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Melania agasajó a Michelle con un regalo cuando se dieron el relevo en la Casa Blaca. :: zumapress
«Barack se queja de que no tiene sitio»

«Barack se queja de que no tiene sitio»

Michelle Obama habla de su nueva vida y del curioso episodio con el regalo de Melania Trump

: P. MUÑOZ

Viernes, 9 de febrero 2018, 10:18

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El Caribe, la Toscana, la Polinesia francesa... Desde que salió por la puerta principal de la Casa Blanca, Michelle Obama no ha dejado de viajar (antes, como primera dama, también lo hacía, pero con los corsés del cargo) a lugares maravillosos, donde ella y su marido se han podido descomprimir de ocho años en primera línea de fuego político. Pero en estos trece meses fuera del 1600 de la Avenida de Pensilvania ha habido tiempo para mucho más. Y eso es lo que Michelle, de 54 años, contó hace unos días en el programa de Ellen DeGeneres en su primera entrevista televisada tras su salida de la Casa Blanca.

A la conocida presentadora, le dijo que «las chicas (Malia y Sasha) están bien, Barack trabajando, y los proyectos parece que avanzan». También bromeó con los problemas de espacio en la vivienda a la que se mudaron en el selecto barrio de Kalorama, a escasos metros de su antigua residencia. Según contó, su marido «no está muy contento con el reparto de habitaciones. La más pequeña es para su oficina», confesó entre risas, para añadir que Barack «siempre se queja de que no tiene suficiente espacio en el armario» y que «la mejor estancia se la quedó Sasha. Es una chica rápida», apuntó. La exprimera dama, que ahora está volcada en su fundación para que los jóvenes estadounidenses lleven una vida más saludable, también relató uno de los episodios que más interés despertó el día en que dejaron la Casa Blanca y recibieron en la puerta a los Trump, sus nuevos inquilinos. En el cruce de saludos, Melania le entregó un regalo con el clásico color azul turquesa de Tiffany. Michelle reveló que se trataba de «un bonito marco» y recordó el extraño momento que vivió cuando hubo que posar todos juntos para la foto oficial. «No sabía a quién dejar el regalo para tomarme la fotografía. Todo el mundo se fue y nadie cogía caja, me preguntaba si se hacía la foto de rigor con el regalo en la mano. Y entonces mi esposo me salvó (...) Tomó la caja y se la llevó adentro».

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