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Nadal, junto a la copa de Roland Garros. EFE
FINAL

Lo extraordinario de lo cotidiano

La imagen de Rafa Nadal abrazado a la Copa de los Mosqueteros refleja la felicidad y el sufrimiento pasado de una persona que ha luchado años para convertir la leyenda en rutina

Manuel Sánchez

Madrid

Domingo, 10 de junio 2018, 19:15

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 La pista Philippe Chatrier lució este domingo un aspecto familiar. Camisetas de la selección española, gritos de «¡Vamos, Rafa!» y la icónica imagen del ... mallorquín levantando la copa. Una costumbre que se remonta a 2005, cuando Rafael Nadal conquistó su primer título en la arcilla de París al vencer a Mariano Puerta. En aquella ocasión, recibió el trofeo plateado de las manos de Zinedine Zidane, quien probablemente no podría imaginarse que, trece años después, estaría sentado en las gradas viendo ganar de nuevo a aquel chico de 19 años.

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