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Efe
La crisis que se avecina rozará a una España mucho más vulnerable que en 2007

La crisis que se avecina rozará a una España mucho más vulnerable que en 2007

La economía afronta la desaceleración de la eurozona con una deuda de casi el 100% del PIB y una tasa de paro del 15%

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Domingo, 14 de abril 2019, 02:16

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Los datos del PIB lo confirman: la eurozona está viviendo malos momentos económicos. La OCDE ha reducido ocho décimas su última previsión de crecimiento hasta el 1% para 2019 y el FMI también la ha recortado hasta el 1,3%, lo que unido a la guerra comercial de Estados Unidos y China y los conflictos geopolíticos como el 'brexit' crea el cóctel perfecto para que España, aunque aguanta, esté pendiente de un hilo. Los últimos datos del INE del cierre de 2018 revelan un crecimiento mucho más fuerte que la media de sus socios europeos (2,6%) pero el más bajo desde 2014. Después de tres años acostumbrados a tasas por encima del 3%, los expertos coinciden en que el sector exterior puede recortar mucho las previsiones de avance para este año y el siguiente por la caída del volumen de exportaciones.

La cuestión de análisis es si España conseguirá aguantar en una posición fuerte de crecimiento o el sector exterior le debilitará tanto como para caer en una nueva desaceleración. El FMI reunido esta semana en Washington dio una buena puntuación a la economía española ya que en su informe prevé un crecimiento de nuestro PIB que solo se reduce una décima respecto a sus datos de enero, y en un contexto exterior como el actual, es muy positivo. Así, el avance se quedaría en 2019 en el 2,1% y en el 1,9% para 2020. Los datos coinciden con el resto de organismos: lo que más afecta al ligero recorte en las previsiones de crecimiento del PIB español es el contexto exterior, sobre todo por la ralentización de Italia y la incertidumbre entorno al 'brexit' ya que Europa es el destino del 70% de las exportaciones españolas.

Las caras de las crisis

Pero la 'crisis' a la que nos acercamos -afortunadamente- no será como la anterior. Una visión optimista por parte de Robert Tornabell, profesor de Economía, Finanzas y Contabilidad de ESADE, que explica a este periódico que una cosa es una recesión económica (crisis) y otra la desaceleración. En el primer caso deben darse al menos dos trimestres consecutivos en los que el PIB cae por debajo de cero y cae el empleo, la producción industrial, la renta nacional, etc. En este contexto, ni siquiera los países con peores datos están en recesión: Alemania solo creció el 1,5% en 2018 e Italia estuvo más cerca porque en el cuatro trimestre tuvo un crecimiento negativo del -0,4%, pero la tasa anual quedó en el +0,9%. «Está en el filo de la navaja», asegura Tornabell.

La causa de la crisis actual es distinta a las otras. En esta ocasión es consecuencia de la disminución del comercio mundial de bienes y servicios «provocada por el proteccionismo de la Administración Trump», además de los conflictos políticos de Reino Unido e Italia, explica el profesor. En segundo lugar, la gran recesión que comenzó en agosto de 2007 tuvo una duración de varios trimestres consecutivos en países como España y empezó por una burbuja financiera en Estados Unidos, que vendió productos tóxicos a todo el mundo (las hipotecas 'subprime') y quebraron muchos bancos de inversión no solo allí sino también en Alemania y Reino Unido. La burbuja inmobiliaria de entonces por el gran número de viviendas construidas, no se está produciendo ahora, según confirma el Banco de España.

Por ello, los expertos confirman que esta se parece más a la que sufrió España en la década de los 90, más suave y con menos incidencia en el mercado inmobiliario. «La crisis de los 90 fue distinta, estuvo provocada por las primeras empresas de internet que crearon una burbuja especulativa en Wall Street que contagió a todo el mundo, pero fue de corta duración y no comparable a la de 2007», explica el profesor de Esade.

«Se ha aprendido mucho de la crisis de 2007 y se han hecho reformas, pero no todas las necesarias»

La ministra de Economía, Nadia Calviño, señaló esta misma semana que estamos ante un «fin de ciclo» de 20 años en el que la economía española ha vivido momentos «muy intensos». Consideró que ahora que comienza uno nuevo es un «buen momento» para aprender de los errores del pasado. La cuestión es qué hemos aprendido de los últimos 20 años. Antonio Pedraza, presidente de la Comisión Financiera del Consejo General de Economistas, asegura que sí se ha aprendido de la crisis de 2007 y se han hecho una serie de reformas en el sector financiero, al mercado laboral y al sector público pero «no todas las necesarias». «El problema del déficit, de la deuda y de la financiación de las pensiones es algo que juega en nuestra contra», explica.

Crisis en empleo

Además del endeudamiento, la vulnerabilidad más fuerte a la que se enfrenta España en un contexto de desaceleración es su tasa de desempleo, que cerró 2018 en el 15,5% cuando la media de la eurozona es la mitad. El FMI ya ha advertido de que estamos muy cerca de la tasa de «paro estructural». El concepto se refiere al nivel en el que el desempleo ya no se mueve ni para arriba ni para abajo porque no se puede absorber más empleo, ya se ha expulsado a los colectivos de difícil reinserción.

«Vamos a seguir creando empleo, pero no tanto. Hay que actualizar a los parados porque hay puestos que no se cubren»

Sobre ello, Alejandro Constanzo, director general del gabinete técnico de Asempleo, explica que en nuestro país el PIB y el paro han sido siempre muy dependientes y por eso con la crisis inmobiliaria hubo sectores como el de la construcción que dejó a millones de personas desempleadas y que no ha conseguido reinsertar al sistema. «Hay que tomar medidas en la oferta y en la demanda, actualizar a los parados, prepararles mejor», dice Constanzo. Eso sí, ellos tienen claro que sí se va a seguir creando empleo, unos 400.000 puestos este año -como también confirmó la ministra Calviño- aunque reconoce que «cada vez menos». Hay puestos vacantes que no se cubren a pesar del número de parados porque son nichos concretos y en los que hay que estar muy al día: «Los parados de larga duración tienen un encaje complicado».

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