«Ese no es el Vargas Llosa que yo conozco»

La vida del escritor ha pegado un giro de ciento ochenta grados. Ahora es frecuente verle cenando en restaurantes exclusivos con 'la reina de corazones' o disfrutando de sus lujosas vacaciones, como las que tuvo en la isla de Mustique en el Mar Caribe, después de pasar por Oporto, Bruselas y la Costa Azul. «Ese no es el Mario Vargas Llosa que yo conozco», lamenta su hijo. «A pesar de su éxito como escritor, mi padre nunca ha comprado un coche de lujo, nunca ha alquilado un avión y nunca ha vivido en una mansión. Para mis padres el lujo, sobre todo cuando se exhibe innecesariamente ha sido sinónimo de falta de gusto», explica.

Sin embargo, Isabel Preysler le ha hecho cambiar. La prueba más evidente se producirá mañana cuando se codeé con la 'socialité' nacional e internacional. Cayetano Rivera, Irina Shayk, Richard Gere o Sarah Jessica Parker serán compañeros de ceremonia. Aún así, su padre desmiente que 'venda' su vida privada, como demostró en la carta que le envío al 'New Yor Times'. «Le indigna que piensen que comercializa su vida, lo irónico es que otros no tienen la misma actitud», afirma Gonzalo. Y por si quedaban dudas de a quién se refiere con los «otros» aclara que «si él insistiera en que su relación se desarrollase lejos de las cámaras y fiestas, lo más probable es que no durasen ni un mes». ¿Por qué ha caído el Nobel en el juego? «Por ser práctico. No le queda otra opción que adaptarse».