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Trabajadora en una fábrica de Vitoria. Archivo
Bank of America: «Deshacer algunas partes de la reforma laboral no tiene que ser necesariamente malo»

Bank of America: «Deshacer algunas partes de la reforma laboral no tiene que ser necesariamente malo»

El equipo de análisis de la entidad americana estima que la ralentización de la economía tocará fondo en primavera, aunque descarta que el rebote del crecimiento tenga mucha potencia.

cristina vallejo

Madrid

Jueves, 16 de enero 2020, 13:51

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El escenario que Bank of America tiene para la economía española este año no es muy diferente al del conjunto de Europa. Aunque podría haber ruido con el nuevo Gobierno de Pedro Sánchez, ya que va a recuperar parte del gasto social a costa de mayores impuestos a las sociedades y difícilmente va a tener los apoyos suficientes para sacar adelante otro tipo de medidas, no es un Ejecutivo que Rubén Segura-Cayuela, jefe de análisis económico de Bank of America en Europe, considere preocupante. Lo que ocurrió con la emisión sindicada del pasado martes, con demanda récord y tipos de interés bajos, recoge, según ilustra Segura-Cayuela, la nula preocupación que existe entre los inversores respecto al nuevo Gobierno.

Pero ello no implica que el nuevo equipo gubernamental no haya tenido su impacto en los activos españoles. En su opinión, la expectativa de que vaya a haber impuestos de sociedades más altos cotizó en los precios de las acciones el año pasado, cuando el Ibex-35 se quedó atrás respecto al resto de indicadores del Viejo Continente. Y no hay que descartar que la bolsa española continúe algo lastrada respecto a sus comparables. Pero, en lo que a la posible derogación de la reforma laboral se refiere, Segura-Cayuela expresa que corregir algunos elementos de la legislación no tiene que ser necesariamente malo. Aunque señaló que depende de los detalles de lo que efectivamente se haga. En todo caso, señala que un síntoma de que la reforma laboral pudo haber ido demasiado lejos se refleja en el hecho de que la última y relevante subida del salario mínimo, de momento, «según la evidencia que tenemos», o ha tenido muy poco impacto o no ha tenido ninguno.

Lo que les preocupa a los expertos de Bank of America no es ya este Gobierno o el corto plazo, sino que no se hayan hecho ajustes en los últimos cinco años y que el nuevo Ejecutivo no vaya a tener apoyos suficientes para sacar adelante las reformas necesarias.

Pero Segura-Cayuela no espera un deterioro fiscal desde los niveles actuales: prevé un aumento del gasto que se compense con un incremento de los ingresos públicos. Va a ser, por tanto, un ejercicio continuista respecto a los anteriores en esta cuestión. Pero advierte de que, cuando los vientos de cola dejen de soplar, «nos daremos cuenta» de que no se han aprovechado los últimos años para realizar los ajustes estructurales necesarios. Ello constituye una vulnerabilidad a largo plazo de la economía española, sobre todo debido a su dependencia de la financiación extranjera.

Asimismo, señala que uno de los lugares donde se encuentra el desequilibrio fiscal español reside en el sistema público de pensiones. Y apunta que, el nuevo nombramiento al frente, el de José Luis Escrivá, tiene muy claro lo que hay que hacer en esta materia y lo considera una fortaleza.

Condiciones para el crecimiento

La economía española, para la que el banco prevé una expansión del 1,6% este año, se va a mover en un entorno en que la economía europea crecerá, de acuerdo con las expectativas de Bank of America, alrededor de un 1%. Pero hay ciertos factores necesarios para cumplir con estas expectativas: por ejemplo, que no estalle la guerra comercial entre Estados Unidos y Europa y que el sector industrial salga de la recesión a nivel global, para lo que es necesario que China se reacelere. Porque se están mostrando muchas vulnerabilidades: el contagio de la recesión industrial al sector servicios y al consumidor alemán, que está recurriendo al ahorro preventivo.

Momentos con un crecimiento tan bajo en Europa, del 1%, convierten a la economía en vulnerable, sin que exista mucho margen en materia de política monetaria y sin demasiadas opciones de acudir a la política fiscal expansiva, puesto que el crecimiento no es lo suficientemente débil como para que se observe la necesidad de ponerla en marcha.

En general, los analistas de Bank of America estiman que el crecimiento económico global tocará fondo en primavera, gracias a la relajación de las tensiones derivadas del enfrentamiento entre Estados Unidos y China. Además, consideran que existe un riesgo relativamente bajo de que se produjera una recesión. De acuerdo con las estimaciones del banco, el PIB global crecerá en 2020 justo por encima del 3%, una cifra similar a la de 2019, pero muy por debajo del 3,8% registrado en 2018. China no escapará a la ralentización: su crecimiento puede pasar del 6,1% hasta el 5,6%. Y la misma senda registrará Estados Unidos, que en 2020 y 2021 se expandirá a un ritmo medio del 1,7%.

Bank of America, por tanto, considera que a partir de la primavera podríamos contar con rebote en la economía. Pero este repunte no debería ser muy potente, sobre todo en Europa. Para ello, se requeriría un incremento muy relevante de la inversión y, para lo que, a su vez, se necesitaría gran certidumbre sobre las reglas del juego a tres años vista. Y nada de lo que ha sucedido alrededor del Brexit y del acuerdo comercial da la seguridad suficiente para esperar una reaceleración muy fuerte de la inversión y, por tanto, de la economía. Sí se producirá una cierta recuperación, debido a la necesidad de la reconstrucción de inventarios, pero sin que llegue a ser de gran intensidad.

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