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José Mota desvela los secretos de su Especial de Nochevieja y quién es el político al que más le costó imitar

José Mota desvela los secretos de su Especial de Nochevieja y quién es el político al que más le costó imitar

El cómico se adueña de la Nochevieja en TVE un año más, y van 19, con 'Retratos salvajes'

JULIÁN ALÍA

Miércoles, 26 de diciembre 2018, 11:02

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Por decimonoveno año, quinto consecutivo, José Mota (Montiel, Ciudad Real, 53 años) vuelve a ponerse al frente del especial de Nochevieja de TVE. El humorista, que regresa a la destacada fecha con 'Retratos salvajes', en el que contará cuatro historias en lugar de una, haciendo un guiño a la película argentina 'Relatos Salvajes', afirma que 2018 ha sido un «año jugoso», y que no hay mejor «pretexto para quitarle hierro a todo» que el último día del año.

– ¿Suele verse el día de Nochevieja?

– Sí. Lo que pasa es que estoy cenando, y malceno y mal me veo. Siempre tengo la sensación de que algo podía haber estado mejor, pero no se me atragantan los langostinos. Eso me pasa con otras cosas. Con cosas tristes: el paro, el odio, la crispación que hay en el ambiente... Me asquean profundamente.

– ¿Qué colaborador le ha hecho especial ilusión que participase?

– No me quiero dejar fuera a nadie, pero ha venido Ignatius Farray, que estuvo con su hijo a la grabación. Y lo digo totalmente en serio: de tal palo, tal astilla. Tiene un hijo que es encantador, con muchísimo criterio. Ese día estaban Florentino Fernández y Santiago Segura conmigo, haciendo un musical, y estaba el chaval juzgando. Cometieron el error de preguntarle: '¿Oye, esto cómo lo ves?', y el chaval daba su opinión. Digo: '¿Ves, Ignatius, cómo tu hijo tiene criterio? Le gusto yo, no hay que ponerse rabioso por eso'.

– ¿Entonces, se queda con la custodia?

– Me quedo con la custodia humorística. La verdad es que Ignatius es un tipo maravilloso, fantástico. Aparte, es un tipo superinteligente. Actoralmente maneja, al menos para mí, perfectamente las emociones. Es un tío que transmite muchísimo. Ha sido un descubrimiento, no profesional porque ya lo conocía, pero sí personal. Es un tío entrañable. Atisbaba, y no me equivoqué, que debajo de esa primera capa había un ser humano de mucha altura.

– ¿Cuánto tiempo le ha llevado el especial?

– Cinco meses y medio desde que lo pensé. Y luego ya grabarlo, 25 días. Ha sido especialmente complicado porque son cuatro especiales dentro del especial. Cuatro relatos que tienen dentro a su vez todo lo que podría tener una sola historia. Tiene 'sketches' más pequeñitos que tienen que ver con la historia que estoy contando. ¿Y por qué me complico la vida tanto? La historia me permite denunciar cosa entre comillas que el 'sketch' suelto o solo me lo pone más complicado. Creo que hay que decir y contar casas entre el 'jiji jija'.

– ¿Cómo ve la situación del humor actualmente?

– El humor, a nivel mundial, cada vez transita por pasillos más estrechos. Yo creo que no es bueno. Al humor no hay que tenerle miedo. Pienso que nos hace libres y más grandes, y que una sociedad que no abraza el humor es una sociedad un poquito enferma.

– ¿Y las polémicas que surgen?

– Para mí, el humor es humor, y punto. No veo más. El humorista hace humor, y cada uno que perciba lo que quiera. Creo que tener sentido del humor nos hace más tolerantes.

– ¿Tiene libertad a la hora de hacer estos especiales?

– Tengo plena libertad para hacer lo que quiera. Eso lo tengo que decir. Lo he tenido siempre en TVE de la misma manera que lo tuve en Telecinco, y lo digo bien alto también.

– ¿Qué suele ser lo más complicado?

– Para mí, el programa termina de hacerse cuando es consumido. Cuando hice la parodia a Rubalcaba, la noche anterior llamé a mi coordinador de guion y le dije: 'No sé cómo hacer el personaje. Vamos a quitarlo'. 'Es que estamos muy pillados', me decía. Es verdad que luego llegué al 'set' caracterizado, y a través del lenguaje corporal, empecé a comprar el personaje. Con esto voy a que tú no manejas todos los hilos de lo que pasa. A veces aciertas y otras fallas. Me sorprendió el que hice con Garbiñe Muguruza. Me pareció una cosa simpática, pero luego en redes sociales tuvo una repercusión brutal.

– ¿Hay algún personaje que se le resista a imitar?

– La nueva hornada de políticos no tiene la toma de tierra que tenían los de antes en el sentido de imitabilidad. No son imitables. Tienen la llave puesta y están codificados. Tiras de hilo y sale fino. Le pasa a Pedro Sánchez, le pasa a Albert Rivera y le pasa a Pablo Casado. ¿Qué está pasando? La política, cuyo sentido para mí es entretener al pueblo, se está perdiendo.

– ¿Le gusta la Navidad?

– Me encanta. Tengo muy buen recuerdo desde niño. Las Navidades siempre han sido especiales y entrañables. También acentúan el sentimiento de la solidaridad. Yo pongo el arbolito, las luces... todo.

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