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Europa duda del modelo de Uber.
La economía colaborativa, en tela de juicio

La economía colaborativa, en tela de juicio

Europa busca una homogeneización en este ámbito a la vez que las compañías del sector sortean obstáculos judiciales

josé a. gonzález

Jueves, 11 de mayo 2017, 18:53

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"Debo absolver y absuelvo a las demandadas de las pretensiones contra ellas deducidas, sin expreso pronunciamiento de las costas". Esta es una parte de la sentencia del magistrado Andrés Sánchez Magro, juez titular del Juzgado de lo Mercantil número 2 de Madrid.

Esta resolución judicial respondía a la demanda de Confebús contra BlaBlaCar por competencia desleal. En su texto Sánchez Magro argüía que "BlaBlaCar realiza una actividad ajena a la regulada por la Ley de Ordenación de los Transportes Terrestres". Decisión que dio un espaldarazo al modelo de la compañía francesa y un jarro de agua fría a la industria del autobús española que ha recurrido la sentencia.

Esta decisión supuso un espaldarazo a la economía colaborativa, que vuelve a estar de actualidad después de que un magistrado del Tribunal de Justicia de la Unión Europea destacara que Uber "no es una plataforma digital, sino un servicio de transportes". Esto implica que tienes que tener la autorización correspondiente. La pregunta es si valen las licencias VTC; es la gran cuestión", señala Leandro Núñez, socio del despacho Audens.

Esta recomendación del abogado general del Tribunal de Justicia de la Unión Europea es una opinión del abogado general, explica Núñez. "Luego el Tribunal la puede seguir o no", añade.

Sin embargo, esta línea se suma a los planteamientos del Ejecutivo europeo que en noviembre ya se pronunció sobre el negocio de Uber en España. Específicamente hoy en lo que concierne a Uber en España, nuestra opinión es que los servicios de Uber en España no constituyen un servicio exclusivamente de la sociedad de la información, señalaba Lucía Caudet, portavoz del Ejecutivo europeo encargada de los asuntos de Industria y Mercado Interior.

En junio de 2016, la Comisión Europea incitó a los países miembros a homogeneizar la normativa reguladora de un sector cada vez con mayor peso en las economías occidentales.

Alrededor de 400 empresas operan en este ámbito en España, lo que la sitúa como país líder en la Unión Europa, según informe de la Universitat de Barcelona (UB) y la OBS Business School.

La economía colaborativa, basada en intercambiar y compartir bienes y servicios a través de plataformas electrónicas, se ha ido extendiendo y ha entrado con fuerza en ámbitos como el del alquiler de alojamiento (el caso de Airbnb), el del transporte de personas (BlaBlaCar, Cabify o Uber) o el del comercio minorista (Wallapop), entre otros.

En este caso, los servicios de transporte son los que acumulan más líos judiciales. La economía colaborativa es amplísima y hay que analizar cada caso aisladamente no se puede generalizar, puntualiza Núñez.

El experto legal del despacho Audens va más allá del tema de las licencias de transporte y pone el foco en los trabajadores. "Muchos de ellos son autónomos y queda la duda de si existen relación laboral, son falsos autónomos o qué status tienen. Este es el tema". Fuentes consultadas por Colpisa aseguran que los conductores de Uber son autónomos y "en el momento que quieran pueden dejar de colaborar apagando su aplicación".

Explosión colaborativa

Más allá de descubrir el modelo de negocio de Uber, el Tribunal de Justicia de la UE se pronunciará en los próximos meses, la economía colaborativa acumula procesos judiciales a la vez que aumenta su importancia.

Los últimos datos del Eurobarómetro de 2016 estima que las plataformas de economía colaborativa ingresaron cerca de 28.000 millones de euros en 2015. En España, según la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) señala que las aplicaciones de compra o alquiler de productos de segunda mano, que casi un 27% de los internautas las usan al menos una vez al año; seguidas del alojamiento en casa de otro particular, con un 9,7% de uso; y de aquellas plataformas que facilitan compartir trayectos en automóvil entre ciudades, con un 6,4% de uso.

"El problema tiene difícil encaje. Estamos hablando de servicios que no existían y no hay ley para ellos. Hay una inseguridad tremenda y se están produciendo problemas porque se generan tensiones", relata Núñez. "Al final las plataformas electrónicas dependende cómo se configuren. Si haces una herramienta donde la gente se apunta a ella y contactan entre ellos eres plataforma. Si organizas, produces y ofreces un producto, quizás no solo seas una plataforma", sentencia.

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