Miguel Rodrigo: «Al Sima le falta la guinda: llegar a la capital y que el Granada se vincule»

–¿Cómo ha afectado la Covid–19 al fútbol sala granadino?

–Paralizó todo. Al Sima Peligros le pilló justo cuando estaba dando síntomas de recuperación. La expectativa del club era colarse en la Copa del Rey y está moviéndose ahora para construir un equipo con garantías. Las expectativas de los equipos de Tercera son un poquito más bajas. Muchos de ellos han tomado nota de lo que hacen equipos mayores.

–¿Cómo espera la vuelta?

–Debería arrancar todo la próxima temporada. El regreso marcará cómo van a ser nuestras vidas. Especular que vamos a organizarnos para tener una pretemporada normal es, a día de hoy, imposible. Espero que para finales de agosto y septiembre esté todo normalizado.

–¿Qué escenario se presenta?

–Es muy difícil programar. Esta campaña ya está perdida. En lo que afecta a los equipos granadinos, será complicado resolver algunas situaciones de ascenso a todos los niveles de Tercera y de Segunda B, con el Sima. Pero, claro, tampoco se puede descartar, porque esta crisis tan brutal espanta patrocinios y ayudas municipales, y podría haber vacantes. Debemos planificar en muchísimos escenarios.

–¿Qué le parece la resolución de la Federación Española?

–Nunca iba a contentar a todo el mundo; es imposible hacerlo. En esta situación, lo más correcto es tomar la que contente a más equipos, o la que enfade a menos gente, y creo que esta lo es.

–El Sima se quedó sin ascenso.

–Es una pena porque tenía mucha ilusión. Había cambiado esa inercia de resultados y podía hacer un esprint final. Están tratando de construir una franquicia que, definitivamente, les permita afrontar una Segunda división. Granada demostró en el partido de Copa que puede tener una masa de espectadores fieles. Son importantes dos cosas: acercarse a la capital y que, de alguna manera, el Granada Club de Fútbol colaborase. Lo que quieren no implica ningún coste, es solamente a nivel nominal y de ropa.

–¿Qué le falta a su proyecto?

–Le falta colocar la guinda. Está más que comprobado que, con lo que tiene, no puede, pensando además que, cada año, le mangan al jugador que es bueno. Con lo que se puede fichar, que es ofreciendo algo de dinero y trabajo, faltaría básicamente que se incrementase el presupuesto. Si todos los años haces esa posición, es que has tocado tu techo.

–¿Por qué no arraiga el fútbol sala en Granada?

–En el fútbol, los fieles se quejan a veces de que la gente iba en Primera pero no en Segunda. En fútbol sala es más de lo mismo. La familia Murado puso mucho dinero por este deporte. La negligencia de un concejal y un alcalde hizo que no se le diese salida a un División de Honor en el Palacio de los Deportes. Eso enfadó a la familia Murado, aunque también tiene su parte de culpa. Si Sima viene a la capital, se vincula el Granada y sube a Segunda, atrae. Es la regla de siempre.

–¿Cómo se puede frenar la fuga de talentos de la provincia?

–Los sueños que tienen los jugadores de ser profesionales hace que al final sea imposible agarrarlos. Si aquí te pueden dar alguna ayudita, te pueden proporcionar trabajo o te pagan algo de estudios, pero fueran te pagan lo mismo aparte de un salario, es imposible quedarse, salvo que te una algo muy grande a tu tierra. Sima ofrece trabajo, aunque el coronavirus puede cambiar todo, porque van a fallar patrocinios, habrá poco dinero y seguramente, como antes, que te ofrezcan un trabajo será muy preciado.

–¿Granada reúne los factores para tener un club profesional?

–Sí, aunque el actual proyecto tiene limitaciones. No hay una gran familia económica detrás; hay un buen patrocinio, pero para dar el salto definitivo necesitas que suceda como ocurrió con la familia Murado, que metió 400.000 ó 500.000 euros en una franquicia de Segunda. Eso es muy complicado, de ahí mi lamento. Sima está tratando de encontrar más recursos. Además, desde el área social están trabajando muchísimo por fidelizar la marca, pero es necesario saltar a Segunda.

–En otros países, el fútbol sala es básico en la formación.

–Sí, sobre todo en Brasil. Yo me dediqué a estudiarlo y, efectivamente, es así. Yo abogo muchísimo por el fútbol sala como el primer paso del futbolista; luego, pasar a fútbol 7 o fútbol 8 y, por último, a fútbol 11. Sería una progresión lógica. Para mí, es uncrimen deportivo ver a prebenjamines y benjamines jugar al fútbol 7.

–Los entrenos reducidos en fútbol obligaron a adoptar sistemas de trabajo del fútbol sala.

–Sí. Las correcciones que hacen los entrenadores de fútbol en espacios reducidos se diferencian mucho de las que haría un buen técnico de fútbol sala. Nosotros estamos acostumbrados a ser un bisturí de las microsituaciones, a cuidar muchísimo los detalles técnicos y tácticos individuales. A ellos les pasan desapercibidos. Yo abogo siempre por que incluyan en sus cuerpos técnicos alguna persona de fútbol sala.

–¿Puede el fútbol importar conceptos del fútbol sala?

–Montones. Es el momento justo para incorporar aspectos del fútbol sala, no sólo técnicos, sino de táctica individual y colectiva en grupos de dos o de tres. Hay una riqueza brutal en la elaboración y finalización de contenidos de fútbol sala que podrían ser aplicados en el fútbol.