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José Manuel Fernández Norniella, antes de entrar en la Audiencia Nacional para el juicio. Ignacio Gil
«Si el folleto de salida a Bolsa de Bankia fue autorizado y revisado por la CNMV qué ibamos a corregir»
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«Si el folleto de salida a Bolsa de Bankia fue autorizado y revisado por la CNMV qué ibamos a corregir»

Fernández Norniella, 'mano derecha' de Rato, alega que se les exigió «mucho más» que en una OPV normal aunque califica de «caótica» la situación por la crisis económica

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Martes, 19 de febrero 2019, 15:30

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Si los reguladores y supervisores dieron el visto bueno a la polémica salida a Bolsa de Bankia, ¿cómo es que se está juzgando ahora en los tribunales y en vía penal? Y, más importante aún, porque el banco advirtió antes «de forma general» de unos posibles riesgos que no llegó a concretar. Estas cuestiones, planteadas en varias ocasiones durante la fase de instrucción, centraron este martes el segundo día de interrogatorio en este juicio que se celebra en la Audiencia Nacional de quien fuera 'mano derecha' de Rodrigo Rato en esa entidad financiera, José Manuel Fernández Norniella, una de los cuatro altos directivos acusados por la Fiscalía de un delito de fraude a inversores.

Si en la víspera apuntó a la labor de control que realizó el Banco de España, esta vez hizo lo propio con la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) y, más en concreto, sobre la supervisión que realizó del folleto previo al estreno bursátil de la entidad. «Si fue autorizado, revisado y comprobado por el regulador correspondiente, que es la máxima autoridad sobre la salida a Bolsa, entenderá que me considero humildemente incapaz de corregir lo que pueda decir la CNMV si lo consideró suficiente», afirmó el que fuera ascendido al rango de consejero ejecutivo en 2010 y ocupara una de las tres vicepresidencias de Bankia con un sueldo superior al millón de euros y que ahora se escuda en su avanzada edad (tiene 73 años).

Y es que Fernández Norniella defendió en sus declaraciones que el controvertido folleto superó diferentes filtros, no solo conforme a a legislación española sino también la reglamentación europea. Y, en cualquier caso -añadió- se les pusieron más requisitos que en una operación de venta pública (OPV) de acciones normal -por ejemplo, que hubiera un 40% de inversores institucionales y las cuentas de los tres últimos ejercicios-, entre otras cosas porque el banco apenas llevaba tres años de andadura. «La CNMV estaba exigiendo mucho más y eso me dejó contento», dijo el acusado con un aparente tono de tranquilidad para a continuación apostillar que él comprobó «lo que tenía que comprobar, que era que el regulador certificara lo que tenía que certificar».

«No todo iba bien»

«Si era o o no suficiente, no tengo capacidad para determinarlo -respondió tanto a la Fiscalía como a la abogada que ejerce la acusación en nombre del FROB ante su insistencia en saber por qué no se incluyeron determinadas provisiones (por ejemplo, 872 millones por Banco de Valencia) ni tampoco deterioros (como los de Bancaja)-, pero sí tengo la seguridad como consejero de que ese folleto fue aprobado por la CNMV y valorado por el Banco de España, los bancos colocadores y una serie de instituciones que son las que tienen que dar garantía al consejo«. No obstante, y respecto a algunos análisis de los propios inspectores del Banco de España 'empotrados' en Bankia (casi una docena), el acusado discrepó de la necesidad de que hubiera que realizar dotaciones mucho más importantes por una posible depreciación de activos inmobiliarios y dijo estar convencido de que sí se provisionaron 1.500 millones de euros por ese riesgo.

Pero al fiscal jefe anticorrupción, Alejandro Luzón, sus respuestas no parecieron convencerle, sobre todo viendo como contestaba con evasivas y sin entrar en detalles cuando le preguntaba por los «graves problemas financieros» que tenía el banco pero que no se mencionaban en aquel folleto, como la necesidad de provisionar otros 700 millones por el hundimiento de la inmobiliaria Martinsa Fadesa, las irregularidades del grupo inmobiliario de la entidad o la fuerte depreciación de los títulos de Bancaja Inversiones. «Pero, ¿usted no se enteraba de nada? -llegó a espetarle-. Perdone que se lo pregunte así, pero era uno de los cuatro consejeros más importantes del banco…«.

Fernández Norniella acusó en un primer momento el golpe dialéctico, aunque a continuación retomó su línea defensiva de estar «allí de paso» y de que solo fue «uno de los cientos de personas que fundaron Bankia entre varias cajas«. Dijo que estaba centrado en su «proyecto profesional» dentro del grupo -precisamente la parte inmobiliaria que tantos quebraderos de cabeza dio- y que no entendia «cómo puede pasar, en tan poco tiempo, de ser viable a no viable». Sin embargo, de nuevo presionado por Luzón, reconoció que «tampoco puedo decir que todo iba bien», aunque a su juicio uno de los puntos de inflexión fue el informe del Fondo Monetario Internacional (FMI) que a principios de 2012 señaló que tenían problemas financieros. «En un momento hizo 'crac'», se justificó, y «entramos en una elipse complicada».

Banco de Valencia, «extramuros»

La situación de Banco de Valencia (participado por Bancaja) también volvió a ocupar parte de su declaración, porque la Fiscalía Anticorrupción sostiene que es el origen de buena parte de los graves problemas que tenía Bankia. Pero el que fuera 'mano derecha' de Rato trató de desvincularse de su control afirmando que era «algo extramuros» y «ajeno» a la gestión diaria de la entidad, e incluso trató de minusvalorarlo -pese a su tamaño importante- al señalar que era solo «una de las 200 sociedades» que trajeron las cajas de ahorros cuando se fusionaron en un solo grupo, «como cualquier otra», y «de la que se estaba encargando quien se tenía que encargar« (en teoría, sus ejecutivos).

No obstante, reconoció que el consejo de administración (del que formaba parte) sabía que en el verano de 2011 hubo varias reuniones entre BFA (la matriz de Bankia), el propio Banco de Valencia y el Banco de España para analizar su situación ya entonces critica y ver la necesidad de acometer una ampliación de capital, de la que concluyeron que solo entrarían si todos los socios lo hacían. Pero Fernández Norniella dijo no recordar si entonces se llegó a hablar de que pudiera ser intervenido (su rescate terminó costando 4.500 millones a las arcas públicas), aunque sí sostuvo que en Bankia estaban centrados en «salir adelante, dentro de la situación dramática y caótica en la que nos encontrábamos por el entorno (económico) y cómo se deterioraban las cosas».

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