a regirse por el calendario que marcan las temporadas. Larga vida a la libertad de Alvarno en un sector doblegado por las tendencias.

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